Prohibida. No estrenada hasta 1977.
Crítica aparecida en la revista “Dirigido por” (mayo de 1975), ¡seis años después! del estreno en el resto del mundo de COWBOY DE MEDIANOCHE
(…) Esos seis años más parecen haber perjudicado que beneficiado al film, ya que superada la euforia que produjo en su día la concesión al mismo de tres oscars hollywoodianos, (…) hoy se aprecia cierta superficialidad con que dicho tema está tratado, aunque esto no va a representar en absoluto un obstáculo para su éxito comercial. (…) A Schlesinger parece habérsele escapado de las manos: (…) pretendiendo determinar el motivo del comportamiento, la mentalidad o el débil carácter del cowboy, nos vuelve en cortos flashbacks a escenas de su infancia, que si bien denotan una infancia nada envidiable, no son lo suficientemente elocuentes como para justificar el comportamiento y aspiraciones del protagonista, con lo cual el tema propuesto queda desaprovechado (…).
John Schlesinger recrea su cámara en un Nueva York de barrio bajo, mostrándonos los aspectos más desoladores y grotescos del mismo, prostitutas, invertidos sexuales, drogadictos y vividores se entremezclan y confunden en la amplia galería de tipos que pueblan el ambiente encontrado por ese provinciano e ignorante cowboy que con aspiraciones de vividor llega a Nueva York. Es precisamente esa recreación ambiental lo mejor. El shock que produce en la mente de niño grande, de ese cowboy, encontrarse perdido en una gran ciudad ante la indiferencia total de la gente que le rodea, una indiferencia que no solo es hacia él sino un comportamiento colectivo de desinterés hacia los demás (…). Todo esto es narrado con un especial tono de ternura y humor al mismo tiempo, evitando caer en sentimentalismos, pero evitando también mostrar a los personajes groseramente, haciendo que se nos antojen idiotas, ignorantes o simples desgraciados antes que viciosos o de mala condición. Quizá es también esta especie de respeto por los personajes lo que le lleva a terminar el film de un modo tan cándido como convencional, liberando al personaje de sus ideas y aspiraciones pasadas y haciendo que comience una nueva vida. (…) La dirección de actores es sin duda algo que Schlesinger domina perfectamente, y ello queda sobradamente demostrado con la interpretación que hacen sus dos protagonistas.
(…) COWBOY DE MEDIANOCHE es un film de cinéfilo, con constantes referencias al mundo del cine, u homenajes como ahora se les suele llamar, al cual se le puede reprochar su falta de profundización en un tema que en un principio parecía ser el tema principal del mismo pero que pasa después a ser un simple factor dentro de un ambiente (…).
Texto (extractos):
Irene Muñoz, “Cowboy de medianoche”, rev. Dirigido, mayo 1975