Entrevista a Júlia Cantó Oliver

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Entrevista a Júlia Cantó Oliver (Pinoso, Alicante, 1994) por motivo de su exposición ¼ en la Sala Alta de la Sala de Exposiciones del PTS (Granada)

Entrevistadores: Javier Iáñez y Enrique Res

¿Qué opinas sobre el panorama artístico actual?

Está bastante vivo. Creo que hay una oferta bastante amplia y muy interesante, sobre todo en Granada. Estos dos últimos años he visto que la gente en la facultad está a tope, y eso es algo que mola mucho. Creo que hay mucho diálogo.

¿Influye Internet de alguna forma en tu proceso? ¿De qué forma?

Creo que si influye es porque rehúyo un poco de ello. No me gusta nada trabajar con aparatos electrónicos ni con nada que tenga que ver con una máquina. Creo que por eso huyo bastante. Internet me parece una herramienta útil de búsqueda e inspiración, claro, pero creo que mi obra no se “introduce” en Internet.

Cuéntanos cómo es tu proceso creativo.

Creo que es bastante sensorial, porque cuando empiezo a trabajar lo primero que tengo en la mente es el material; no parto de una imagen, ni de querer representar algo ni de pensar

«quiero hacer esto», sino que, a partir del material, voy investigando y voy creando. No creo que haya un principio ni un final en el proceso, nunca doy por terminada una pieza. De hecho, creo que muchas de las piezas que hay en la exposición variarán cuando termine.

En esta exposición tanto Alejandro de Pablo como tú trabajáis una especie de neo-bricolaje, dando especial prioridad a la madera. También se aprecia notablemente el proceso basado en el do it yourself. En estos últimos años hemos podido vivir un resurgir de estas tendencias, ¿a qué crees que se debe? ¿Qué significado o importancia tiene para tu obra?

Voy a empezar por la segunda pregunta. Para mí tiene especial importancia porque desde pequeña he estado muy involucrada en el ambiente del bricolaje, de lo reciclado, lo natural, porque mi padre trabaja en un ecoparque, un punto limpio. En mi casa la mayoría de los muebles son, por así decirlo, reciclados o recuperados. Es algo que siempre me ha acompañado. Últimamente lo siento como algo muy íntimo, me conecta mucho con mi día a día, con mi espacio, el entorno que habito. Hay muebles también comprados en la casa, claro, pero no es para nada lo mismo. Y sí, veo que el panorama artístico se nutre ahora de nuevo de esta corriente. Imagino que se debe al estado en el que se vive, la decisión de ahorrar. Por ejemplo, otra experiencia vital es que todos mis compañeros de piso en Granada tenían los cuartos amueblados con objetos como cajas de madera de frutas. Me decían «tía, hay en el contenedor unas sillas, vamos a por ellas». Creo que ha dado mucha vitalidad a la escena; al compartir piso de esa forma en Granada, lo veo algo muy normal.

La elección de esta suerte de bricolaje no responde entonces a una tendencia actual sino a motivos personales, de cómo te has relacionado con el objeto, la forma de hacer los muebles y por la experiencia con tu padre.

Si, no creo que sea algo meramente «estético». Es algo así como un “modo de vida”.

Claro, no deja de ser un reflejo de tu ámbito doméstico. Tu obra, en gran sentido, refleja ese ámbito doméstico y tu forma de relacionarte en ese tipo de ecosistema. Que se vea reflejado es algo inevitable.

Yo creo que en la exposición hay piezas que tienen un recorrido: hay algunas que son meramente útiles, y otras que sí que son algo más «estéticas».

Vamos a centrarnos en tu obra de forma más personal. Aunque tu obra no deja de lado las relaciones personales, se centra mucho en el objeto y lo inerte. ¿Cuándo empezaste a darle importancia al mueble y al objeto cotidiano? ¿Cuál fue el detonante para fijarte en todo esto?

Todo empezó cuando me fui de Erasmus. Un día me encontré una silla en la calle, y no pude dejarla ahí, la tuve que subir a casa. Le quité el asiento y le hice uno nuevo. Después me dije «voy a pintarla», y re-pinté las caras que se veían de frente, las pinté de color. Fue justo ahí cuando me di cuenta. Al salir de casa de mis padres, descubrí esa necesidad de identificarme con lo que me rodeaba en mi nueva casa, mi nuevo hogar.

Es como una necesidad de cuidarlo, de cura. Te dedicaste a pintarlo, a cambiar el asiento… No deja de ser una forma de darle una nueva vida, de recuperar aquello que estaba ahí olvidado en la calle.

Creo que el principal motor de mi trabajo es el cuidado.

Esto que has comentado habla mucho del vínculo que estableces con los objetos. ¿Qué tipo de relación tienes con el objeto? ¿Cómo ha sido tu forma de relacionarte con los objetos de la exposición?

Creo que, como bien habla Javier en el texto del catálogo, mi relación con los objetos es bastante epidérmica (¡Ay, qué forma más abstracta de explicar las cosas!). Porque, obviamente, yo me relaciono porque tengo un “flechazo” con ese mueble, con ese ser, y es entonces cuando establezco una relación de pulirlo, limarlo, de cuidarlo. A veces, me gusta dejar visible la impronta del tiempo. Por ejemplo, la pieza que contiene los frascos con aceites esenciales de lavanda (titulada Centro) es una reconstrucción de un mueble, pero he querido mantener algunas partes originales del antiguo, dejarlas tal y como estaban. Creo que cuando cuido, lo hago dejando constancia de que también hay algo del pasado.

