Nacid@s tal día como hoy…14 de mayo: George Lucas, Cate Blanchett y James B. Clark

Área de Cine y Audiovisual

Información complementaria a los ciclos del Área de Cine y Audiovisual (Cineclub universitario / Aula de cine) de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Universidad de Granada.
Nacid@s tal día como hoy es una sección en la que, a partir de los natalicios diarios de personalidades del mundo del cine (o del mundo de la cultura que hayan tenido presencia de algún modo en la gran pantalla), hablaremos sobre sus trayectorias profesionales, prestando especial atención a aquellas de sus obras que hayan pasado por la pantalla del CineClub.
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Presentación

El productor y director GEORGE LUCAS, la actriz australiana CATE BLANCHETT y el montador del cine clásico norteamericano JAMES B. CLARK forman el trío de figuras que recordamos hoy.

George Lucas (1944)

De todos es bien sabido que la figura del productor, director y  guionista GEORGE LUCAS (1944) ocupa un lugar destacado en la Historia del Cine -y muy especialmente en el realizado durante las cuatro últimas décadas- como creador de la ya mítica saga de «La Guerra de las Galaxias» (1977). Con el film que daba título a esta serie Lucas volvía, en las postrimerías de los setenta, al estilo del viejo cine de Hollywood, tanto desde un cierto clasicismo narrativo –que el cine de los sesenta y primeros setenta se había esforzado en demoler- como desde el lado del espectáculo, con ese gusto por la fantasía, por ese despego de la cotidianidad tan querido de las obras surgidas en la «fábrica de sueños» durante sus mejores épocas, y que la evolución de este arte en las dos décadas citadas parecía haber  olvidado casi definitivamente. Como también es de dominio público, Lucas pergeñó un argumento en la mejor tradición folletinesca –repleto de  conflictos familiares y de identidad-, lo aderezó con algunos de los elementos fundamentales de los principales géneros del Hollywood clásico –aventuras caballerescas, western, cine bélico sección combates aéreos- y lo recubrió con los ropajes visuales y la jerga de la ciencia ficción  más avanzada, aquella nacida de la onda expansiva retardada que había producido la mítica «2001» de Kubrick y cuyos efectos en la ciencia  ficción cinematográfica se sentían ahora mucho más que cuando se estrenó en 1968. (Prueba de ello es que del mismo año del film de Lucas es la imprescindible «Encuentros en la Tercera Fase» del maestro Steven Spielberg, también deudora de la película de Kubrick). Con todo esto  Lucas daba al séptimo arte no sólo una de sus obras maestras sino también uno de los títulos que más iban a influir en las siguientes  generaciones de espectadores-directores. Pero además mostraba ya la que, aún hoy, sigue siendo su mejor cualidad como cineasta: su capacidad para imaginar mundos fantásticos y darles entidad sobre la pantalla. Una capacidad que hace olvidar las debilidades de las que pecan algunas de las películas por él dirigidas.

Poco podemos decir aquí que no se sepa o se ha haya contado ya de este cineasta que hoy cumple 76 años -al final de esta entrada tenéis un enlace a un completo documental sobre su carrera-; a lo sumo una rápida enumeración de sus créditos. Productor de las seis primeras partes de esa saga galáctica y director, en orden cronológico de estreno, de la primera, la inaugural e, insistimos, la mejor junto con la segunda, dirigida por Irvin Kerhsner: por mucho que los defensores de lo que ahora se ha dado en llamar «Universo Star Wars» se empeñen, y den vueltas y más vueltas sobre los vericuetos de la saga, personajes y demás zarandajas, las películas «La guerra de las galaxias» y «El  imperio contraataca» son buenas, muy buenas, porque son dos excelentes narraciones cinematográficas atendiendo al uso que en ellas se hace del lenguaje del cine; la tercera, «El retorno del Jedi», prevista inicialmente para ser dirigida por Steven Spielberg y que, por problemas  con el sindicato de directores, acabó realizando el correcto Richard Marquand, es una buena película, con momentos extraordinarios. En cuanto a la cuarta, quinta y sexta partes, también dirigidas por Lucas, son simples «artefactos» de limitado interés que, a lo sumo, y atendiendo a momentos aislados, van de menos a más.

