LA BESTIA HUMANA

Publicado el 12 febrero, 2013

Fecha y Hora: MARTES 12. 21’30 h. Entrada libre (hasta completar aforo).Lugar: Salón de Actos de la E.T.S. de Ingeniería de Edificación.

MAESTROS DEL CINE CLÁSICO VI: JEAN RENOIR (2ª parte). Centro de Cultura Contemporánea Cine Club. Universidad de Granada.  

Vídeo de Filmoteca, Temas de Cine – Copete “La Bestia Humana”

Año de estreno: 1938. Duración: 100 min. 
País: Francia. Género: Drama.

Cartel de la película.

Título Orig.- La bête humaine. Director.- Jean Renoir. Argumento.- La novela homónima (1889) de Émile Zola. Guión.- Jean Renoir. Fotografía.- Curt Courant & Claude Renoir (B/N). Montaje.- Marguerite Renoir & Suzanne de Troye. Música.- Joseph Kosma. Canción.- “Le petit coeur de Ninon”. Productor.- Robert & Raymond Hakim. Producción.- Paris Film Production. Intérpretes.- Jean Gabin (Jacques Lantier), Simone Simon (Séverine), Fernand Ledoux (Roubaud), Julien Carette (Pecquex), Blanchette Brunoy (Flore), Gérard Landry (Dauvergne), Jenny Hélia (Philoméne), Jean Renoir (Cabuche). v.o.s.e.
 
Música de sala: Fuego en el cuerpo (Body heat, 1981) de Lawrence Kasdan.  Banda sonora original de John Barry.

 Temática:

 “Adaptación de “La bestia humana” (1889), de Émile Zola (1840-1902), cuyo guión firmó Renoir en solitario introduciendo respecto al original literario dos importantes modificaciones: una, de orden cronológico, situando la acción del relato en época contemporánea, y otra, de índole tonal, movido por el deseo de conservar el aspecto poético de la novela en detrimento de su naturalismo. El cineasta había declarado en diferentes ocasiones que “no es siendo realista como se tienen las mayores oportunidades de captar la realidad” y que “todo gran arte es abstracto”, cosa que a simple vista parece chocar con el talante naturalista y, en ocasiones, también socialista de la literatura de Zola. Mas como reconocen los especialistas literarios Pierre Brunel, Robert Jouanny y Robert Horville, “la obra narrativa de Zola, a pesar de su complejidad y diversidad, tiene una gran unidad, un verdadero sistema estructural: ese inventario de la sociedad, organizado a partir de un árbol genealógico que afirma la importancia de las relaciones de parentesco y de herencia biológica. La unidad del conjunto proviene, igualmente, del lenguaje simbólico que sustenta la narración y que hace intervenir a grandes arquetipos tales como la tierra, la máquina, el animal, el dinero, el fuego, etc. (…) Lejos de ser una reproducción impersonal de la realidad, la escritura naturalista es, más bien, una forma particular de la estética de la verdad”.

Imagen de la película.

   En este sentido, LA BESTIA HUMANA, de Renoir, se erige en una ejemplar traslación a la pantalla tanto de la obra como, sobre todo, del espíritu de Zola, sin por ello dejar de ser una genuina creación cinematográfica. En todo momento, Renoir juega, como Zola, con la baza del realismo, pero en realidad su intención no es esencialmente naturalista, sino que busca reflejar simbólicamente una serie de turbulentas emociones. Resulta ejemplar, desde este punto de vista, la célebre secuencia de apertura, en la que Jacques Lantier (Jean Gabin) y su compañero Pecqueux (Julien Carette), de profesión ferroviarios, conducen una locomotora de carbón hasta llegar a su destino; abundan en estas primeras imágenes de corte documental abundantes planos tomados desde diversos puntos subjetivos de la propia locomotora, es decir, con las cámaras sujetadas en lugares estratégicos de una máquina de tren real; ello, unido a una pista de sonido carente de música y en la que resuena, atronador, el ruido de la maquinaria, contribuye a crear una sensación más bien turbadora, pese a manejar elementos estrictamente realistas. Ese viaje frenético y sin artificios por el tendido férreo en travelling subjetivo -que se diría un precedente del no menos extraordinario periplo por interminables carreteras que constituía uno de los grandes momentos del Solaris (1972) de Andrei Tarkovski- deviene una suerte de trazado simbólico del destino de Lantier, el personaje protagonista, cuyo existencia también parece circular por una vía férrea y sin posibilidad alguna de salirse de la misma

Texto:
Tomás Fernández Valentí, “Flashback: La bestia humana”, rev. Dirigido, febrero 2005.

 Valoración:

   “Estoy de acuerdo con quién afirma que LA BESTIA HUMANA es, a pesar de su merecido prestigio, una película que, al juicio de la mayoría, parece que ocupa un lugar relativamente menor dentro de la primera y definitoria etapa sonora de Jean Renoir, dando un poco la sensación de que se trata de un buen trabajo y poco más, acaso empequeñecido por el brillo de los films que su autor rodó inmediatamente antes y después. Enclavada entre títulos que intentan abarcar grandes hechos, movimientos o relaciones sociales como La gran ilusión, La Marsellesa o La regla del juego, La BESTIA HUMANA queda en un plano más discreto y sin embargo se constituye en una de las más fascinantes películas del Renoir de esa época, y en una isla de sentimientos turbios y atmósfera cargada, negra como el carbón. También es muy posible que los méritos de LA BESTIA HUMANA hayan quedado un tanto en entredicho gracias a la reputación que ostenta, no sin razón, el espléndido remake que rodó Fritz Lang en los Estados Unidos con el título de Deseos humanos (Human Desire, 1954); anotemos, a título de curiosidad, que la de Renoir no fue la primera adaptación de la novela homónima de Émile Zola en la que se inspira, precediéndola una versión muda alemana titulada Die bestie im menschen (Ludwig Wolff, 1921).

    Para el que suscribe, LA BESTIA HUMANA es una de las mejores películas de Jean Renoir, junto con la ya mencionada La gran ilusión y Esta tierra es mía (1943) -a mi entender, su obra maestra-, pareciéndome incluso superior a La Marsellesa o a La regla del juego, entre otras razones porque carece de la aureola interesada que rodea a esta última, convertida en una especie de pieza de culto utilizada posteriormente por los cachorros de la Nouvelle Vague, junto con L’Atalante (1934), de Jean Vigo, para justificar su manera de entender el cine, pretendiendo convertir a Renoir o a Vigo -con una arrogancia digna de mejor causa- en una especie de precursores suyos (entiéndaseme: La regla del juego y L’Atalante son buenas películas, pero su valor siempre me ha parecido sobredimensionado, y casi siempre en beneficio ajeno). Dicho de otro modo, al contrario que otros títulos suyos de la época, LA BESTIA HUMANA me parece una obra mucho más audaz y provocativa que La regla del juego y, por descontado, de una hondura y temperamento dramáticos mayores que los de La Marsellesa“.

Texto:
Tomás Fernández Valentí, “Flashback: La bestia humana”, rev. Dirigido, febrero 2005.

Trailer de La bête humaine (1938)”
 

  (Fuente: Vicerrectorado de Extensión Universitaria y deporte de la Universidad de Granada).

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