EL TERROR DE LAS CHICAS (1961)

Área de Cine y Audiovisual

“El terror de las chicas fue mi bebé. Todo el decorado, toda la idea, todo el guión, sonido, imagen, iluminación. En lugar de micrófonos de pértiga, plantamos micrófonos alrededor del decorado. Usé 86 micrófonos, todos situados en los techos de cada habitación. Usé tres mezcladores de sonido en el set. Usé las primeras luces de cuarzo jamás utilizadas en una película. Todo estaba encajado. Nunca tuve que usar algo más que una luz de relleno en el suelo; todo estaba iluminado donde quería ir. El decorado costó alrededor de 800.000 dólares en acero (…) y se tardó 8 meses en construir. Luego, con el vestuario, sonido y micrófonos, es probable que llegase a un millón de dólares. Esto fue en 1961, ¡Dios mío! Hice  la película con menos de 3 millones. Fue el mayor decorado de interior jamás construido en Paramount. Necesitábamos dos platós para el conjunto porque había sesenta habitaciones (…) Mandé construir una grúa en Chapman Corporation de 14 metros de largo. Podía volver al corazón del plató 15, enfocando con la cámara al 16 para rodar y mover la grúa por todos lados (…) La llamaban (a la grúa) ‘El Juguete de Jerry’.”

Jerry Lewis

Presentación

El viernes, 12 de enero de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  continúa el ciclo “Un rostro en la pantalla (IV) & maestros del cine moderno (V): Jerry Lewis (in memoriam)”, con la proyección de la película «El terror de las chicas (1961)«. En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

Un film adulto: Obsesión sexual, intimidad y promiscuidad, inseguridad

El segundo film de Jerry Lewis, exteriormente, posee todas las características de un film de Hollywood: relato, colores, decorados imponentes y una completa maquinaria técnica. Pero lo que puede parecer una concesión, de hecho es una astucia. Film adulto, que se apoya en el psicoanálisis, que denuncia la obsesión sexual de América y la impotencia que de ella se desprende. Al universo cerrado del hotel en el que su personaje es criado, Lewis ha añadido dos elementos que precipitan el film del lado de lo trágico y de la locura.

En primer lugar, la colmena de chicas a la búsqueda de marido y, en segundo lugar, la mezcla de intimidad y de promiscuidad que solamente una pensión familiar puede constituir. Este equilibrio da al hotel un aspecto tranquilizador, pero esta seguridad será violada por la intrusión del público gracias a la televisión. En resumen, Lewis parece afirmar que toda América es un lugar público en el que los mirones se contemplan mutuamente, se espían, se miden con la mirada. En él es imposible estar solo. La seguridad no existe.

¿El sexo débil?

El terror de las chicas es la obra donde más claramente se manifiesta la misoginia de su autor. El personaje de Lewis es víctima de los deseos y desmanes del sexo femenino, que en el cine de Lewis distará mucho de ser el sexo débil. Desde las humillaciones que Herbert, el protagonista, sufre, pasando por las frustraciones en sus relaciones con las chicas, hasta sus intentos fallidos de fuga de la residencia, el terror de las chicas es un filme que retrata la crueldad de la actitud femenina, la imprevisibilidad, el egoísmo y la manipulación interesada de las mujeres. No pierde Lewis ocasión de mostrar sus tendencias psicoanalíticas, encarnando personalmente a la madre de Herbert, todo maquillaje, en una revisitación del complejo de Edipo que recuperará en El profesor chiflado. El terror de las chicas ofrece una variante más benévola, al considerar a la madre como un ser en el que encontrar refugio y seguridad emocional, si bien, tal y como nos muestra la propia película, esas expectativas se verán defraudadas.

Cierre

Film agresivo y subversivo, el terror de las chicas muestra a un Lewis inquietante y diabólico. Es un manifiesto de estilo más que un film de diversión que Jerry Lewis ha impuesto a América. Film sobre la iniciación, muestra la victoria de Lewis sobre los personajes y el público. Esta victoria al nivel de la intimidad no le bastará y en este camino continuara su obra de autodenuncia.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

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