TRRR | Nada I

Pieza 3

 

 

Nada I es el título de la instalación  que tienes ante ti. Creada por Álvaro Escalona y por mí, es una de las obras más particulares de esta exposición. 

Está realizada con una técnica mixta que aúna tecnología y tradición. Esta pieza se compone de un arpa de piano desnuda situada sobre una base de madera con láminas de cera de panal de abeja. En ella, encontramos cuatro altavoces vibrátiles y una esfera de obsidiana encajada en el hueco redondo del arpa. Su forma redondeada recuerda a los círculos negros de las partituras gráficas y contrasta con las formas cristalinas de la obsidiana de la obra “Shhh…”

Los altavoces vibrátiles dan vida a la obra, permitiendo que pueda volver a hacer sonar, esta vez no las notas de un piano, sino las reinterpretaciones de diferentes obras clásicas que originalmente eran para este instrumento, ahora creadas con electrónica. Podremos escuchar los sonidos de esas piezas y a su vez las resonancias y vibraciones de las propias cuerdas del piano que, desguazado, recuerda a una gran caja de música abierta en la sala. 

Cierra los ojos e inspira, las láminas de cera de panal de abeja sobre las que descansa toda la pieza desprenden un característico olor dulzón que invade la sala. El olfato, el sentido más primigenio, nos permite conectar directamente con nuestra memoria emocional. Así pues, estamos  ante una pieza multisensorial. 


Lectura Fácil

Esta obra se llama Nada Uno. 
La hicieron Álvaro Escalona y David Escalona.
Es una de las obras más especiales de esta exposición.
Usa diferentes materiales.
 La obra tiene un arpa de piano puesta sobre una base de madera con láminas de cera de abeja.
En el arpa, hay cuatro altavoces que pueden vibrar y una bola de cristal oscuro en un hueco redondo. 
Las formas redondas de la obra nos hacen pensar en los círculos negros que a veces vemos en las partituras de música. 
Los altavoces hacen que la obra produzca sonidos. 
No son sonidos de piano normales. Son versiones nuevas de música hechas con música electrónica. Cuando cierras los ojos y respiras, puedes oler el aroma dulce de la cera de abeja. 
Este olor puede hacerte recordar cosas porque el olfato está muy conectado con nuestras emociones. 
Esta obra es una experiencia para muchos sentidos.