SUSPENSE

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Cartel de la película.

Año de estreno: 1961. Duración: 99 min.  
País: Gran Bretaña. Género: Terror/Intriga.

Título Orig.- The innocents. Director.- Jack Clayton. Argumento.- La novela “The turn of the screw” de Henry James. Guión.- William Archibald, Truman Capote y John Mortimer. Fotografía.- Freddie Francis (B/N – Cinemascope). Montaje.- James Clark.  
Música.- Georges Auric. Canción.- “O willow waly” de Georges Auric y Paul Dehn. Productor.- Albert Fennell y Jack Clayton. Producción.- Achilles Productions para 20th Century Fox. Intérpretes.- Deborah Kerr (miss Giddens), Michael Redgrave (el tío de los niños), Pamela Franklin (Flora), Martin Stephens (Miles), Megs Jenkins (sra. Grose), Isla Cameron (Anna), Peter Wyngarde (Quint), Clythie Jessop (miss Jessell).

Temática: Es esta otra historia, psicológica y melodramática a la vez, diabólicamente dedicada a indagar sobre los fantasmas interiores de una irreprochable “señorita” de la edad victoriana, la que la película de Clayton lleva a menudo a primer plano, dejando que las convenciones del cine de horror asuman la función de metáfora de las neurosis sexuales de una mujer inglesa demasiado bienpensante.

Valoración: 

   El encuentro entre la novela más evanescente de un escritor americano que amaba hacerse el inglés y el clasicismo del lenguaje de un director al que se considera erróneamente un precursor del free cinema británico produjo en los años sesenta una película insólita, capaz de conjugar, con el fondo del violento blanco y negro de la fotografía en scope de Freddie Francis, todo el misterio y la ambigüedad de un drama considerado por muchos uno de los éxitos más significativos del cine de fantasmas.

   Eligiendo la vía de la fidelidad absoluta al núcleo narrativo de “Otra vuelta de tuerca” de Henry James, el cuarentón Jack Clayton, que tres años atrás había obtenido un inesperado éxito internacional con Un lugar en la cumbre después de un largo período de anónimo trabajo técnico y documentalista, puso en escena una película que es, a la vez, muy respetuosa con el propio modelo literario (aunque sin convertirse nunca en una simple ilustración) y plenamente autónoma en su propio valor cinematográfico, sin necesidad de ostentar originalidad.

    Jack Clayton construyó SUSPENSE sobre el ambiguo límite que separa el género psicológico del género fantástico de terror.

   Muchas son las convenciones de horror presentes en el film: Sobre todo, los violentos contrastes de la fotografía, pero también el estremecimiento del follaje y las ventanas batidas por el viento, los violentos detalles en primer plano visual o sonoro (el nombre de Flora que resuena con la llegada de la institutriz, la flor que se deshace entre sus manos, la araña que surge de la boca de la estatua escondida entre los setos, el resonar de las voces en los corredores nocturnos, una vela que se apaga) y, todavía, las apariciones oníricas detrás de una ventana o a la orilla de un lago, el largo detenerse de la cámara sobre los ojos de los personajes, abiertos de par en par, o sobre sus rostros divididos en dos lados por la luz.

   Pero SUSPENSE no es un film declinado en el contexto de las convenciones de un solo género cinematográfico. En el fondo de ese castillo aislado en la gótica soledad de una lujuriosa campiña, lugar habitual de tantas historias de fantasmas, Clayton inserta otra historia, ya sugerida por la escritura de Henry James pero revivida ahora en la autosuficiencia de las imágenes que desfilan por la pantalla. Es una historia introducida desde los genéricos por el estremecimiento de las manos en la oscuridad o por el primerísimo plano del rostro de la protagonista, suspendido entre el dolor del recuerdo y el pasional abandono a una privadísima experiencia onanista; una historia que se devana en lentos y sinuosos movimientos de la cámara, que espían o acompañan a los movimientos de 1a institutriz Miss Giddens no sólo en sus noches de pasión con alusiones explícitamente eróticas (del péndulo que golpea mientras la voz del fantasma repite insistentemente “ámame”, al pichón muerto o el sensual beso que recibe en la boca el pequeño Miles), pero también en su deambular por el jardín y por las estancias del castillo.

   SUSPENSE es, en definitiva, una película sensual donde no existen límites de separación entre certezas e incertidumbres, y en la que destaca la ambivalencia creada a través de miradas, movimientos, objetos e iluminación: El quiosco de música, el agua del lago, las flores, las estatuas, los antiguos retratos ocultos en los desvanes derrochan belleza y sugieren abominación; Flora observa impasible cómo una araña devora a una mariposa; una cucaracha surge de la boca de una estatua; el pétalo de una rosa cae sobre un devocionario; Flora canturrea o danza en el quiosco la misma melodía que interpreta Miles al piano o que desgrana una añosa cajita de música; Miles guarda debajo de la almohada un pichón con el cuello roto (¿ha sido él quien lo ha matado o lo ha colocado allí porque lo quería mucho?).

   Jack Clayton procuró elegir la escritura visual más brillante, aproximándose en eso a lo que, según Virginia Woolf (“Granite and Rainbow”), hizo Henry James en el libro: “Si examinamos la historia sintiéndonos seguros, a la luz del día, si observamos la maestría del relato, la manera con que se alarga cada frase, con que se llena cada imagen, si vemos cómo la obscenidad y la belleza, entremezcladas, se insinúan hasta las profundidades, es preciso admitir que algo, no obstante, queda inexplicado. Debemos reconocer que James ha vencido. Ese viejo gentleman cortés, refinado, sentimental, puede hacer que todavía sintamos miedo a la oscuridad”.

Fuente de Información: Fichero del AULA DE CINE/CINE CLUB UNIVERSITARIO. Universidad de Granada. Con fines divulgativos.

Trailer de «The innocents (1961)«.