EL ZURDO (1958)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación

Hoy Martes, 26 de Septiembre de 2017, a las 21:00 horas, en Sala Máxima del Espacio V Centenario (Antigua Facultad de Medicina en Av. de Madrid), se inicia el ciclo «Maestros del cine moderno (IV): Arthur Penn» con la película El zurdo (1958), en versión original en inglés con subtítulos en español. La entrada es libre hasta completar aforo.

El zurdo (1958): Un western exacerbado

Partiendo del telefilm The death of Billy the Kid, escrito por Gore Vidal, dirigido por Robert Mulligan para “The Philco Television Playhouse” y emitido el 24 de julio de 1955, Arthur Penn aborda con El zurdo, “un film del Oeste”. Pero esta, su obra primera para la gran pantalla, tiene una serie de características que hace que llamara mucho la atención en Europa. Lo cierto es que se trataba de un western exacerbado, donde la psicología de los personajes determinaba la acción, y quizá el hecho de ser un western tímidamente homosexual, contribuyó a que lo defendieran los críticos parisinos, aunque no fuera más que por lo insólito de este planteamiento.

Fuentes de este western

Las fuentes de Penn hay que buscarlas en la existencia de una leyenda que se superpone sobre la realidad -un mes después de la muerte de Billy se publicó en Nueva York un relato absolutamente fantástico sobre su vida que llevaba por título “La historia de un fuera de la ley que mató a un hombre por cada año de su vida”-, y Penn hizo que el personaje de Moultrie (Hurd Hatfield) le llevara a Billy, mientras se encuentra en la cárcel, una publicación neoyorquina en la que se relata su historia -la mitología clásica-. Hay pues muchas posibilidades de leer El zurdo como una recreación de Orestes en el Oeste y el psicoanálisis.

El zurdo (1958): La desmitificación de Billy el Niño

Clara y confusa a la vez, o más bien total y sobrecogedora, así aparecía la desmitificación de Billy el Niño realizada por Arthur Penn en El zurdo, uno de los más bellos westerns de la Historia del Cine. La claridad es la de la constatación crítica y la nebulosidad, la del profundo inconsciente del héroe, auténtico caso patológico que hizo caer al mito más abajo de lo que nunca había estado.

Fue preciso esperar cerca de treinta años para que la historia del joven zurdo fuese contada en la versión que parece ser, si no la más irrefutable, al menos la que ilustra mejor la auténtica personalidad de este asesino adolescente.

Preocupado por desembarazar a BilIy de su aura romántica, Penn comenzaba por devolverle su verdadera talla histórica, la de un epifenómeno alrededor del cual la leyenda había bordado su seductora trama. En consecuencia, no existía ningún enternecimiento lagrimoso y fácil respecto a su desgraciada juventud. La historia de Billy fue la de una crisis de crecimiento, y Penn quiso conferir las características psicológicas de un recién nacido a este adolescente paradójicamente demasido viejo ya para su edad.

Billy quiere pasar de esta comprensión visceral del medio ambiente que es todavía la suya a una aprehensión más austera de la compleja realidad. Pero su violencia interiorizada le hace juzgar toda idea a imagen de su sensibilidad salvaje y felina. Y éste es el punto de partida del drama de Billy. Animalesco es el término conveniente para describir el comportamiento de este joven lobo que posee de las fieras la inquietante agilidad del cuerpo y la mirada, una traspasando a los hombres y a las cosas en lo más profundo de su realidad física antes de que el otro desencadene su acto criminal. He aquí un ser en el que la acción precede a la reflexión, cuando hay reflexión, y esto aparece de un modo muy claro en la óptica exageradamente simplificadora de Billy.

Billy se encontrará progresivamente sumergido en un proceso de violencia del que irá perdiendo gradualmente el control y al que acabará por sucumbir.

El Zurdo (1958): Búsqueda desenfrenada de La muerte

Las características constantes de Billy serán, pues, una inestabilidad innata con base autodestructiva, un encanto posesivo (permanente necesidad de ser amado y admirado), una exuberancia animal que Penn define a lo largo de numerosas escenas, de las cuales algunas fueron improvisadas sobro el plató. Al igual que Jesse James, Billy provoca lo irreparable sin pestañear, llevando las situaciones hasta el límite de lo sostenible, con un masoquismo furioso y evidente, pero desgraciadamente para él no tiene hermano mayor y protector sobre el que descargar sus fantasmas y del que esperar un apoyo físico y moral. Detrás de este exceso de valentía desesperada se esconde realmente el profundo deseo de acabar con todo, de consagrar la ruptura con el mundo de la única manera verdaderamente irremediable: La muerte. Pues, pensándolo bien, toda la película de Penn nos muestra a Billy en una búsqueda desenfrenada de la muerte, búsqueda motivada por un profundo sentimiento de insatisfacción, de inadaptación al orden social y moral existente y reforzada por el terror a la soledad.

Conclusión

Rompiendo completamente con el mito del héroe del western y del bandido bueno, Billy se revelaba, pues, archivulnerable moralmente, sexualmente inestable, es decir, indefinido y, sobre todo, consciente de sus fallos, de su imperfección, sentimiento que le conducía a querer recomenzar cien veces su vida. Y a fracasar siempre. El deseo de autodestrucción y el miedo al mundo de los adultos, unidos a un profundo masoquismo, debían triunfar finalmente, obligando a BilIy a romper todo, incluido él mismo. Al término de la búsqueda del amor y de la muerte, Billy llevaba el autocastigo hasta provocar voluntaria y teatralmente su muerte. La saga de BilIy, tratada así por Penn, adquiría eminentemente resonancias freudianas, y este deseo demostrativo condujo, entre otras cosas, a dar una versión del final del asesino adolescente muy diferente de la realidad. Poco importaba conocer las circunstancias exactas de la muerte de Billy; lo importante era el camino moral seguido por el personaje, las implicaciones sociopsicológicas que se desprendían de ello y las consecuencias que estas últimas aportaban.

 

   Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Universidad de Granada.