DUELO EN LA ALTA SIERRA (1962, EE.UU.) 94′ v.o.s.e.

Ride the High Country

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14 febrero 2025 | 21:00
  • Sala Máxima | Espacio V Centenario

(…) En DUELO EN LA ALTA SIERRA, Randolph Scott y Joel McCrea son dos viejos cowboys de opereta en un mundo en plena mutación; índice revelador, el primero de ellos ha quedado reducido a presentarse ante el público en un circo. (…) La reputación de Peckinpah dentro del western arrancó a raíz de esta extraordinaria película, la cual bien puede entenderse como una especie de simbólico puente entre las formas más clásicas del género, tal y como se entendía hasta ese momento en el cine norteamericano, y la inminente llegada de lo que sería conocido como “western crepuscular” en los Estados Unidos  y “eurowestern” en Europa, por medio de la historia de dos viejos pistoleros viviendo su última gran aventura. (…) Si bien es verdad que buena parte de la fuerza del film reside en esa nostalgia ante el pasado que va siendo sustituido por un presente que anticipa un siniestro futuro, no lo es menos que la visión que Peckinpah ofrece de sus viejos héroes está lejos de ser halagüeña (…).

Texto (extractos):
Georges-Albert Astre & Albert-Patrick Horau, El universo del western, Ed. Fundamentos, 1973.
Tomás Fernández Valentí, “Duelo en la Alta Sierra: el crepúsculo de los pistoleros”,
en dossier “Sam Peckinpah”, Dirigido, noviembre 2013.

(…) La reputación de Peckinpah dentro del western arrancó a raíz de esta extraordinaria película, la cual bien puede entenderse como una especie de simbólico puente entre las formas más clásicas del género, tal y como se entendía hasta ese momento en el cine norteamericano, y la inminente llegada de lo que sería conocido como “western crepuscular” en los Estados Unidos  y “eurowestern” en Europa, por medio de la historia de dos viejos pistoleros viviendo su última gran aventura. (…) Puede parecer a simple vista que los personajes y las situaciones de DUELO EN LA ALTA SIERRA esconden en el fondo un lamento nostálgico por “los viejos tiempos”, por una parte los que han vivido los envejecidos protagonistas del relato, y por otro el lamento del propio Peckinpah, cuyo abuelo había trabajado en una explotación minera de oro muy parecida a la que aparece en la película, ante el principio del fin de una manera de entender el género. Si bien es verdad que buena parte de la fuerza del film reside en esa nostalgia ante el pasado que va siendo sustituido por un presente que anticipa un siniestro futuro, no lo es menos que la visión que Peckinpah ofrece de sus viejos héroes está lejos de ser halagüeña. El magnífico arranque es sintomático al respecto: McCrea llega montado en su caballo a un pueblo donde está instalada una feria; al cruzar la calle principal, con la gente agrupada a ambos lados de la misma, cree por un momento que le están haciendo un recibimiento: la realidad es que se está celebrando una carrera de caballos… y que el jinete ganador es aquel que monta nada menos que un dromedario. (…) Abundan en el relato los personajes jóvenes, (…) pero más que establecer una simple comparación entre lo viejo y lo nuevo, lo que estos personajes favorecen es la elaboración del retrato de una sociedad donde todo el mundo está sumido en un mar de confusiones y violencia que nada tiene que ver con el idealismo de los pioneros. (…)

Texto (extractos):

Tomás Fernández Valentí, “Duelo en la Alta Sierra: el crepúsculo de los pistoleros”,

en dossier “Sam Peckinpah”, Dirigido, noviembre 2013.

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