Woyzeck (1979)

Área de Cine y Audiovisual / Cineclub Universitario UGR / Aula de Cine "Eugenio Martín"

Introducción

Información complementaria al ciclo «Maestros del cine contemporáneo (IX): Werner Herzog (2ª parte)» que el Área de Cine y Audiovisual (Cineclub Universitario / Aula de cine) de La Madraza, en colaboración con el Goethe Institut, nos ofrece durante el mes de Enero de 2020, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, a las 21:00 horas. Las películas que componen este ciclo se proyectarán en versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo. Recordamos que en la sala y durante las proyecciones, NO ESTÁ PERMITIDO comer ni hacer uso de dispositivos móviles. Os agradecemos vuestra colaboración.

Peculiaridades de Woyzeck (1979)

WOYZECK es la primera adaptación literaria emprendida por Werner Herzog a partir de la pieza teatral homónima e inacabada de George Büchner. La película impacta por su ascetismo visual (su desnuda reconstrucción histórica, sin ser intemporal -estamos en 1830- rehuye la tentación pictórica), por proponer una historia mínima (que no minimalista), por eliminar el esteticismo miserabilista consustancial a las obras del dramaturgo alemán, por incidir en la floración de sentimientos violentos (sufrimiento, rebelión, pasión…) enraizados en su protagonista, Woyzeck (Klaus Kinski). Se privilegia el verbo y el gesto del actor, capaz de conjugar admirablemente tanto los sentimientos de ternura, como de mineralizar sus músculos en los momentos de mayor tensión. Curiosamente, uno de los leit motivs del cine de Herzog, el pulso entre la obra de Dios y la obra del hombre, existiendo, no es tan determinante como en otros títulos del cineasta, en el sentido de que la integración -o no- del protagonista en la naturaleza suele impulsar la inestabilidad (o locura) del mismo, sin menoscabo, eso sí, del antagonismo entre naturaleza y (reglamentada) sociedad que sustenta “Woyzeck”, no por casualidad el primer caso en la literatura alemana cuyo protagonista no pertenece ni a la nobleza ni a la burguesía. Woyzeck, el asesino enamorado, es un pobre diablo, vejado por todos, martirizado por el doctor (Willy Semmelrogge), que le somete a una terrible dieta de garbanzos, una mera cobaya para sus experimentos, manipulado por su capitán (Wolfgang Reichmann), finalmente engañado por su esposa … tan solo halla consuelo y sosiego en su compañero de armas Andrés (Paul Burian), todo lo cual acabará con su frágil cordura. Su condición le condena, humilde don nadie, simple buen hombre. Woyzeck piensa demasiado, y debido a su falta de educación los pensamientos le volverán loco.

Cierre

Posiblemente la fidelidad, el respeto, la plena identificación de Herzog con el texto de Büchner implican no solo contar la misma historia, sin prácticamente modificaciones, sino contarla de idéntica manera que el escritor, garantía de su universalidad y profundidad, trasladando las estampas del original a una puesta en escena de planos largos (o secuencia), desnuda de artificio, de encuadres nítidos y una composición del plano de grave belleza. Dos magníficas escenas lo corroboran: el diálogo tenso pero revelador entre Woyzeck y Marie en su habitación, luminosa y clara; el plano fijo de la muerte de Marie, ese crepúsculo cargado de inquietud, la mirada de ella dirigida a la aparición de la luna (“¡Qué roja está!”, comenta él, mientras ella murmulla “como un cuchillo ensangrentado”)… La turbulencia, la fragmentación, el humor terrible de Büchner asoman en Herzog.

Fuente: Cuaderno del ciclo «Maestros del cine contemporáneo (IX): Werner Herzog (2ª parte)«.