¿Y qué tipo de relación crees que tienen los objetos entre sí?

Creo que tienen bastante relación, porque no dejan de ser cosas que te encontrarías en una casa. Perfectamente podrían servir para decorar un espacio y dotarlo de una nueva identidad.

Tus piezas (y la exposición en general) tienen un marcado carácter autobiográfico, ¿es inevitable o es intencionado?

Creo que es inevitable. Intento ser lo más sincera posible, es el principal impulso que me sale a la hora de trabajar. Luego, muchas veces lo reflexiono y le pregunto a alguien su opinión. A veces sí que me da miedo mostrarme mucho, pero luego intento darle una vuelta para que no muestre tanto y para mí pierde completamente el sentido. Yo prefiero ser sincera y dejar la obra tal y como queda.

Siempre da un poco de miedo proyectarse en exceso en una obra, ¿no?

Claro, da miedo la mirada, la impresión que pueden tener de tí.

No deja de ser una proyección personal que uno hace sobre un objeto que la gente va a mirar y pensar. ¿Crees que esa suerte de confesión enmascarada es una forma de mostrarte o es una forma de esconderte?

Creo que todo depende también de los ojos que miran. No creo que lo que digo sea tan explícito, ni que alguien venga y me pregunte «oye, ¿y esto?¿Qué has querido decir?». Creo que sí que hay una parte de sutileza que deja un margen para que el espectador pueda interpretar lo que quiera. También juego con los títulos de las obras para darles como un camino más. Por lo tanto, es una forma de esconderme.

En este sentido, tus piezas remiten a la producción de Félix González-Torres, con un carácter completamente personal, autobiográfico, muy hermético. Los títulos eran una forma tanto de despistar al espectador como para invitarlo a seguir una pista personal del significado. Esta ambivalencia es muy interesante. Vemos que tú tampoco te mueves en un único plano, te gusta moverte por la zona gris. Y, al igual que ocurre con González-Torres, tu obra invita a una evidente reflexión sobre lo público y lo privado. ¿Qué son para tí estos dos ámbitos?

Últimamente considero que lo privado ha ganado o ha perdido mucha importancia, depende de cómo lo mires. Si consideras algo beneficioso que lo vea mucha gente, y no como una pérdida, entonces ha ganado. Es algo muy relativo. Pero para mí, lo privado ha perdido. Lo íntimo ya se ha banalizado, pero lo público creo que ha tomado fuerza. Actualmente hay una fuerte reivindicación por lo público.Y eso me parece algo muy positivo.

Creemos que estos dos ámbitos tienen un marcado carácter político. ¿Hay un mínimo discurso político en tu obra?

Sí, sí. Completamente. El proyecto no hubiese sido para nada así si no hubiésemos estado en el momento vital en el que nos encontramos. Así que sí, totalmente. Las relaciones personales se ven muy afectadas por lo político.

Hay autores contemporáneos como Boris Groys que afirman que actualmente es imposible hacer un arte sin ser político, todo arte es político hoy. En este caso, tus obras no dejan de ser una materialización de esa politización inevitable del arte.

Más allá del discurso de las relaciones humanas y objetuales, ahora creo también que se trata de una reflexión sobre cómo nos relacionamos, cómo nos invita el panorama político a relacionarlos con el objeto. Y esto es por una clara cuestión económica; es decir, abaratar los precios de muebles, de objetos de la casa, es político.

Podríamos hacer preguntas durante horas, pero queremos terminar con una pregunta algo más diferente. A los dos nos parece importante conocer qué música estás escuchando últimamente y si crees que influye de algún modo en tu producción.

¡Uf! Es que en temas de música soy bastante dispar. Hay veces que tengo momentos de escuchar una canción en bucle, o escuchar la radio, que no deja de ser música. (Se queda callada unos segundos mientras piensa). ¡Buf! Es que…

También puedes decir que no es relevante en tu proceso. No te preocupes, tampoco tiene que serlo.

Ya, ya. No, pues creo que no. Relevante no es. (Vuelve a quedarse un rato pensativa). Soy un poco dispar, no sé si he contestado correctamente a las preguntas (lo dice riendo).

No, no, todo lo contrario. No nos parece inteligente posicionarse tanto, creemos que es mejor tener ideas y líneas de investigación más eclécticas. No significa que seas dispersa. Sencillamente se mueve, fluye. No es algo que se quede en un punto fijo. Como has dicho anteriormente, una obra nunca está terminada. Estas piezas luego posiblemente tengan otra vida, otra evolución.

Yo creo que mi obra tiene vida, no la concibo como algo inerte. Es algo que va a ir evolucionando. Cuando hago piezas, como estoy obsesionada con el concepto de “la casa”, pienso en el espacio donde va a estar. Es un cabo del que tirar el proyecto, lo veo como algo que no ha terminado.

Una forma muy inteligente y abierta de aproximarse a la obra de arte, a la investigación artística y al proceso creativo.

Puede ser. Si es interesante o no, no lo sé. Pero a mí es lo que me da la vida.

Muchas gracias Júlia por tu tiempo, por tus palabras, por tus propuestas y, sobre todo, por tu exposición. Esperamos que sea leve el COVID-19, y que pase cuanto antes para abrir de nuevo tu exposición y que la gente pueda disfrutarla.

Muchas gracias a vosotros. Esperemos que sea breve, sí. Breve y productivo.

Entrevista realizada el 17 de marzo de 2020, vía Skype.