(…) Durante el rodaje estuve en el congelador donde las unidades de paracaidistas franceses, cuando expulsaron a Bokassa, encontraron congelado medio cuerpo del ministro del Interior y quizá también a otro político de alto rango. Seguía colgado por el talón, como se hace con los cerdos descuartizados. Bokassa lo había hecho fusilar por traición y luego había celebrado un banquete en el que sus invitados se comieron al ministro. Pero como apenas había una decena de comensales, el cocinero decidió preparar solo la mitad del cuerpo, y congeló y guardó la otra mitad (…).
(…) Acerca de ECOS DE UN REINO OSCURO Werner Herzog declaró que llamar a esta obra “documental equivalía a decir que la pintura de Warhol de las sopas Campbell era un documento sobre la sopa de tomate”. Por otro lado, confesaba que la figura del dictador Bokassa le interesaba en tanto a que el Diablo parecía surgir a través de su carácter. El cineasta alemán, siguiendo su primera declaración, no crea en ECOS DE UN REINO OSCURO un acercamiento documentalista a la figura de Bokassa y a la del periodista Michael Goldsmith, torturado durante el brutal régimen, sino que lleva a cabo un trabajo de espíritu híbrido, una constante en gran parte de su filmografía, en el que a partir de unos elementos y de unas imágenes reales, Herzog pretende adentrarse en unos acontecimientos trascendiendo estos, es decir, partir de ellos para ir más allá. (…) ECOS DE UN REINO OSCURO no es una cronología sin fisuras del ascenso y la caída de un tirano, que primero ascendió en las filas del ejército francés, incluso durante la Primera Guerra de Indochina, y más tarde se convirtió en el vasallo favorito del presidente Giscard. El título de la película es revelador: Herzog y Goldsmith registran un eco, un horror reverberante que solo puede ser examinado e investigado en parte. El ejercicio y el abuso de poder sin escrúpulos, obsesivo y, por lo general, irracional pertenecen a los motivos centrales de la obra de Herzog. Bokassa es un homólogo en la vida real de los tiranos ficticios que aparecen en sus películas, desde Aguirre hasta Nosferatu y Cobra Verde. El hecho de que las oscuras profundidades del alma humana, que aquí llegan incluso al canibalismo, no sean ficticias en esta película, sino que se basen en hechos reales, hace que el horror sea aún más perturbador. Para ello, Herzog no necesita ni una estructura didáctica reconocible ni un comentario sentencioso en off. También se hace evidente que la locura del tirano africano Bokassa no habría sido concebible de no ser por las condiciones previas y los ejemplos ya creados por el colonialismo. Tampoco habría sido concebible sin la aceptación de los poderosos del mundo. (…) Cuando al final Herzog nos introduce en un zoo para crear una simple pero efectiva metáfora sobre el mal, comprendemos que, antes que un documental, hemos estado ante un ensayo filmado (…).
Texto (extractos):
Werner Herzog, Cada uno por su lado y Dios contra todos. Memorias,
Blackie Books, 2023.
Goethe-Institut, “Ecos de un reino oscuro”.
Israel Paredes Badía, “Werner Herzog: Más allá del documental. Ecos de
un reino oscuro”, en dossier “Werner Herzog”, rev. Dirigido, enero 2014.