A parte de ésta su gran creación, Lucas ha producido para su gran amigo Steven Spielberg, la saga de «Indiana Jones» (y su ampliación en serie de televisión: la muy agradable «Las aventuras del Joven Indiana Jones«) y que pudimos ver completa, en octubre de 2016, en la segunda parte dedicada a su director dentro de MAESTROS DEL CINE CONTEMPORÁNEO VII,  coincidiendo con el 70 cumpleaños de éste y el 35 aniversario del estreno de la inicial y magistral «En busca del arca perdida».

Además, los créditos de Lucas como productor abarcan obras tan  diferentes como la excelente «Fuego en el cuerpo», la correcta «Willow»,  la notable «Mishima», la atractiva «Dentro del laberinto», la fallida «Howard, un nuevo héroe», la magnífica «Tucker«o la impactante «Powaqqatsi«.

Pero volviendo a sus escasos trabajo como realizador, habría que recordar su agradable recreación de la América de su adolescencia, la de  los 60, en «American Graffiti«y, sobre todo, su opera prima, reelaboración y ampliación de su cortometraje «Laberinto electrónico THX 1138 4EB«convertido en su primer largo, la irregular pero tremendamente atractiva «THX 1138«, otro ejemplo más de esas piedras preciosas, imperfectas pero sumamente atrayentes, que atesora el cine de ciencia ficción norteamericano de los años 70, como ya comentamos el otro día a propósito de Saul Bass y su «Phase IV», y que como ésta vimos en abril 2002 en el ciclo NATUALEZAS: LOS  ENTORNOS DEL SER HUMANO.

«THX 1138» es un extraño film distópico, argumentalmente elaborado a partir de una inteligente y brillante fusión de elementos extraídos,  entre otras, de tres de las novelas distópicas clásicas más importantes: “1984” (1984, 1949) de George Orwell , “Un mundo feliz” (Brave New  World, 1932) de Aldous Huxley  y, en menor medida, “Nosotros” (My, 1924) de Yevgueni Zamiatin (sociedades futuras totalitarias; vigilancia del ciudadano; el sexo como algo delictivo; sometimiento del individuo mediante el uso de drogas o la televisión; reducción del mismo a un simple número; total alienación del ser humano al que se le niega su individualidad diferenciadora, quedando transformado en masa, uniformada y uniforme, etc.). Todo este «fondo» es convertido por Lucas en brillantes formas expresivas visuales y sonoras que palían, en parte, el mínimo hilo narrativo del film  –un individuo se rebela contra esa sociedad y escapa de ella- y sobre todo su notoria falta de progresión dramática (a este detalle no es ajeno el hecho de que el origen de este largometraje sea ese corto). Sin embargo, estas deficiencias en la construcción de la película en absoluto pueden hacernos olvidar su impresionante destreza plástica para documentar –ya que más bien parece eso, una especie de documental- cómo puede llegar a ser la vida en el siglo XXV. La presencia obsesiva de lo racional, tanto en la imagen como en el sonido, por medio de números o de códigos de letras y cifras –el mismo nombre del protagonista, THX 1138, lo es-; el peso visual y auditivo que en la pantalla tienen las máquinas, con todos sus sonidos y zumbidos, y que afecta incluso a la voz humana, convertida aquí en una especie de gorjeo distorsionado y metalizado; y la no menos obsesiva presencia de todo tipo de pantallas y artefactos para captar y reproducir imágenes –cámaras de vigilancia de los trabajadores, telepantallas, cámaras-armario en los cuartos de baño, etc- serían sólo tres ejemplos de cómo el cineasta nos introduce en esa tenebrosa y  pesadillesca sociedad futura. Una sociedad que nada tiene que ver con esa otra, idealizada, que aparece en los primeros minutos del film, ligada a fragmentos de un serial de «Buck Rogers»: una tan brillante como anticuada muestra del concepto de ciencia ficción que se tenía en el viejo Hollywood y que con «2001» se comenzó a desplazar. Lucas, con «THX 1138», parece querer continuar por el mismo camino -aunque no olvidemos que será él mismo quien recupere parte de esa mirada “naïf” en «La Guerra de las Galaxias»-. Todo lo que de oscuro hay en el corazón de esa sociedad retratada, resulta aumentado por su limpio, brillante y pulido aspecto exterior. En este mundo sin pelo y sin olores, domina el  blanco reflectante, un blanco hiriente a la vista que abarca pasillos, laboratorios, casas e incluso vestidos, y cuya máxima expresión -y prodigiosa muestra de “imagen símbolo” del film- es la cárcel blanca de invisibles paredes, posiblemente una de las imágenes más angustiosas que ha dado el cine contemporáneo. Esa blancura, que transmite vacío, el vacío de una sociedad deshumanizada, está además subrayada por el uso  del formato scope y por el tipo de encuadre utilizado. Lucas filma a veces la figura humana constreñida, como aprisionada, encarcelada en un lateral del encuadre, mientras que el resto está dominado por la nada, por el vacío. Otras veces, mediante el empleo de planos muy abiertos, las figuras de los protagonistas quedan disueltas, difuminadas en medio de una cegadora blancura que parece no tener límites. Hay otros aciertos en esta película como la inquietud que producen tanto las figuras de los policías-robots como las de esos largos pasillos y escaleras por los que  deambulan seres humanos no menos robotizados –una imagen que por cierto vuelve a aparecer al principio de «Gattaca«, pero tendría su origen en los robotizados trabajadores de la fundacional «Metrópolis», o esa amarga ironía que provocan las imágenes de los mecanizados “confesionarios” del Estado. En resumen y a pesar de sus deficiencias, «THX 1138» puede ser una obra muy a tener en cuenta y a rescatar del olvido en la filmografía de Lucas.

