[…] En la banda sonora de EL SUBMARINO AMARILLO, aparecen, además del tema inspirador, “All you need is love”, “Eleanor Rigby”, “When I’m sixty-four”, “Lucy in the Sky with Diamonds”, “Nowhere man” y “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”. Se oyen breves ráfagas de “With a little help from my friend”, “Baby you’re a rich man”, “Within you, without you” y “A day in the life”. Complementando las canciones de los Beatles, George Martin compuso, arregló y dirigió la grabación de la música puramente cinematográfica, excelentes temas comos “Pepperland”, “Sea of time”, “Sea of holes”, “Sea of monsters”, “March of the Meanies”, “Pepperland laid waste” y “Yellow submarine in Pepperland””.
Texto: Diego Manrique, “El submarino amarillo”, en coleccionable
“Las películas más famosas de la Historia del Cine”, rev. Fotogramas.
Curiosidades:
“[…] Dadas las características de la película, que tenía un amplio público potencial (fans de los Beatles, hippies con ganas de visiones, niños, padres con ganas de estar al día), EL SUBMARINO AMARILLO generó una oleada de productos que todavía hoy traen de cabeza a los cazadores de recuerdos. King Features vendió licencias a docenas de empresas, que pusieron en el mercado todo tipo de objetos amarillos: papelería, tarjetas, posters, juegos de cartas, calendarios, lámparas, perchas, llaveros, figuritas, bolsas, muñecos, almohadas, pegatinas, juguetes, y así ad infinitum. La utópica fábula de Pepperland y el poder de la música animó las cajas registradoras, proporcionando abundantes argumentos a los amantes de las paradojas y a los militantes contra la sociedad de consumo. Pero los compradores que conservaron aquellos souvenirs han tenido oportunidad de hacer buenos negocios. Más razonable es buscar los libros. En Estados Unidos, Signet editó un precioso paperback, “The Beatles in Yellow Submarine”, con abundantes ilustraciones y una adaptación literaria de Max Wilk. Se realizó una adaptación aún más liberal para la versión en cómic, publicada en castellano por la mexicana Editorial Novaro (la portada proclamaba “¡ELLOS siempre están IN!”). En Inglaterra, se publicó “The Yellow Submarine gift book” (World Distributors), con ilustraciones a gran tamaño”.
Texto: Diego Manrique, “El submarino amarillo”, en coleccionable
“Las películas más famosas de la Historia del Cine”, rev. Fotogramas.
Análisis y Valoración:
“[…] A pesar de la primacía de lo musical y lo visual, EL SUBMARINO AMARILLO cuenta con una rica dimensión verbal. El guión, rebosante de juegos de palabras y diálogos absurdos, conecta con los libros “joyceanos” de John Lennon. La palabra es arma potente, parecen decir los autores: Boob se enfrenta con el Rey Malo con triquiñuelas retóricas. La batalla final contra los Malvados Azulesse libra con canciones y con la escritura de conceptos (“amor”, “ahora”, “saber”) más la poderosa palabra “sí”. Pero muchos de esos chistes han perdido lustre, aparte de estar mal servidos por los subtítulos españoles.
Como se ha reseñado, la música pertenece al período que va desde finales de 1965 a comienzos de 1968, cuando los Beatles se despegan de las convenciones del rock para investigar las posibilidades de las cuerdas, los metales, los teclados y el propio estudio de grabación. Ansia de experimentación que cuenta con las drogas psicotrópicas como catalizador; les permite recuperar facetas anteriormente sumergidas: aires de music hall y pub, marchas, canciones infantiles (como la propia “Yellow submarine”). Para muchos, la era más blanda y despreciable de los Beatles, aunque tal vez sea injusto juzgar un producto tan inequívocamente años sesenta desde la descreída actitud contemporánea. Baste con afirmar que la fantasía de esos sonidos sirvió de acicate para millones de adolescentes, en busca de realidades alternativas. Y también marcó a artistas de mayor edad, como es el caso de los autores de “Yellow submarine”. El pop abrió la veda de citas, guiños, parodias y homenajes: la película es un voraz recorrido por la historia del arte del siglo XX. Surrealismo, Dada, Art Nouveau, Op Art y mil tendencias más introducidas en una batidora pop que se alimenta de corriente psicodélica. Lautrec, Nolde, Dalí, Klimt, Magritte, Rousseau y demás tropas aparecen en gloriosa confusión. El mundo del cómic también desfila (Spirit, Mandrake) y no faltan las referencias a la televisión (Los Vengadores). La mitología del cine tiene su hueco (Marilyn, King Kong, Frankenstein, el Séptimo de Caballería); “Lucy in the Sky with Diamonds” es un apoteósico compendio del cine musical. Dunning y Edelman, animados por un presupuesto generoso, pusieron en marcha todas las ideas, que les apetecieron, en un deslumbrante eclecticismo que no rehuyó fotografías coloreadas o imágenes de celuloide añejo. Aunque el dibujo tiende hacia la ñoñería de ilustradores pop como Peter Max, la sucesión de secuencias evita el tedio. EL SUBMARINO AMARILLO es una gozosa orgía visual.
En sus aspectos formales, la película es un producto emblemático de su tiempo y más exactamente de la contracultura que tomó cuerpo en San Francisco allá por el Verano del Amor de 1967. Bajo el argumento, también late el optimismo hippy enfrentado al horror de Vietnam: música, color y amor seducen a un Enemigo organizado militarmente. Los Malvados Azules disponen de la tecnología de la destrucción mientras Pepperland, benigno reflejo de la Inglaterra victoriana, sólo cuenta con instrumentos musicales y un destartalado submarino que llegó de la superficie terrestre. La detestada sociedad de consumo queda retratada en ese monstruo cuya trompetilla engulle todo lo que se pone a su alcance, terminando por comerse a sí mismo. Como es natural, prima lo instintivo sobre lo racionalizado: los Beatles se comprometen en la aventura gracias a las bondadosas vibraciones de Fred y no por sus embarulladas explicaciones. En su viaje, pasan brevemente por el Mar de la Frenología donde innumerables cabezas bullen con contradictorias ideas que los héroes esquivan hábilmente. Es este un mundo donde la realidad fluctúa y nuestros sentidos no están seguros de percibirla correctamente: el coche de George Harrison cambia constantemente de color (“todo está en la mente”) y una puerta puede llevar al nirvana o a un “mal viaje”.¿El remedio final? Una canción que habla de solidaridad. Aunque -¡toma paradoja!- en la película no hable ninguna de las figuras femeninas”.
Texto: Diego Manrique, “El submarino amarillo”, en coleccionable
“Las películas más famosas de la Historia del Cine”, rev. Fotogramas.
Vídeo del álbum recopilatorio de The Beatles
“Yellow Submarine Songtrack (1999)”.