Canoa Lab es un estudio de cerámica con sede en Valencia, fundado por Raquel Vidal (Almería, 1987) y Pedro Paz (Ferrol, 1980). Ambos se conocieron mientras estudiaban en la Facultad de Bellas Artes de Granada y, tras diversas experiencias artísticas, establecieron su taller en el barrio de Ruzafa, Valencia. Su trabajo recupera técnicas tradicionales para crear piezas contemporáneas con una fuerte inspiración en la naturaleza, la arqueología y la arquitectura primitiva. Sus diseños exploran la relación entre el ser humano y la tierra, evocando objetos atemporales que parecen rescatados de antiguas civilizaciones.
Cada pieza de Canoa Lab es única y nace de un proceso artesanal minucioso. Utilizan arcillas locales, esmaltes naturales y técnicas de cocción ancestrales, como la reducción o el ahumado, que otorgan texturas orgánicas y acabados irrepetibles. Lejos de la producción en serie, su enfoque reivindica la cerámica como un arte vivo, donde la imperfección es un valor y cada objeto cuenta su propia historia.
El trabajo de Canoa Lab ha sido reconocido en el ámbito del diseño y la artesanía contemporánea, con presencia en exposiciones, ferias internacionales y colaboraciones con arquitectos, diseñadores y marcas que valoran la autenticidad de la cerámica hecha a mano. Su obra es un diálogo entre el pasado y el presente, en el que la materia y el fuego crean objetos cargados de significado.
Para el programa Ajuar recibieron el encargo específico de generar un anafre, pieza fundacional del proyecto de creación de una cocina para Casa de Porras. El anafre simboliza una forma de cocinar y calentar que estuvo profundamente arraigada en la tradición doméstica de las casas granadinas, especialmente durante los siglos XIX y principios del XX. Solía emplearse para preparar alimentos básicos como sopas, guisos o té, y también para mantener el calor en las viviendas, que frecuentemente tenían espacios abiertos y requerían fuentes de calor portátiles. En la Casa de Porras, el anafre puede considerarse un ejemplo de cómo se integraban utensilios funcionales en la vida cotidiana de los habitantes del Albaicín. Estas piezas destacan por su valor histórico y por la conexión con las influencias árabes que marcaron la arquitectura, la gastronomía y las costumbres locales. El anafre también representa la convivencia entre tradiciones andalusíes y las prácticas posteriores que configuraron la identidad cultural de Granada, siendo un testimonio tangible del pasado y una inspiración para valorar el legado de esta herencia. En este contexto, Canoa Lab realiza una relectura contemporánea del anafre, reinterpretando el objeto tradicional como una pieza de cerámica única enmarcada en su línea de investigación “Deriva”.
Para este proyecto combinan dos técnicas de construcción esenciales de su estudio. Cuerpo construido con churros: esta técnica manual permite modelar el volumen del anafre con líneas fluidas y de textura orgánica, otorgando a la pieza su lectura artesanal y conectándola con la tradición. Asas fabricadas con el torno “mal usado”: en lugar de buscar precisión o simetría con esta herramienta, utilizamos el torno de manera experimental para generar formas fragmentadas e impredecibles, que luego empleamos como asas integrándose como un contraste deliberado con la “regularidad” del cuerpo. A través de esta convivencia de técnicas celebran la imperfección y la espontaneidad, descubriendo que estos dos elementos coexisten en la narrativa del anafre tradicional cerámico y lo conectan con la propia visión de Canoa Lab a la hora de proyectar el anafre para Casa de Porras. Esta pieza podría servir como herramienta para cuestionar las fronteras entre tradición e innovación, explorando cómo los métodos artesanales pueden generar nuevos lenguajes visuales y táctiles en un contexto contemporáneo.
_
Un proyecto vinculado al programa Ajuar de Casa de Porras. Ajuar es un programa impulsado por el Área de Artes Visuales y Diseño de La Madraza en colaboración con Patrimonio UGR.