Cuerpo último

Luz Arcas

Esta pieza audiovisual se enmarca en el proyecto CUERPO ÚLTIMO: ENERGÍAS FUERA DE SÍ ideado por Luz Arcas-La Phármaco en el marco de MZV. Residencias de investigación y creación escénica, un programa de La Madraza, Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada y la Residencia Universitaria Carmen de la Victoria.

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CUERPO ÚLTIMO: ENERGÍAS FUERA DE SÍ

Luz Arcas

Llevo unos años trabajando en lo jondo como motor de movimiento interno y punto de partida para mis bailes. Es una búsqueda expresiva y experimental, desligada formalmente de cualquier tradición, pero conectada energéticamente con las expresiones de mi tierra, con el flamenco, los ritos y supersticiones, con el folclore andaluz y sus bailes y cantes del arraigo.

La jondura viene de los adentros. Es una necesidad física, de las entrañas, así de concreta. Los músculos se comprometen con los impulsos de la respiración, con el bombeo de la sangre. La forma es el milagro, lo que se invoca pero que casi nunca aparece y que está al servicio de fuerzas menos concretas, menos humanas. Lo jondo se baila desde la bajeza, desde el estómago. Me rindo a lo más cuerpo que puedo ser, a la pura materia, para que lo que está más lejos del cuerpo me acoja, me coja, se aparezca, se encarne.

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Sin embargo, después de leer los textos teosóficos de Agustina González López, influenciados por Madame Blavatsky, el hinduismo y toda la ola espirita de finales del XIX y comienzos del XX, descubrí una nueva mirada sobre lo jondo, un cambio de perspectiva en la dirección de la fuerza creativa, que ya no solo surge del interior, sino que hay que interceptar en el mundo, y que quiero investigar en este proyecto.

Agustina recoge la teoría de los siete cuerpos como esferas energéticas que van desde el apego a la materia del primer cuerpo hasta la plena liberación espiritual del último.  Es ese último cuerpo, compuesto de tres, la tríada espiritual, el que transmite el flujo creativo a la propia Agustina, a Josefa Tolrá y tantas otras espiritas que de manera disruptora se tomaron la creación por su cuenta. La materia, manos que escriben o dibujan, bocas que se articulan al servicio de mensajes de otros mundos.

La investigación puramente corporal y musical estará vinculada a lo flamenco, no tanto en sus formalismos sino como fuerza expresiva del sur, subversiva y marginal por historia y naturaleza, cuerpo, voz y fiesta del pueblo estrechamente ligada al teatro andaluz (desde Alfonso Jiménez a Salvador Távora o La Zaranda). Se dice que flamencas como La Parrala, La Mejorana, o la propia Fernanda Romero (Oración de la tierra) fueron videntes y que mantuvieron relación con los espiritas, y que Tórtola Valencia, bailarina inclasificable, tuvo incluso relación directa con Madame Blavatsky y la teosofía.

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¿Cómo abrir el cuerpo a esa influencia, cómo llevar al baile ese mecanismo antimatérico? ¿Cómo se encarna la vida sin cuerpo, como se baila fuera de sí? ¿Cómo entregar el cuerpo a mensajes de otros cuerpos que ya no están aquí? ¿Cómo hacer de este mecanismo expresivo un espacio para la libertad, para la revolución del tiempo y el espacio, de los vínculos personales? Me interesa el contenido antropológico y popular que hay detrás de estas experiencias y preguntas, más que el contenido místico o el aparato ideológico.

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