Frenesí (1972)

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FRANCOIS TRUFFAUT: Hace algunos años las audacias cinematográficas -erotismo, violencia, política- llegaban de la producción europea. Hoy, el cine americano ha sobrepasado a Europa en la insolencia y la libertad de expresión. ¿Qué cree usted?
ALFRED HITCHCOCK: Lo veo consecuencia del clima moral y de la razón de vivir que imperan en los Estados Unidos. Consecuencia de los acontecimientos también que hacen evolucionar a los cineastas y al público, pero el cine americano aborda los aspectos sociales y políticos desde hace mucho tiempo. Además, sin atraer a demasiados espectadores.

[…] FT: Según su concepción, ¿una película debe hacer pensar en la pintura, en la literatura o en la música?
AH: Lo esencial es motivar al público y la emoción nace de la manera en cómo se cuenta la historia, de la manera en que están yuxtapuestas las secuencias. Tengo entonces la impresión de ser un director de orquesta, un sonido de trompeta que corresponde a un plano mayor y a un plano distante que sugiere una orquesta tocando en sordina; delante de bellos paisajes, y utilizando colores y luces yo soy como un pintor. En cambio, desconfío de la literatura: de un buen libro no sale necesariamente una buena película.
[…] FT: Hace algunos años la vida cotidiana era banal y lo extraordinario estaba en las películas. Hoy, lo extraordinario está en la vida: los secuestros políticos, los secuestros de aviones, los escándalos, los asesinatos de jefes de estado… ¿Cómo puede un director de películas de suspense y espionaje competir con la vida en 1972?
AH: Nunca un reportaje sobre un acontecimiento cualquiera en un periódico cualquiera causará tanto impacto como una película. Las catástrofes sólo les ocurren a los otros, a gentes que uno no conoce. Una pantalla nos hace entrar en conocimiento inmediatamente del asesino con su víctima, por lo cual usted va a estremecerse porque se ha convertido en alguien a sus ojos. Accidentes de automóvil hay miles todos los días. Si su hermano es víctima, entonces eso comienza a interesarle. Un héroe de cine debe convertirse en nuestro hermano o nuestro enemigo si la película está conseguida. […]

François Truffaut, El cine según Hitchcock, Alianza Editorial, 1983.

 El más amargo film de Hitchcock: Una negra y maligna visión de la humanidad

En el Londres de nuestros días, un maníaco sexual estrangula mujeres con la ayuda de una corbata. A los quince minutos, Hitchcock nos revela la identidad de este asesino, al cual nos había hecho conocer desde la segunda secuencia del relato. Un segundo personaje, aquí seguimos la historia, va a ser acusado de estos asesinatos, será reencontrado, perseguido, arrestado y condenado: le veremos durante una hora y media debatirse a la manera de una mosca presa en una tela de áraña. FRENESÍ es la combinación de dos tipos de películas: aquellas en las que Hitchcock nos invita a seguir el itinerario de un asesino: La sombra de una duda (Shadow of a doubt, 1943), Pánico en la escena (Stage fright, 1950), Crimen perfecto (Dial M for Murder, 1954), Psicosis (1960) y esas en las que describe los tormentos de un inocente perseguido: 39 escalones (The 39 steps, 1935), Yo confieso (I confess, 1953), Falso culpable (The wrong man, 1956), Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959).

 FRENESÍ, el más amargo film de Alfred Hitchcock junto con Topaz, contiene varios relatos simultáneos y continuamente puestos en tensión unos con otros, sin que por ello se desequilibre su casi asombrosa armonía: uno gira en torno a la soledad humana en las grandes urbes, otro consiste en el retrato de un asesino con cierto componente edípico, otro apunta al reverso grotesco de personajes y situaciones, hay espacio para el tratamiento cruel de las relaciones matrimoniales y de amistad, y no faltan incluso los apuntes políticos tratados con un tono paródico que los hace más próximos a Cortina rasgada (Torn curtain, 1966) que a Topaz (sólo en ese aspecto: en FRENESÍ, las sonrisas envenenan los labios).

Todo ello en el marco de un Londres presentado de manera triunfal en unos extraordinarios planos aéreos de apertura sobre el Támesis, y a los sones de una irónica partitura del siempre brillante Ron Goodwin, una ciudad donde no cuesta demasiado encontrar cadáveres de mujeres desnudas y con las corbatas ceñidas a sus gargantas con las que les ha arrebatado la vida, bien sea flotando en las aguas del río (justo en el momento en que una autoridad local glosa la labor de limpieza de las aguas del Támesis…), en sus propios puestos de trabajo, o incluso cayéndose a la calzada, metido en una bolsa de patatas, por la portezuela trasera y mal cerrada de un camión. FRENESÍ, justo es recordarlo, una de las grandes obras maestras de un cineasta cuya filmografía anda sobrada de ellas, expone con más ferocidad que nunca el punto de vista cruel, descarnado y sin concesiones que Hitchcock tenía sobre la condición humana y su incurable estupidez. Todo ello en el marco de un relato de intriga plagado de humor negro, cinismo y, casi casi, desesperación ante un mundo que solo parece merecer burla y desprecio.

Lo que subyace tras la brillantísima factura de FRENESÍ es la mirada amarga, escéptica y desencantada de un artista que, en el ocaso de su carrera y de su propia existencia, no creía en la bondad humana y, ni mucho menos, en la eficacia de las instituciones públicas destinadas a erradicar la maldad (la policía y los así llamados tribunales de justicia), y que nos brindó una negra y maligna visión de la humanidad.

Ficha Técnica

  • Año.- 1972.
  • Duración.-  116 minutos.
  • País.- Gran Bretaña.
  • Género.- Intriga.
  • Título Original.- Frenzy.
  • Director.- Alfred Hitchcock.
  • Argumento.- La novela “Goodbye Piccadilly, Farewell Leicester Square” (1966) de Arthur La Bern.
  • Guión.- Anthony Shaffer.
  • Fotografía.- Gilbert Taylor (Technicolor).
  • Montaje.- John Jimpson.
  • Música.- Ron Goodwin.
  • Productor.- Alfred Hitchcock.
  • Producción.- Universal.
  • Intérpretes.- Jon Finch (Richard Blaney), Barry Foster (Bob Rusk), Alec McCowen (inspector Oxford), Barbara Leigh-Hunt (Brenda Blaney), Bernard Cribbins (Forsythe), Anna Massey (Babs Milligan), Vivien Merchant (sra. Oxford), Billie Whitelaw (Hetty Porter), Jean Marsh (la secretaria de Brenda), Elsie Randolph (Glad), Rita Webb (sra. Rusk).

   Fuentes: Cuaderno del Cine Club Universitario. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.