(…) Los parques enrejados, las pistas de baloncesto agrietadas y los foros destinados para las apuestas ilegales, ya forman parte del patrimonio escénico de los films que reflejan la realidad social norteamericana. (…) El caso de Ángela (Natalie Wood) pone en evidencia la situación de la sanidad pública en los suburbios de Nueva York, y los dispositivos substitutorios no pueden ser más precarios: una asistente sanitaria que ejerce como doctora, una habitación deshabitada, unas condiciones higiénicas paupérrimas, unos utensilios obsoletos, etc. Mulligan, un hombre que casi siempre se ha mostrado como un excelente director de actrices, extrae toda la sensibilidad, madurez y firmeza de Ángela Rosini, hija de inmigrantes italianos que viven en un pequeño rincón de Brooklyn. La primera parte de la película consigue transmitir un cierto idealismo y una loable verosimilitud con una economía de planos encomiable (…).
Texto (extractos):
Christian Aguilera,
La generación de la televisión. La conciencia liberal del cine americano,
editorial 2001, 2000