NAUSICAÄ DEL VALLE DEL VIENTO (1984)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación

Miyazaki   Hoy, a las 21:00 horas, en el Aula Magna de la antigua Facultad de Medicina (Av.de Madrid), continuará el ciclo Maestros de Animación (I): Hayao Miyazaki, con la proyección de “Nausicaä del valle del viento (1984)“.

   El ciclo está organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cine Club Universitario / Aula de Cine) de La Madraza.Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada y cada una de las películas que lo componen se proyectan en versión original en japonés con subtítulos en español.

   El Precio normal de la entrada son 2 €; precio con carnet del Cineclub, 1,50 € y abono 10 sesiones, 9 €. Las entradas pueden recogerse en taquilla, ubicada en la mencionada Aula Magna de la antigua Facultad de Medicina, a partir de las 20:00 horas, aproximadamente.

Moebius en Nausicaä

Arzach-Moebius    En las entrevistas realizadas con motivo de la exposición “Miyazaki-Moebius: 2 Artistes Dont les Dessins Prennet Vie”, que se celebró en el espacio La Monnaie de Paris entre 2004 y 2005, el director japonés reconocía la influencia que supuso para el desarrollo del proyecto de NausicAÄ del Valle del Viento su descubrimiento de la obra gráfica de Jean Giraud “Moebius”, sobre todo a través de la muy conceptual serie “Arzach” (1975-1976). De hecho, no es difícil apreciar las similitudes entre las exuberantes visiones futuristas del dibujante estrella de “Métal Hurlant” y el concepto distópico que aquí desarrolla Miyazaki -el aerodeslizador de la protagonista, especie de versión tecnológica del pterodáctilo que cabalga el héroe del mencionado cómic de Moebius-, mucho más “hard” que ese anterior intento que fue la serie televisiva Conan, el niño del futuro (Mirai Shonen Konan, 1978), y en el que mezcla la geografía y la relación con los espacios del western con una atmósfera fantástica que, en algunos momentos, roza el cine de terror.

Peculiaridades del cine de Miyazaki

Nausicaa-del-Valle-del-Viento    Lo anterior no significa que ésta no sea una obra personal: en el presente film ya pueden rastrearse la mayor parte de sus grandes temas recurrentes, como el protagonismo de una niña-adolescente de gran belleza, empuje y nobleza de corazón, ecología entendida de forma compleja, nunca panfletaria, la guerra contemplada como algo rechazable pero tampoco evitable a cualquier precio, la opresión de unos grupos sociales sobre otros, el vuelo como máxima expresión lúdica, la amistad entre generaciones, el sacrificio individual en aras de la supervivencia colectiva…

   Después de la dependencia y de las restricciones artísticas vividas tanto en sus primeras experiencias televisivas como, sobre todo, en su primer largometraje como director, EL CASTILLO DE CAGLIOSTRO, la libertad otorgada en esta ocasión por la compañía productora, Tokuma Shoten, le garantizó la libertad suficiente como para que pudiera nacer de forma definitiva el Miyazaki autor -de la misma forma, el éxito de la película fue un paso fundamental para la fundación del Studio Ghibli-. De ahí que el metraje esté repleto de apuntes, aunque sea en formato embrionario o algo primitivo, de algunos de los hallazgos visuales que brillarán en sus posteriores propuestas -cfr. las similitudes entre la belleza de inspiración submarina de los bosques de hongos, y el mundo acuático retratado en Ponyo en el acantilado (Gake No Ue No Ponyo, 2008)-. Se aprecia, en todo caso, que el director no está arropado todavía por Ghibli en el sentido de que, a pesar de que la animación tiene un nivel más que notable en el trazado de los personajes, apuesta por cierta simplificación en el dibujo de los fondos -lo que, seguramente, es una decisión económica, ya sea para ajustar el presupuesto o los tiempos de producción-. Y si bien encajan bastante bien en una fábula apocalíptica como ésta, repleta de extensiones desérticas y valles tóxicos, lo cierto es que se echa en falta la exquisita atención al detalle que Miyazaki desarrollaría plenamente en El castillo en el cielo. Un detalle que, no obstante, está plenamente compensado por ese sentido de la aventura que ya impregnaba su primer film, pero que en Nausicaä del Valle del Viento se expande a un nivel mucho más profundo y espectacular: sólo hay que asistir a la última media hora de metraje, en la que se encadena set piece con set piece casi sin descanso, con un ritmo esplendoroso y, sobre todo, con esa capacidad casi mágica de Miyazaki para darle una fluidez etérea a los movimientos de los vehículos aéreos de sus personajes.

