El doctor Jekyll y su hermana Hyde (1971)

Área de Cine y Audiovisual

  “Si al empezar aparecía el logo de Hammer Films, sabíamos que sería una película muy especial (…) una experiencia sorprendente, inusual e impactante”.

Martin Scorsese

   «EL DR. JEKYLL Y SU HERMANA HYDE utiliza el decorado y el punto de vista para proponer una atrevida inversión respecto a la novela de Robert Louis Stevenson, y junto a The Vampire lovers y Las cicatrices de Drácula forman una insólita trilogía en la que los conflictos proceden explícitamente del enfrentamiento entre los sexos y de las fricciones entre los estratos sociales, por lo que el espectador se encuentra ante una visión política de los mitos del cine de terror; son films en los que se decide dar voz a los oprimidos, a los otros, ya se trate de una mujer o de un vampiro.

   […] una película incitante y excitante, densa e intensa, suntuosa y exquisita. Un film construido sobre la intrigante paradoja, la doble transgresión, científica en Jekyll y sexual en Hyde, que será abatida/rebatida, donde la materialización del mal se simboliza en la mujer como semilla de maldad -y cuya emancipación/liberación, siempre fugaz en la ficción, deviene castigada-, pero que deja al descubierto los deseos y secretos más ocultos de una sociedad hipócrita y represora«.

Carlos Losilla, “Roy Ward Baker”, en dossier “La Hammer” (1ª parte), rev. Dirigido, abril 2004.
Ramon Freixas, “Dr. Jekyll y su hermana Hyde”, en dossier “La Hammer” (1ª parte), rev. Dirigido, abril 2004.

   Variaciones ingeniosas

Desde que la novela de Robert Louis StevensonEl extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” empezó a ser pasto de los productores cinematográficos ha habido una suerte de competición no manifiesta, pero no por ello menos real, para ver quién se permite las variaciones más ingeniosas con respecto a ella: así, la pócima creada por el doctor se bebe o, en algún caso, se inyecta; Jekyll se transforma en un ser monstruoso (El hombre y la bestia, Dr. Jekyll & Mr. Hyde, John Robertson, 1920 / El hombre y el monstruo, Dr. Jekyll & Mr. Hyde, Rouben Mamoulian, 1931/ El extraño caso del Dr. Jekyll, Dr. Jekyll & Mr. Hyde, Victor Fleming, 1941) o en un galán apuesto (Las dos caras del dr. Jekyll); un dentudo y patoso profesor de universidad se convierte en un ‘crooner’ que hace parpadear de admiración a las estudiantes sesenteras (El profesor chiflado, The nutty professor, Jerry Lewis, 1963); un severo científico, al transformarse, pasea con aires de danza por las calles de París armado con un bastón (EL TESTAMENTO DEL DR. CORDELIER, Le testament du docteur Cordelier, Jean Renoir, 1959), etc. Algunos cineastas han sido conscientes de que la propuesta de Stevenson apuntaba a la dualidad congénita del ser humano, y otros no: lo que sale a la luz en Hyde es la atracción por la maldad que Jekyll guardaba celosamente dentro de sí. Faltaba la idea de que el doctor se transformara en una mujer, pero eso lo subsanó ingeniosamente en 1971 el guionista Brian Clemens haciendo que ‘su’ Jekyll (Ralph Bates) tomara un bebedizo que hiciera de él un Hyde femenino (Martine Beswick). Y, consciente sin duda de que eso no bastaba para llenar un film, la adornó con elementos extraídos de la galería de crímenes de Jack el Destripador y con los ladrones de cadáveres que proporcionaban cuerpos a los médicos para sus investigaciones: dos de los personajes de EL DR. JEKYLL Y SU HERMANA HYDE son los famosos ‘resurreccionistas’ Burke y Hare; e incluso se permite tomar de prestado algunos elementos de El fotógrafo del pánico. Con ello, Brian Clemens pretendió dar un aire de mayor complejidad al film y, de paso, aportar otra sugerencia (ficcional, claro está) para apuntar a la identidad del asesino que ejercía en las neblinosas noches de Whitechapel. En principio, tenía ganado el favor de una buena parte de los críticos por aquello de retratar la hipócrita, reprimida y represora sociedad victoriana y utilizarla de fondo para una historia de ambivalencias y transformaciones sexuales que apuntaban precisamente a esa hipocresía y a esa represión: otro personaje, el profesor Robertson (Gerald Sim), es un ‘notable’ ciudadano bienpensante que en sus ratos libres se dedica a corretear detrás de actrices y coristas. Más interesante el propio Jekyll, quien, preocupado por descubrir en su laboratorio el elixir de la vida eterna, experimenta con glándulas femeninas hasta convertirse él mismo en mujer: lo que sale de su brebaje no es ese elixir, y ni siquiera, como parece, un bebedizo para alargar la existencia, sino algo que hace aflorar su lado femenino, más llamativo todavía si se considera la indiferencia que muestra hacia las damas. ¿Se trata de homosexualidad reprimida o del nacimiento de un ser que reúne en un solo cuerpo las diferentes características de ambos sexos dentro de un paisaje humano y social donde cada uno de ellos debía someterse a cargar por costumbre, por educación, con el rol que le tocaba? Como quiera que sea, los momentos en que Hyde seduce (y asesina) a Robertson y a Howard Spencer (Lewis Fiander), aunque sin llegar a matar a éste, tienen un componente turbador cuando se recuerda que la Hyde vestida de rojo es realmente el amigo y vecino Jekyll vestido de oscuro.

Ficha Técnica

  • Año.- 1971.
  • Duración.-  97 minutos.
  • País.- Gran Bretaña.
  • Género.- Terror.
  • Título Original.- Dr. Jekyll & Sister Hyde.
  • Director.- Roy Ward Baker.
  • Argumento.- La novela “Strange case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde” (1886) de Robert Louis Stevenson.
  • Guión.- Brian Clemens.
  • Fotografía.- Norman Warwick (Technicolor).
  • Montaje.- James Needs.
  • Música.- David Whitaker.
  • Productor.- Albert Fennell y Brian Clemens.
  • Producción.- Hammer Films para EMI Film Productions.
  • Intérpretes.- Ralph Bates (dr. Henry Jekyll), Martine Beswick (Hyde), Gerald Sim (profesor Robertson), Lewis Fiander (Howard), Dorothy Alison (sra. Spencer), Susan Brodrick (Susan), Ivor Dean (Burke), Tony Calvin (Hare), Paul Whitsun-Jones (sargento Danvers), Philip Madoc (Byker).

   Apuntas y Curiosidades

  • Una buena manera de comprender la peculiar idiosincrasia del cine de Roy Ward Baker sin necesidad de ver entera su filmografía, podría ser acudir a esa escena de EL DR. JEKYLL Y SU HERMANA HYDE en la que el médico en cuestión bebe su pócima y se convierte, no en un monstruo feroz, sino en la hermosa Martine Beswick. Jekyll se acerca al espejo y contempla su nuevo cuerpo con sorpresa no exenta de lascivia. Y uno de los inquilinos de la casa, alarmado por el escándalo, irrumpe en la habitación para quedarse mudo de asombro, no se sabe si por la visión de la muchacha o por la sorpresa que le causa ver a una mujer allí donde estaba convencido de encontrar a un hombre. En cualquier caso, sucede lo que menos esperaba: ha estado a punto de entrar en la estancia de una fémina semidesnuda, una transgresión social y sexual que jamás se hubiera permitido en circunstancias normales. Mientras Jekyll se descubre fascinado por su propio cuerpo, ese pobre hombre empieza a preguntarse si él mismo no será, en realidad, un pervertido.
  • La hermana Hyde (la turbadora Martine Beswick), retribuida como viuda (negra, cual vamp depredadora, o femme fatale de la estirpe del cine negro), presentada como su hermana por Jekyll, librepensadora, emprendedora y bien municionada sexualmente. Seductora total: vestida de rojo para matar y desnuda para copular. Una mujer “malditamente bella” (en palabras del asombrado Howard Spencer, Lewis Fiander), promiscua y abiertamente beligerante. Su actitud cuestiona la prisión en que vive la mujer de su época, rehén de la (re)presión victoriana . Una mujer con mente de hombre que ni odia su cuerpo ni vacila en usarlo para su beneficio. A partir de este instante, el combate de Jekyll para preservar su identidad frente a la pujanza de su doble femenino es continuo, incapaz empero de domeñar una metamorfosis que se le escapa de las manos y de la mente, hasta llegar al espléndido final en que perseguido por la policía, inculpado por la matanza de las prostitutas, se encarama a la cornisa de un edificio, pasa delante de una cristalera, verifica su cambio y se precipita a la calle, ante una masa chillona y sorprendida, y contemplamos su rostro mitad Jekyll, mitad Hyde mientras arde su testamento.

   Fuentes: Cuaderno del Cine Club Universitario. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.