Inauguración: viernes, 16 de febrero de 2018, a las 20.00 h en el crucero del Hospital Real
Artista: Javier Garcerá
Comisario: Juan Peiró
Duración: del 16 de febrero al 20 de abril de 2018
Horario: de lunes a viernes de 11 h a 14 h y de 17:30 h a 20:30 h
Entrada libre
NI DECIR
En materia de arte la erudición es una especie de derrota: aclara justo aquello que no es lo más delicado, y ahonda en lo inesencial. Sustituye la sensación por sus hipótesis, y la presencia de la maravilla por su prodigiosa memoria; y añade al inmenso museo una biblioteca ilimitada. Venus vuelta documento.
Paul Valéry
Sirva esta cita escrita hace casi un siglo por el famoso poeta y ensayista francés para introducir la muestra de Javier Garcerá (Puerto de Sagunto, 1967). De un modo singularmente certero, Valéry señalaba entonces algo de tremenda vigencia, todavía hoy, en las artes visuales contemporáneas. El título puede sonar sorprendente para algunos, pero no para quienes saben que los ojos, siendo ciegos para los sonidos, pueden sin embargo escuchar lo que las palabras son incapaces de expresar.
Ni decir encierra una doble invitación; por una parte, a descubrir con nuestros sentidos qué hay detrás de lo que ni siquiera se nombra mientras recorremos con calma este impresionante crucero. Por otra, a reflexionar sobre el valor que tiene la experiencia propia, la importancia que encierra el silencio como paso necesario para escucharse a uno mismo. El lenguaje, sea oral o escrito, ha alcanzado un desarrollo extraordinario que nos diferencia de cualquier otra especie de la Naturaleza. Este carácter único seguramente explica, pero no justifica, su dominio apabullante sobre otros rasgos no menos humanos. No en balde, el lenguaje se localiza y brota en órganos localizados en el cráneo, en esa caja/casa del cerebro, paradigma del pensamiento, de la razón. Ahora bien, son infinitas las cosas que somos incapaces de entender, de comprender, de asimilar, de traducir a un lenguaje verbal.
El arte siempre se sitúa en el límite, de lo conocido, de lo establecido, de lo aceptado, del presente. De un modo análogo, el artista mismo se ubica “entre”, que es su modo de ser límite. Entre el pasado y el futuro, entre los demás y él mismo, entre su corazón y su pensamiento, entre la palabra y el silencio. Con sus obras, Garcerá señala esa dimensión experiencial del arte que sitúa al espectador en el universo personal e intransferible de lo vivido
Con la luz, el sonido, y la pintura entendida en su sentido más personal, esta exposición apela a la experiencia individual del espectador, no sólo para que extraiga sus propias conclusiones, sino también para que pare el tiempo y se deje llevar con todas sus consecuencias por este espacio vital que trasciende los límites de la racionalidad.
Juan Bta. Peiró
Comisario