LARGA JORNADA HACIA LA NOCHE (1962, EE.UU.) 170′ v.o.s.e.

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12 noviembre 2024 | 21:00
  • Sala Máxima | Espacio V Centenario

(…) Si la hipocresía del ser humano es el “tema” que siempre aflora en prácticamente todos los films de Lumet, no resulta extraño que se sintiera tentado de llevar al cine la famosa obra de Eugene O’Neill “El largo viaje hacia la noche”, y no solo porque es una pieza magnífica, sino también porque la cuestión de la hipocresía, de las máscaras sociales, de las falsas apariencias, reluce aquí en todo su esplendor. (…) Pero también se puede descubrir otras de sus preocupaciones: la presencia de la mujer como un símbolo de fortaleza y firmeza. (…) La película es cine teatral, en el mejor sentido del término (…).

Texto (extractos):
Tomás Fernández Valentí, rev. Dirigido, marzo 2008
José Mª Latorre, rev. Dirigido, septiembre 2003

¿Cuál es el tema de LARGA JORNADA HACIA LA NOCHE? No sé de qué trata, a no ser de cuatro personajes que se reúnen y no dejan aspecto alguno de la vida sin explorar (…). Algunas veces un trabajo sigue su camino y, como en este caso, se expresa en una escritura tan maravillosa, es tan enorme, abarca tantas cosas, que un tema único no puede definirlo. (…) Muchos críticos, de modo condescendiente, la han calificado de “obra de teatro fotografiada”. Eso es fácil de decir, ya que usamos el texto de la obra original. Incluso fundíamos a negro en los finales de acto. El origen teatral se puede identificar con facilidad. No hicimos ningún esfuerzo por disimularlo. Pero los críticos fueron incapaces de fijarse en las complejas técnicas que usamos, en fotografía y montaje, uno de los mayores desafíos con que me he enfrentado. (…) Para la luz en interiores, procuré que cada personaje, dentro de lo posible, estuviera iluminado de un modo diferente (…).

(…) Si la hipocresía del ser humano es el “tema” que siempre aflora en prácticamente todos los films de Lumet, no resulta extraño que se sintiera tentado de llevar al cine la famosa obra de Eugene O’Neill “El largo viaje hacia la noche”, y no solo porque es una pieza magnífica, sino también porque la cuestión de la hipocresía, de las máscaras sociales, de las falsas apariencias, reluce aquí en todo su esplendor. (…) Pero también se puede descubrir otras de sus preocupaciones: la presencia de la mujer como un símbolo de fortaleza y firmeza. (…) La película está dividida en tres partes separadas por dos fundidos en negro equivalentes a la caída del telón. A partir de la primera entrada escénica de los personajes, la obra, que describe un día en la vida de la familia Tyrone, discurre en un ambiente asfixiante y ahonda en la tensión de las relaciones familiares en un crescendo dramático creado con maestría que se hace insoportable hasta extremos casi físicos en la escena final, muy bien rodada. El largo viaje de los Tyrone del día a la noche alcanza momentos de gran densidad dramática, potenciada por una cámara que sigue a los actores o se aproxima a ellos en los momentos que Lumet considera significativos. La película es cine teatral, en el mejor sentido del término (esto es, en el mismo sentido que lo son, salvando las distancias, Enrique V y Ricardo III, de Laurence Olivier, La huella, de Joseph L. Mankiewicz, o Doce hombres sin piedad, del propio Lumet) (…).

Texto (extractos):
Sidney Lumet, Así se hacen las películas, Rialp, 2010
Tomás Fernández Valentí, rev. Dirigido, marzo 2008
José Mª Latorre, rev. Dirigido, septiembre 2003

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