La leyenda de la mansión del infierno (1973)

Área de Cine y Audiovisual / Cineclub Universitario UGR / Aula de Cine "Eugenio Martín"

   «Transcurridos más de cuarenta años desde su estreno comercial, LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO sigue gozando de una salud de hierro. Obra maestra de John Hough […] gana hoy en día a cada visionado por haberse anticipado a una imaginería visual que en su época respondía a criterios vanguardistas -en su evaluación de la puesta en escena, pero también por el uso del sonido- y por el hecho de haber extraído un partido tremendo a la escasez de elementos que estaban a disposición de una producción más bien modesta«.

Christian Aguilera

   Hacia la mansión del infierno

Celoso de su propio trabajo, Richard Matheson se plegó a un ejercicio de reescritura sobre la base de alumbrar un guión cinematográfico. Éste conocía las herramientas propias del medio, con el fin de armar un guión que favoreciera más unos desarrollos climáticos, de suspense que hacer acopio de lo explícito a través de un despliegue de violencia que impactara al espectador. Llegados a este punto, LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO casi puede catalogarse de ‘accidente’ porque escapaba de esa espiral de (ultra) violencia que inundaban numerosas producciones de la época. Para apuntalar un proyecto que nacía en sentido opuesto a ese caudal de violencia que se había instalado por igual en el cine y en la pequeña pantalla, el concurso del productor Albert Fennell (1920-1988) fue determinante. Un repaso a su filmografía da la medida del gusto de Fennell por un cine de terror que apuesta por lo sugerido frente a lo explícito. Tan sólo cabe observar Suspense (The innocents, Jack Clayton, 1961), EL DR. JEKYLL Y SU HERMANA HYDE (Dr. Jekyll & Sister Hyde, Roy Ward Baker, 1971) y LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO para apercibirse de ello.

Igualmente, otro trío de films de postín embellecen la trayectoria artística de Pamela Franklin, a la que Fennell reclutaría para la causa después de haberla tratado en el curso del rodaje de Suspense. Además de la producción que toma de partida el clásico de Henry James “Otra vuelta de tuerca”, Franklin haría alarde de su talento innato para la interpretación en A las nueve, cada noche (Our mother’s house, 1967) y un lustro más tarde en el papel de Florence Tanner en LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO. Fennell se inclinó por John Hough para que se colocara al frente del equipo de LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO. Ambos habían coincidido en el set de rodaje de la serie televisiva Los Vengadores. Mientras Hough se familiarizaba con el texto de Matheson, la Academy Pictures Corporation conformaría un reparto de lo más estimulante —Roddy McDowall, Gayle Hunnicutt y Clive Revill (partícipe en algunas de las comedias de Billy Wilder) se unían a Pamela Franklin— que tuvo su rúbrica en forma de guiño explícito a la Hammer Films.

Conociendo el detalle de sus antecedentes profesionales, Fennell reparó en Hough, entre otras consideraciones, por su labor desempeñada en calidad de técnico de sonido, en su etapa de meritoriaje para posteriormente dar el salto a la dirección de largometrajes. No en vano, el film demandaba para su engranaje creativo un trabajo de diseño de sonido de primer orden. Con este propósito se hicieron con los servicios de Delia Derbyshire y Brian Hodgson, ‘free lances’ de la música evaluada desde patrones electroacústicos en sus fases embrionarias. En ese revestimiento sonoro atonal que precisaba el film dirigido por Hough se encontraba una de las claves dispuestas a perpetuar la propia leyenda oriunda de Mahteson.

El precedente más directo de LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO se sitúa en el corazón de la producción norteamericana La casa encantada (The haunting, Robert Wise, 1963). Pero varios son los elementos diferenciales a tener en cuenta entre una y otra película. El tema del lesbianismo, que corre en paralelo a la trama principal de forma harto sutil en la película dirigida por Wise, no se prorroga en la propuesta orquestada por Hough y Fennell. Perfilada a través de una infinita paleta de grises, La casa encantada encontraría en esta emulsión una baza para favorecer su recorrido por lo insano de esa casa encantada situada en un lugar apartado de la civilización. Por el contrario, LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO toma el pulso a la emulsión en color con un propósito que contribuya a vestir un espacio pesadillesco, ilusorio, espectral… Para dar la sensación que esa casa encantada late, diseñadores de producción, director y operador –Alan Hume– muestran los distintos estados de ánimo vistiendo sus estancias ya sea de colores rojizos o dotándolos de recubrimientos asimilados dentro de la cultura gótica. Hough multiplica ese efecto de situarnos en un espacio único al colocar la cámara en posiciones imposibles. Ángulos en exagerados picados, planos cenitales, e incluso algún que otro requiebro formal que acompaña la paranoia que invade a Florence, campan a sus anchas en el film. Hough se ocupa y preocupa por extraer el máximo partido posible de los primerísimos planos de los cuatro personajes principales de la función  pero sabe tomar distancia cuando lo importante para mostrar es la misma composición espacial de la mansión. No existe tregua en ese incesante vaivén de primeros planos focalizados en las personas y planos generales para los objetos. Objetos que cobran autonomía propia guiados por poderes sobrenaturales.

