(…) Es difícil escribir críticas individuales sobre la obra de Buster Keaton. La obra del autor es una colección de éxitos constantes que se caracteriza por un estilo cómico distintivo. Separar cada película para analizarla, solo para llegar a la misma conclusión, parece un esfuerzo inútil. No obstante, cada película es de una calidad tan inconmensurable y despierta tal emoción y alegría al verla, que cada una de ellas merece un reconocimiento individual.
(…)Aunque hoy en día está considerada una de sus grandes películas y contiene algunas de las escenas más recordadas de su carrera, Keaton no sentía especial simpatía por SIETE OCASIONES: el autor llegó incluso a intentar retirar el negativo de los archivos y, por lo tanto, evitar preservarlo. Es un hecho extraño que se repite en el caso del maestro de la comedia moderna Woody Allen, que deseaba destruir Manhattan. Quizás Keaton, al igual que Allen, consideraba que su obra en particular no estaba a la altura de las expectativas. (…) El motivo es que era una de las pocas obras realizadas en su edad de oro cuyo tema no fue escogido por él mismo sino impuesto por su productor Joe Schenck. En aquella época Keaton, al igual que sus compañeros de profesión Harold Lloyd y Charles Chaplin, gozaba del privilegio de poder producir sus películas de forma totalmente independiente. Por ello, el privilegiado Keaton se sintió molesto cuando su productor le comunicó que había comprado los derechos de una obra de teatro para que la adaptara sin pedirle permiso o consejo. Desde el punto de vista de Keaton la obra era floja y, lo peor de todo, se basaba en un tipo de humor totalmente diferente al suyo. Un mal cineasta habría salido del paso como buenamente pudiera con una obra aceptable, un genio como Keaton consiguió sacar de ese ahí una gran película con una estrategia infalible: ignorar por completo el material de partida y llevar la obra a su terreno. (…)
(…) SIETE OCASIONES es una película con dos mitades muy distintas. La primera mitad da rienda suelta al talento cómico de Keaton, muy infrautilizado. Keaton, un especialista talentoso y aparentemente invencible conocido por sus peligrosas caídas, también posee un talento para las sutilezas exquisitas. (…) Es la que bebe directamente de la obra original, narrando los infructuosos intentos por parte de Jimmy de encontrar una mujer dispuesta a casarse con él. (…) En un bonito prólogo de cuatro brevísimas escenas rodadas en la cerca de madera a la entrada de la casa de Mary Jones, como cuatro estampillas, se nos explica que Jimmy está enamorado hasta las trancas de la tal Mary (interpretada por Ruth Dwyer), pero pasan verano, otoño, invierno y primavera, el cachorro de Mary se convierte en un enorme gran danés, pero Jimmy nunca se atreve a declararse. (…) Esta introducción, en cuanto a creación de lenguaje cinematográfico, vale oro y, además, posee la curiosidad -y el acierto- de estar rodada en una técnica incipiente del technicolor. Es toda una lección de cómo adaptar un material ñoño y cursi a algo natural y divertido, aparte de la economía narrativa que supone luego haber entendido esa escena para seguir el resto de la acción de la película. (…) El humor de esta parte se haya, simplemente, en las diferentes formas como es rechazado o humillado, como su intento infructuoso de declararse en un campo de golf ante la mirada de los jugadores. El mejor instante es seguramente cuando su amigo intercede por él e intenta convencer a una joven de las cualidades de Jimmy, pero ésta se cree que el hombre del que está hablando es el anciano abogado. El plano que dedica Keaton entonces al abogado, que no sabe qué está sucediendo, es uno de los mejores momentos de esta primera parte del film.
(…) La segunda mitad es puro Keaton, con una de las persecuciones más grandiosas y espectaculares. (…) La secuencia más memorable de la película y gracias a la cual ha pasado a la historia llega cuando Keaton y su equipo de guionistas deciden desviarse por completo de la obra original (que seguía por unos derroteros más típicos) y llevarla al terreno que tan bien conocían del slapstick. El socio de Jimmy pone un anuncio en el periódico que atrae a cientos de mujeres vestidas de novia para casarse con el futuro millonario. Pero como Jimmy descubre que su novia ha accedido a casarse con él, abandona la iglesia para acudir a casa de ella antes de las siete perseguido por todas las novias furiosas. Este tipo de finales tan espectaculares eran muy habituales en el slapstick. Esta memorable y frenética persecución, que ya tenía algunos precedentes en el cine de los orígenes, se convirtió en una de las escenas más emblemáticas del slapstick que además hizo las delicias de todos los artistas surrealistas que adoraban el universo tan imprevisible de Keaton. Es en esta secuencia donde podemos ver al mejor Keaton, que exprime al máximo las posibilidades de una premisa tan espectacular con numerosos gags en que de nuevo vuelve a poner a prueba su físico (recordemos que jamás usaba dobles para las secuencias de riesgo).
