“(…) Me encanta esta película. De todas las comedias musicales que he rodado quizás no es la mejor, pero es la que me gusta más. Lo que me gustó más fue hacer una película sobre un fotógrafo, sobre la fotografía. (…) Me sumergí en UNA CARA CON ÁNGEL con gran placer y fui un gran amigo de Richard Avedon. (…) Avedon jugó un gran papel en la colaboración plástica de la película. No sobre el plano de las ideas: el ballet en la habitación negra no es de él por ejemplo. Pero sí sobre el de la atmósfera, que es tan dramático como visual. Nos dio una gran cantidad de detalles sobre los fotógrafos de moda, ya que queríamos encontrar la verdadera atmósfera de la alta costura, tomar el contrapié de las habituales descripciones hollywoodenses. (…) UNA CARA CON ÁNGEL habla de esa chica que cree que tiene que ser seria y cambiar el mundo y la película dice que no, que hay placer en el color y el baile y la música y en comer y en vivir y en mirar objetos que son hermosos en sí mismos. En todo eso hay alegría y placer. De eso se trata y no puedes encontrar a nadie que represente todo eso mejor que Fred Astaire (…), no trata de una chica intelectual que se convierte en modelo, sino de alguien que le abre los ojos a la alegría de vivir (…). Audrey Hepburn era un sueño hecho realidad. (…) Nunca había habido nada como ella en el cine, era una especie de criatura mágica a la que tuve la suerte de convencer para que trabajara en algunas de mis películas. En papeles muy diferentes, pero siempre perfecta (…).
(…) UNA CARA CON ÁNGEL reúne por primera vez para Donen a una de sus parejas mágicas. Marca el reencuentro, en la segunda y última colaboración de Donen, con el mejor bailarín de la Historia del Cine – aunque no el más afín a su concepción del género-, Fred Astaire. Y la primera con Audrey Hepburn como protagonista femenina. Si a ellos sumamos la presencia de la veterana y magnífica Kay Thompson, la música de George Gershwin y el que la productora no fuese la Metro, UNA CARA CON ÁNGEL resulta un musical muy diferente de los anteriores, más sofisticado, menos cómico, más cercano a la “alta comedia”, más elegante y menos dinámico. Por todo ello, no parece extraño que al año siguiente Donen comenzara a dirigir comedias no musicales, aunque enfocadas desde una perspectiva musical. (…) UNA CARA CON ÁNGEL mostrará a Donen en su quintaesencia: el film que no se puede contar, sino que hay que ver. (…)Posee otra demostración de la fuerza o la personalidad de Donen como director: aunque la estética del film está asesorada por Richard Avedon, el film en sí es totalmente de Donen: clima, estilización, refinamiento, lo irónico-romántico. (…) Entre las muchas novedades que aportó UNA CARA CON ÁNGEL estaba una elegante secuencia de créditos que no interfieren con la historia pero que establecen bien el clima, el tono y el estilo visual de la película: fotografías típicas de modelos para revistas de modas. (…) La tentación de enumerar momentos en UNA CARA CON ÁNGEL solo es detenida por la conciencia de saber que es absolutamente imposible acercarse con palabras a la magia del rostro de Hepburn, a la magia de las canciones y los bailes, a la magia de ese film único de cuya unicidad es ella una de las principales cómplices. (…).
Texto (extractos): Juan Carlos Frugone, Stanley Donen…Y no fueron tan felices, Semana Internacional de Cine de Valladolid, 1989. Quim Casas, Entrevista con Stanley Donen, rev. Dirigido, noviembre 1989. Juan Tejero & José I. Cuenca, Audrey Hepburn, cara de ángel, T & B, 1998.