(…) El estilo conciso y realista de Carver y su interés por el análisis del comportamiento humano sedujeron rápidamente a Altman. La posibilidad de reunir en una misma película diferentes historias de Carver le ofrecía la posibilidad de sofisticar más si cabe sus experimentos de combinatoria dramática. En esta ocasión, al contrario de Nashville, el interés de Altman no se centra en la superficialidad de una sociedad que tiende a convertir cualquiera de sus manifestaciones en términos de bienes de mercado, sino en como la forma en la que esta sociedad está organizada termina por afectar a sus integrantes que, acosados por la obligación del éxito, cultivan en su interior la frustración de una vida anodina. (…) Si algo destaca de VIDAS CRUZADAS es el complejo trabajo de Robert Altman y Frank Barhydt Jr. a la hora de ensamblar las historias de Carver. Se utilizan nueve relatos cortos y un poema seleccionados de cuatro antologías del escritor. (…)
(…) Una de las pautas de VIDAS CRUZADAS es la catarsis como vía de escape de las tensiones emocionales. La mayoría de los personajes retienen en su interior una profunda frustración por la mediocridad de sus existencias, casi todas ellas marcadas por trabajos extraños que no responden a las expectativas que debieron tener en el pasado (vendedor, limpiadores de piscinas, payasos, pasteleros, telefonistas de una línea eróticas, chóferes de limusinas…) e incluso aquellos que han tenido éxito (el presentador de televisión) sufren golpe de lo inesperado, de la tragedia. (…). El director consigue materializar el universo de Carver de una manera irreprochable, incluso para los más acérrimos defensores del escritor, a la vez que propone un discurso cinematográfico independiente del referente literario. Los textos de Carver ofrecen al cineasta un punto de partida muy superior a los esbozos dramáticos que configuraban las situaciones de Nashville (…).
(…) A la hora de materializar este ingente material dramático Altman utiliza varios recursos propios de su particular gramática. En primer lugar destacan las hábiles transiciones que conducen al espectador de un personaje a otro. Los encuentros y desencuentros entre los personajes, muchos de ellos centrados en cuatro escenarios principales (la pastelería de Bitkower; el local de jazz donde canta Tess Trainer; el restaurante donde trabaja Doreen; el par de chalets adosados donde viven Ann y Howard, Tess y su hija Zoe, donde limpia las piscinas Jerry…) se muestran siempre verosímiles, nunca forzados por imposición del guion. Las transiciones pueden ser sonoras (Altman suele mantener la música de una escena anterior varios segundos después de haberse trasladado a otra de las historias) o ideas que se repiten una y otra vez. (…) A parte de este tratamiento visual, Altman vuelve a recurrir a una serie de comentarios insertos en la narración que le ayudan a ensamblar las piezas del puzzle. Aquí son tres (dejando a un lado las constantes apelaciones a los monitores de televisión), todos ellos ausente en los textos de Carver: la plaga de moscas del mediterráneo, la historia (musical) de Tess y Zoe Trainer y el terremoto que clausura el film. (…)
(…) Inmediatamente después de su estreno VIDAS CRUZADAS obtiene el reconocimiento unánime de la crítica que rápidamente la califica como una de las obras maestras de la filmografía altmaniana. (…) Con el tiempo, la película ha ido acumulando el suficiente prestigio para que ahora aparezca como la obra maestra más absoluta de su autor, y una de las mejores películas de la década de los 90, cuya influencia se ha extendido además a numerosos títulos posteriores que han imitado su peculiar narrativa coral. (…)
(…) VIDAS CRUZADAS es una de las películas más brillantes de la filmografía de su director y que materializa como ninguna de ellas una de las máximas más singulares del cine de Altman, que podría ser resumida, como recitaba la camioneta electoral que surcaba las calles de Nashville: “todos estamos involucrados, lo sepamos o no, lo queramos o no”. (…).
Texto (extractos):
José Manuel & Francisco Javier González-Fierro Santos,
Robert Altman, el independiente de Hollywood, Arkadin Ed., 2006