Ficha Técnica

  • Año.- 1973.
  • Duración.-  95 minutos.
  • País.- Gran Bretaña.
  • Género.- Terror.
  • Título Original.- The legend of Hell House.
  • Director.- John Hough.
  • Argumento.- La novela “Hell House” (1971) de Richard Matheson.
  • Guión.- Richard Matheson.
  • Fotografía.- Alan Hume (DeLuxe).
  • Montaje.- Geoffrey Foot.
  • Música.- Brian Hodgson & Delia Derbyshire (y Dudley Simpson).
  • Productor.- Albert Fennell, Norman Herman y James H. Nicholson.
  • Producción.- Academy Pictures Corporation.
  • Intérpretes.- Pamela Franklin (Florence Tanner), Roddy McDowall (Benjamin Franklin Fischer), Clive Revill (dr. Barrett), Gayle Hunnicutt (Ann Barrett), Roland Culver (sr. Deutsch), Peter Bowles (Hanley), Michael Gough (Emeric Belasco).
  • Sinopsis.- Un multimillonario que está a punto de morir le ofrece a un físico 100.000 libras para que investigue una extraña mansión, en la que varios científicos han muerto o han perdido el juicio. Su misión será averiguar qué les sucedió y, además, analizar la posibilidad de que exista vida después de la muerte. El físico contará con la ayuda de su mujer, una joven parasicóloga que sobrevivió a la anterior misión científica. (FILMAFFINITY)

Apuntes y Curiosidades

  • Hell House” (1971) es el título que se sitúa como punta de lanza de las contribuciones de Matheson en el espectro de la parapsicología, de los fenómenos sobrenaturales aplicados a la literatura. A lo largo de su prolífica singladura profesional iniciada en los prolegómenos de la década de los cincuenta, Matheson abordó esta serie de fenómenos en algunos de sus relatos como “The path: a new look at reality” (1999), “Come fygures, come shadowes” (2003) y “The link” (2006), pero “Hell House” se lleva la palma en cuanto a un prestigio que ha ido forjándose en boca de la legión de fans del escritor norteamericano. Pese a que el arte de escribir le ocupaba gran parte de su jornada laboral, Richard Matheson creó su propio espacio para ir cultivando un dominio sobre determinadas materias, evaluándose el de los fenómenos parapsicológicos a modo de debilidad personal. Todo ello se tradujo en los fundamentos (para)científicos que amueblan un relato del cariz de “Hell House”.
  • Siguiendo los cánones habituales del cine de terror de la época, LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO se ciñió a un metraje estándard que rondara la hora y media de duración. La razón se debía —cuestiones presupuestarias al margen— a que si el estreno no funcionaba todo lo bien que apuntaban las estimaciones iniciales, podría gozar de una nueva vida en los programas dobles o las ‘sesiones de medianoche’. Con esta decisión, Matheson se vio forzado a amputar muchos de los bloques del libro, sobre todo aquellos dispuestos para que el lector se recreara en el conocimiento del pasado de Florence Tanner, Benjamin Franklin Fisher, Lionel Barrett y su mujer Ann, y por supuesto, el de Emeric Belasco, el morador eterno de la casa infernal. Visto que esos sacrificios hubieran podido dejar sin sentido determinadas líneas de diálogo, Matheson optaría por crear lo más parecido posible a un guión original en vez de seguir un tratamiento propio de un guión adaptado. Inclusive, la definición que hace Matheson en su libro de la médium Florence —una mujer de cuarenta y tres años, alta y pelirroja— quedaría sin efecto cuando la Academy Pictures Corporation se decidió por la contratación de Pamela Franklin que contaba por aquellas fechas con la mitad de la edad de la heroína literaria. La propuesta fílmica, por consiguiente, pretendía asegurarse que al menos uno de los personajes tuviera una edad razonada para que un sector juvenil del público empatizara con el mismo. No obstante, LA LEYENDA DE LA MANSIÓN DEL INFIERNO se adueña desde el primer fotograma de una idea bien clara en su concreción de relato vehiculado más por lo que creemos ver que en lo que, en realidad, vemos. En ese propósito de sugerir se incriminaría en cuerpo y alma Matheson para la confección del libreto.

   Fuentes: Cuaderno del Cine Club Universitario. La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.