Lo que hay detrás de Nausicaä

nausica   En el dibujo de la personalidad de su heroína, según el propio autor basada en una vieja leyenda japonesa llamada “Mushi Meduru Hime-Gimi”, tienen un peso fundamental las creencias sintoístas que tanto han marcado la obra del animador. Su respeto reverencial por todas las formas de vida, sean de la clase que sean -no hay que olvidar que, para el sintoísmo, incluso los objetos inanimados tienen alma-, la relaciona directamente con las tradiciones niponas, mucho más en sintonía con la naturaleza que la sociedad post-industrial: de ahí la placidez y el idealismo que se vive en su hogar, el Valle del Viento, que se rompe (literalmente) con la llegada de las huestes del reino de Tolmekia, un conflicto que Miyazaki preconiza con un grave cambio atmosférico, imprimiendo un aire mucho más ominoso a la historia. A ese respecto, suele hablarse del conflicto entre los distintos reinos como la raíz del mensaje ecológico de la película, pero hay quien también ve, más allá de su defensa del entorno natural, numerosos paralelismos entre los tolmekianos y los nazis: no sólo por su agresivo militarismo, sino también por un lenguaje en apariencia tranquilizador -“Hemos venido a ayudarles” dice su princesa, Kushana– que, en realidad, oculta un evidente deseo de conquista y de dominio.

   Una idea que se refuerza a través de un vínculo cinéfilo muy sofisticado: y es que son más que notables las semejanzas que guarda la carecterización que Miyazaki da a los tolmekianos, con la imagen que daba Sergei Eisenstein a los caballeros teutónicos en su singular metáfora sobre la inminente invasión alemana de la U.R.S.S. en Alexander Nevski (Aleksandr Nevskiy, 1938). Si a esto añadimos que los habitantes del Valle del Viento están caracterizados como habitantes de un pueblo ruso medievalizado, similares a los del film citado, la traslación de sentido se vuelve más profunda.

   No es la única conexión cinéfila que se puede detectar: compárese ese valle idílico, al margen del caos exterior, que sus habitantes tratan de preservar a toda costa, con el valle donde se situa la trama del excelente y lírico film El último valle (The last valley, James Clavell, 1971): sus moradores, gente sencilla y no belicosa, viven al margen de la putrefacción -la plaga de peste- y la destrucción -la guerra de los 30 años- que asola el mundo exterior -Europa- hasta la llegada de unos personajes que comprometen dicho aislamiento salvador.

Ficha Técnica

  • kaze_no_tani_no_naushikaAño.- 1984.
  • Duración.- 117 minutos.
  • País.- Japón.
  • Género.- Animación.
  • Título Original.- Kaze no tani no Naushika.
  • Director.- Hayao Miyazaki. 
  • Argumento.- El manga homónimo (1982-1994) de Hayao Miyazaki.
  • Guión.- Hayao Miyazaki.  
  • Fotografía.- Yasuhiro Shimizu, Kôji Shiragami, Yukitomo Shudo y Mamoru Sugiura (C).  
  • Montaje.- Naoki Kaneko, Tomoko Kida y Shôji Sakai. 
  • Música.- Joe Hisaishi. 
  • Productor.- Isao Takahata.  
  • Producción.- Nibariki / Tokuma Shoten.
  • Intérpretes.- Sumi Shimamoto (Nausicaä), Mahito Tsujimara (Jihl), Hisako Kyôda (Oh-baba), Gorô Naya (Yupa), Ichirô Nagai (Mito), Kôhei Miyauchi (Goru), Jôji Yanami (Gikkuri), Yoshiko Sakakibara (Kushana), Iemasa Kayumi (Kurotawa).

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     Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario.