Entrevistamos a José M. Ruiz con motivo de su exposición DIAPAUSA en el Palacio del Almirante (Ayudas a la Creación UGR, 2019).
Entrevista realizada por Elena Clemente, María José López y Patricia Martinez.
Cuéntanos cómo es tu proceso creativo. Sabemos que encuentras diversos materiales y estos te motivan a realizar un proyecto pero, ¿de qué manera estos te guían en el proceso, cuál es el flujo de pensamientos? ¿Cuál es la razón de que sean objetos relacionados con el agua?
Efectivamente, mi investigación comienza con la recolección de estos materiales. Esto implica una deambulación por el entorno en el que me encuentro y tener contacto con el contexto que habito. En una primera pasada, para este proyecto, la selección de estos materiales la hago de una manera casi compulsiva y sin ninguna idea más que sean materiales que me permitan jugar con ellos, que sean modulables, que tengan piezas, que encajen… Cuando me puse a trabajar con ellos los analicé en cuanto a forma, materiales o usos y es donde encuentro que estos tienen que ver de alguna manera con el agua. Esta selección, por lo tanto, la realicé sin darme cuenta y de manera inconsciente.
Me interesa esta estrategia de trabajo que parte de lo práctico, ya que no es unidireccional, sino que se produce una conversación en la que se construye poco a poco este discurso a través de la experiencia con los materiales y el espacio y posteriormente su análisis que se va produciendo a lo largo de toda la investigación. Intentando dejar espacio al azar y a la emoción y dejándome sorprender por los resultados.
¿En qué momento surge ese interés por el objeto encontrado? ¿Qué fue lo que desencadenó tu orientación a esta manera de producción artística?
El objeto encontrado aporta a la creación unas ventajas que me interesan para mi práctica artística. Por un lado esos objetos ya portan un uso, un significado, una forma que te viene dada. Para mí es más fácil interpretar estos objetos y no empezar con un papel en blanco. Por otro lado el uso de material de desecho me aporta libertad a la hora de manipularlo, no he invertido dinero en ese objeto por lo que puedo experimentar con él hasta llevarlo al límite. Ya desde el inicio en Bellas Artes comienzas a darte cuenta de lo cara que puede llegar a ser la carrera y poco a poco comencé a ir aprovechando y recabando retales que me iban sirviendo para otras asignaturas. Esta precariedad me hizo darme cuenta del sinfín de posibilidades que te puede aportar el objeto encontrado y entender que si una idea te motiva y quieres desarrollarla no siempre es necesario un presupuesto amplio.
Hemos visto tu Instagram y pareces bastante activo, ¿de qué forma ha contribuido esta red social a darte a conocer como artista?
Me voy dando cuenta del alcance que tiene esta herramienta y por este motivo la voy usando más a un nivel profesional que a uno personal. También es interesante poder seguir o encontrar referentes a los que tienes acceso a un seguimiento de su trabajo y que además, con esto de los algoritmos, te recomienda a personas afines a tu trabajo ampliando o saturando tu visión. Al final es una ventana que usan también agentes que trabajan en el mundo del arte como comisarios, galerías o instituciones pero que choca con la sociedad porque también puede ver tu trabajo tu vecino o tu tía.
¿A qué se debe el nombre del título que le has dado a tu exposición, por qué Diapausa?
Diapausa es una palabra que me interesa ya que funciona como un nodo que conecta varias ideas que se acercan a mi trabajo. Entre sus usos frecuentes la podemos encontrar en ramas del conocimiento como la zoología, la biología, la fisiología o la fenomenología. Y es en esta última donde encuentro la conexión que se acerca a la exposición que planteo. La diapausa es una estrategia que usan algunos seres vivos, entre ellos algunos insectos que viven en los ríos, que emplean cuando las condiciones meteorológicas son adversas, como por ejemplo una gran sequía o una inundación. Así, para asegurar su supervivencia, entran en un periodo de inactividad metabólica pudiendo alterar sus procesos de metamorfosis, cómo podemos ver con algunos plecópteros.
Esta alteración que se produce en el cuerpo de un animal para adaptarse a las condiciones climatológicas es lo que casa con esta investigación artística.
Por otro lado, el uso de este tecnicismo, implica al visitante (que no esté familiarizado con el concepto) que quiera conocer su significado a realizar una búsqueda proponiendo una implicación al receptor.
¿Cómo le explicarías tu exposición a alguien que no ha oído de ti o no conoce tu método de trabajo?
Me interesa esa impresión de quién va a la exposición sin saber nada de qué es lo que va a ver o de quién es. La experiencia que puede llevarse y su propia interpretación de lo que ha podido ver es lo que aporta a la obra un enriquecimiento. En ese sentido intento utilizar un lenguaje que no es claro y que se camufla. Esto se puede ver por ejemplo, en el uso de algunas partes de objetos seleccionando los menos reconocibles como en un ejercicio de abstracción y descontextualizándolos o no de su uso habitual. No explicarlo todo y que el espectador complete con sus propias vivencias es lo que hace posible que haga suyo el proyecto. La implicación del público es necesaria para interpretar lo que va a ver. Explicar es como dar respuestas a algo, y creo que lo que intento con mi propuesta es hacer preguntas.
«¿Se nos está diciendo entonces que el arte debe dejar huellas que alteren y aún destruyan, en vez de poblar el mundo de referentes estables? Abrir la mirada, dejar huellas, marcar nuevos caminos, aún a costa de los ya fijados ¿no consiste en esto el quehacer del arte?»
(Díaz-Urmeneta, Erwin Wurm. Am I a house?:2012:28)
¿Cómo concebías, más o menos, que la exposición dialogara con el público?