Un breve repaso a los primeros años de la carrera de GEORGE LUCAS.

Un completísimo documental de 90 minutos sobre toda su trayectoria. v.o.s.e.

LABERINTO ELECTRÓNICO THX 1138 4EB. Cortometraje completo. v.o.

Fragmentos de TXX 1138.

El rodaje de THX 1138. v.o.s.inglés.

Cate Blanchett (1969)

Australiana, natural de Melbourne, CATE BLANCHETT (1969), que hoy cumple 51 años, es muy posiblemente una de las actrices más  brillantes y versátiles de la generación de intérpretes surgida en el final de siglo. Salvando las distancias de edad y filmografía, Blanchett  se parece mucho, por su manera de encarar sus trabajos (especial atención al uso de la voz y los acentos) o de seleccionarlos (en esto  quizás es algo menos exigente), al magnífico Daniel Day-Lewis. Con una carrera más prolífica que éste, Blanchett se ha movido con  enorme soltura, en estos 30 años de trayectoria profesional, entre el «gran» cine y el «pequeño» cine -hablamos, por supuesto, en términos de presupuestos, no de calidad-, logrando, por ejemplo, un premio en Venecia y una nominación al Óscar por un film tan singular como «I’m not there» dando vida, de manera admirable, a un trasunto de Bob Dylan, para de inmediato meterse, de forma no menos brillante y desinhibida, en la piel  de una malvada agente soviética en la cuarta entrega de la saga de «Indiana Jones», del tandem Lucas-Spielberg, «Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal«. En CineClub la hemos podido ver, además de en ésta, en sendos trabajos, brillantes ambos, con dos sobresalientes autores del cine norteamericano del nuevo siglo: con David Fincher en «El extraño caso de Benjamin Button» y con Wes Anderson en «Life Aquatic«. Blanchett ha hecho suyos personajes tan diferentes, y en producciones tan alejadas entre sí, como la «reina Isabel I de Inglaterra» en «Elisabeth«y «Elisabeth, la edad de oro» (por ambos films nominada al Óscar), o «Galadriel» en la saga de «El Señor de los Anillos«. Ha trabajado para González Iñárritu en la interesante «Babel» (su última presencia en CineClub hasta la fecha); con Scorsese, dando vida a la mítica Katharine Hepburn y ganando su primer Óscar, en la solvente «El aviador«; de nuevo con Todd Haynes, tras «I’m not there», en la irregular «Carol» (otra nominación); o con Woody Allen, logrando su segundo Óscar, primero como actriz principal, en la aceptable «Blue Jasmine«. También la encontramos en superproducciones de discutible calidad como «Robin Hood» y «Thor: Ragnarok», o en producciones más de tipo medio, algunas tampoco muy logradas aunque curiosas, como «Desapariciones«y «El buen alemán«, y otras bastantes más entonadas como las notables «Monuments men«o el «El talento de Mr. Ripley«. En cualquier caso y sea cual sea el nivel de calidad del film en el que la encontremos, su trabajo interpretativo resalta siempre de forma manifiesta.

