(…) PERDIDOS EN LA GRAN CIUDAD comienza con Peter Hammond, Jr. (Tony Curtis) despidiéndose de su padre y subiéndose a un autobús con destino a Nueva York, donde sueña con convertirse en un saxofonista famoso y de éxito en una banda de jazz. Mientras viaja desde Milwaukee hacia su destino durante los créditos iniciales de la película, disfrutamos de un montaje evocador de la carretera americana de alrededor de 1960, acompañado de una conmovedora banda sonora de jazz compuesta por Elmer Bernstein –en el film tendrá apariciones especiales los músicos de jazz Gerry Mulligan y Sam Butera-. La mayor parte de la historia se desarrolla en un pequeño apartamento de una sola habitación que Pete ofrece compartir con una bailarina de salón en desgracia llamada Peggy (Debbie Reynolds). El acuerdo es estrictamente no romántico y decisivo al principio, pero Pete y Peggy se van acercando poco a poco debido a la mala suerte y los duros golpes que ambos sufren en su lucha diaria por sobrevivir en este entorno urbano hostil. (…) Incluso para los estándares actuales, la película es inusualmente sombría, con muy pocos respiros en su claustrofóbica atmósfera, (…) una especie de “comedia romántica” pero oscura, dura, conmovedora, con risas derivadas del robo, la pobreza y la desesperación, y con Curtis y Reynolds formando un escudo defensivo a través de su relación de coqueteo y bromas ingeniosas (…).
Texto (extractos):
Christian Aguilera,
La generación de la televisión. La conciencia liberal del cine americano,
editorial 2001, 2000