Con respecto al receptor, creo que hay varias formas de contacto con las piezas. El interés por el proceso, me hizo plantear una propuesta que solo se iba a ver el primer día de la apertura. Durante esas 24 horas la exposición se va modificando constantemente, pero en un espacio de tiempo muy dilatado, por lo que estos cambios no eran bruscos. El deshielo de los bloques generaba sonidos, una temperatura alterada, movimientos y charcos. El desplazamiento del Sol comenzaba a generar reflejos en las paredes y ambientes diferentes cada hora y esto es debido al interés de utilizar mayoritariamente la luz natural. El peso del agua hace que la balanza conformada por cubos cambie de posición. En ese sentido dependiendo de cuando el público visite la muestra, se llevará unas impresiones u otras.
Durante los días que está abierta la sala, se puede encontrar un escenario lleno de huellas y evidencias que hacen referencia a esta aparición del agua pero que ahora no está. El bloque de hielo colocado encima de la lona de piscina ha desaparecido, pero sí se puede ver que la maraña de cuerda que había en su interior se ha deshecho y que presenta dos líneas paralelas entre sí. El agua que albergaba este charco de plástico se va evaporando hasta dejar la pieza que se encuentra dentro seca. Y así, van quedando en la sala caminos en los que pasaba el agua y ahora es el espectador quien tiene que imaginar su trayectoria.
¿Qué objetivos te gustaría o crees que estás logrando?
Pues lo que más me interesa es seguir desarrollando una investigación artística ya que es algo que me gusta hacer. Intento, durante el proceso de creación, pasármelo bien, hacer cosas que me apetece probar pero también seguir aprendiendo, tanto en un plano conceptual como en otro práctico. Creo que el arte es un buen catalejo con el cual conocer lugares, personas o con el que poder entender el mundo que te rodea.
¿Qué opinas sobre el panorama artístico actual?
Creo que el panorama actual es efervescente en cuanto a artistas y proyectos, encuentro muy interesante las propuestas que veo desde fuera por parte de creadores y entiendo que en algunas zonas hay un caldo de cultivo rico por muchos factores. Pero también que hay precariedad por parte de las instituciones y que no están a la altura de estas propuestas artísticas, no pueden darles soporte ni espacio para que se desarrollen. Y esta sensación, es extrapolable a otras ramas del conocimiento, muchos profesionales de diferentes sectores se ven obligados a emigrar a otros países buscando unas mejores condiciones, o las condiciones que creen que se merecen.
¿Cómo afectó el confinamiento a tu proceso artístico? Un artista que recoge objetos del entorno urbano ha tenido que tenerlo difícil en estos momentos en los que no has podido salir de casa.
Ahora que escribo esto estoy encontrando relación con el confinamiento de mayo y la diapausa. Ya que ese encierro supuso un periodo de inactividad para muchas personas para evitar que se siguiera reproduciendo este virus. Por supervivencia. En cuanto a mi investigación, me afectaron más los cambios de residencia y de estudio que la propia recolección de objetos. Ya que contaba con los materiales para las fechas del confinamiento pero no podía ir a trabajar con ellos. Frente a esta situación, comencé a hacer pan, como todo el mundo. Ya tenía en mente trabajar con este material e incluso había hecho algunas pruebas con sémola y agua, pero durante este periodo comencé a fabricar tubos de pan que horneaba en casa y que son el resultado de las fotografías que expongo en la sala Pan y agua. Derramar y Pan y agua. Degustar.
Esta exposición se iba a inaugurar entre mayo y junio pero al final se pospuso hasta octubre, ¿de qué manera te están afectando las medidas que se están tomando para la COVID-19 en relación a tus futuros proyectos?
Creo que esta situación añade más incertidumbre, si cabe, a la hora de que no sabes si se van a poder seguir desarrollando los proyectos o si se desarrollarán de la misma manera las becas, residencias o ayudas que sigo aplicando.
Jose M. Ruiz (Priego de Córdoba, 1996)
Graduado en Bellas Artes y Mención en Diseño Gráfico por la Universidad de Granada (2018), realiza el Máster en Producción Artística Interdisciplinar de la Universidad de Málaga (2019). En su obra toma el cuerpo como principio de experimentación, comenzando por el desplazamiento hacia su entorno más cercano, donde la deriva urbana se convierte en la práctica fundamental y necesaria para el hallazgo de materiales de desecho, del que surge azarosamente su proceso de creación. El assemblage, la acción o la intervención son algunas de las estrategias que emplea para establecer conexiones entre el cuerpo y el objeto encontrado. Hablando así de los principios de la ergonomía, lo procústeo y la forma en que nos relacionamos con el espacio.
Ha participado en muestras colectivas como XXV Certamen Europeo de Artes Plásticas en el CICUS de Sevilla (2020); INT19 en el MVA de Málaga (2020); Creación y compromiso en Espacio Lavadero, Granada (2018); Exforma en el Espacio Laraña de Sevilla (2018); Ni la mano de la ardilla ni el diente del castor, ETS de Arquitectura, Granada (2018); El Murmullo de la Multitud en el Palacio de los Condes de Gabia (2018). Destacando su exposición de carácter individual, Drenar en la Sala de Exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada (2019). También ha sido seleccionado en becas y convocatorias como XV Encuentros de Arte Genalguacil (en colectivo con Eduardo R.) (2020); A secas. Artistas Andaluces de Ahora en el CAAC de Sevilla (2019); las Ayudas UGR (2019): Residencia Artística José Guerrero (en colectivo con Eduardo R.) (2019); y AlRaso’18: Supervivere (2018).