Breve recorrido por la carrera de CATE BLANCHETT.

Su especial trabajo con las voces de sus personajes.

I’M NOT THERE.

INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL.

EL AVIADOR.

Óscar a mejor actriz de reparto por EL AVIADOR.

BLUE JASMINE.

Óscar a mejor actriz principal por BLUE JASMINE.

CAROL.

ELISABETH.

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.

Cierre: James B. Clark (1908-2000)

Nos despedimos hoy con un veterano profesional del arte del montaje, el también director JAMES B. CLARK (1908-2000), nacido un día como hoy hace 112 años en Stillwater (Minnesota), y vinculado en la mayoría de sus trabajos a films producidos por la 20th  Century Fox. Este nexo contractual a un estudio, como personal fijo del mismo, hace que el trabajo de Clark abarque la mayoría de los géneros  cinematográficos y se haya hecho patente en la filmografía de un número bien variopinto de directores del Hollywood clásico. Clark trabajó para cineastas tan conocidos como el maestro John Ford, para quien edita la  magistral «¡Qué verde era mi valle!» (marzo 2007, NATURALEZAS VI: TIERRA & FUEGO, y marzo 2014, MAESTROS DEL CINE CLÁSICO VII: JOHN FORD 2ª parte), en la que será su única  candidatura al Óscar, y la divertidísima y desconocida «!Bill, qué grande eres!«; u otros maestros como Joseph Leo Mankiewicz en las magníficas «El mundo de George Appley«y «Operación Cicerón» (octubre 2011, MÚSICA DE…BERNARD HERRMANN en el centenario de su nacimiento); Howard Hawks en la genial «La novia era él«, o Leo McCarey en la magistral «Tú y yo«; o con los soberbios Samuel Fuller, en el estupendo «noir» «La casa de bambú» (mayo 2009, (RE)DESCUBRIR EL CINE DE GÉNERO II: EL CINE NEGRO), y Henry Hathaway, uno de los directores para quien más trabaja, en las magníficas «El jardín del diablo» (western), «A 23 pasos de Baker Street» (thriller) y «Rommel, el zorro del desierto» (biográfico-bélica), ésta última con una de las mejores interpretaciones del gran James Mason (también protagonista de la citada «Operación Cicerón») a quien mañana viernes recordaremos en el 111 aniversario de su nacimiento, y film que cerrará, como homenaje tanto a él como a  Clark, el programa triple que hemos preparado para la 10ª sesión de CINECLUB/AULA DE CINE LES PRESENTA.

Pero también encontramos a James B. Clark en trabajos de cineastas no tan famosos como los admirables William A. Wellman -el brillante western «La aventuras de Buffalo Bill«- y Richard Fleischer -es el caso de la muy atractiva cinta bélica «Los diablos del Pacífico» (marzo 2007, RICHARD FLEISCHER 2ª parte)-, o incluso poco conocidos como el siempre solvente Jean Negulesco -el poco citado pero interesante  «noir» «El parador del camino», del que hablamos a propósito de la  actriz Celeste Holm-, el ingenioso Frank Tashlin -la ácida comedia «La chica no puede remediarlo«-, o el exquisito John M. Stahl, su otro director habitual -el estupendo film bélico «El sargento inmortal«, los formidables melodramas «Las llaves del reino» y «Murallas humanas«, o esa obra maestra del melodrama «noir» que es «Que el cielo la juzgue«-.

Como director, su trabajo se centró principalmente en televisión -«Studio One», «Aventuras en el paraíso», «Batman», «El gran Chaparral», «Daniel Boone», «Lassie»-, y en largometrajes con temática de Naturaleza y Fauna, algunos tan populares como «Mi amigo Flipper«.

¡QUÉ VERDE ERA MI VALLE!

OPERACIÓN CICERÓN.

LA CASA DE BAMBÚ.

LA NOVIA ERA ÉL.

QUE EL CIELO LA JUZGUE.

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