(…) Una de las costumbres habituales en la época del slapstick era exhibir el film ante el público y, posteriormente, realizar cambios dependiendo de sus reacciones. Esta actitud que hoy en día nos parecería contraproducente por anteponer el criterio del público al del artista era vista como algo normal y lógico: los cómicos slapstick no dejaban de ser artistas de vodevil, y como tales estaban acostumbrados a adaptar sus números a la reacción de la audiencia, de forma que durante una gira iban refinando y mejorando su espectáculo. Fue gracias a esa costumbre que Keaton ideó una última escena cómica para SIETE OCASIONES. (…) El rodaje se había iniciado en enero de 1925 y tres meses más tarde la película ya estaba estrenada en cines. Keaton había pensado terminarla con un fundido de él mismo aún perseguido por la turbamulta de mujeres. No se le ocurría nada mejor. Sin embargo, en uno de los pases previos notó que durante la persecución la gente se rio más en cierto momento en que no había ningún gag. Volviendo a mirar la escena descubrió el motivo de la risa: en la escena en que Jimmy huía ladera abajo una piedra entró accidentalmente en el plano tras él. Keaton pensó entonces que si una piedra hacía gracia, un desprendimiento de cientos de piedras encantaría al público. Y acertó. Supone el último gran gag de la película (…) Keaton mandó que se hicieran 150 rocas de papel maché y alambre de varios tamaños, incluso algunas de hasta 2,5 metros de diámetro para esa secuencia, que no es solo una de las más memorables de la película sino que podría ir en cualquier antología de escenas geniales del cine mudo, por su dinamismo, creatividad y visualización surrealista (…).
(…) SIETE OCASIONES no solo es una divertida comedia, sino una muestra de cómo un genio consiguió partir de un material poco apropiado para él y transformarlo para extraer una de las obras más conocidas de su carrera (…).
Texto (extractos):
https://elgabinetedeldoctormabuse.com
Joaquín López-Toscano, https://perspectivaginpahit.wordpress.com
https://1001filmodyssey.wordpress.com
José Ignacio Hernández
Pianista y matemático. Comenzó estudiando con artistas de la talla de, Edward Simon, David Kikoski. Fue en Nueva York, donde trabajó por un largo tiempo con el reconocido pianista Bruce Barth y el gran maestro Barry Harris. En la actualidad continúa renovándose con Peter Martín, Fred Hersch y Geoffry Keezer. Habitual en la escena musical donde colabora en numerosos y variados proyectos.
Ha trabajado componiendo música para imagen, siendo pianista acompañante en más de cien películas de cine mudo, en proyectos como “CinemasCombo” y ciclos como el de la “Casa Molino Ángel Ganivet”, “Arrebatados por la Luna cuadrangular”, o “Granada Paradiso”, aparte de festivales y el CineClub Universitario de la UGR.
Entre las formaciones como colaborador, destacamos “Sense of Values Quartet”, “Amalia Chueca Dúo“, “Mimasú”, “Dizz! + Paul Stocker”, “Juan Vinuesa and The Monkeys” grabando varios discos.
Junto a Amalia Chueca, ha realizado la banda sonora de distintos documentales: “Deconstruyendo la luz” junto al Instituto de Astrofísica de Andalucía, “Upwards. Understanding planet Mars”.
Recientemente se ha presentado en TVE la serie “Territorio Gravedad” (junio 2022), serie en la que ha sido compositor de banda sonora junto a Amalia Chueca.
Junto a John Ehlis, guitarrista norteamericano ha grabado el disco, “Where the rivers meet” (2019).
Su labor didáctica también es extensa, desarrollando actualmente un proyecto concierto-pedagógico sobre la Historia del Jazz.