LÍO EN LOS GRANDES ALMACENES (1963)

Área de Cine y Audiovisual

“Es totalmente tashliniano, por supuesto, el uso de máquinas terribles y averiadas como el dispositivo para jugar al golf (que explota), como cualquier aspiradora que literalmente se traga todo (…), el archivo IBM, los accesorios del diluvio (latas, paquetes de zapatos, bolas, globos, etc) o la prisa de los compradores durante las ventas (pesadilla antimatriarcal postkeatoniana). Totalmente lewisiano es el personaje de Norman Phiffier, ex recogedor de palos de golf, reparador de televisores (como en ¡Qué me importa el dinero!) y actualmente cuidador de animales (…)”.

Robert Benayoun

«El uso más extendido y eficaz de la sátira en cualquier película de Tashlin de la década de 1960 está en LÍO EN LOS GRANDES ALMACENES. En su estructura modular, se asemeja a las películas que Lewis dirigió, mientras que sus continuos ataques contra el consumismo son un sello de Tashlin. Aquí, el dispositivo que permite la estructura modular es el mismo que permite la sátira. La película se sitúa casi en su totalidad dentro de unos grandes almacenes por departamentos, y cada uno de esos departamentos son utilizados por Tashlin (…) como otra oportunidad para satirizar el consumismo en Estados Unidos”.

Ethan de Seife

Presentación

El martes, 23 de enero de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  continúa el ciclo “Un rostro en la pantalla (IV) & maestros del cine moderno (V): Jerry Lewis (in memoriam), con la proyección de la película «Lío en los grandes almacenes (1963)«. En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

El Ceniciento: Versión corregida y mejorada

Lío en los grandes almacenes es, en cierto sentido, una nueva versión corregida y mejorada de El Ceniciento en la que Lewis ya era mostrado como un pobre infeliz, torpe pero voluntarioso, honrado aunque corto de entendederas, que era arteramente manipulado por personajes de posición social acomodada, su propia familia en el caso de El Ceniciento, y aquí por la sra. Tuttle (Agnes Moorehead), adinerada dueña de unos grandes almacenes donde el personaje encarnado por Lewis, Norman Phiffier, está empleado. Pero, al contrario que en El Ceniciento, en Lío en los grandes almacenes la animadversión de la sra. Tuttle contra el protagonista está justificada porque este último es nada menos que el novio de su hija Bárbara (Jill St. John), algo que la irrita sobremanera dado que Phiffier le parece, además de un perfecto imbécil, un oportunista (sin saber que, en realidad, Phiffier ignora que su adorada Bárbara es la rica heredera de la fortuna familiar de los Tuttle: Ella se lo ha ocultado porque ha encontrado en Phiffier a alguien que la ama por sí misma y no por su dinero).

Ni que decir tiene que semejante planteamiento, caricaturesco y disparatado a más no poder, no pretende ser en ningún momento una crítica social, sino sobre todo el soporte para una acerada sátira burlesca sobre la que Tashlin, su director, construye otra de sus desenfrenadas comedias visuales basadas en una deliberada búsqueda de la abstracción, la misma que acabaría siendo marca de fábrica de los mejores trabajos de Lewis como director.

La vinculación del poder y del ejercicio del mismo como una cuestión ética también aparece claramente reflejada en el cine de Tashlin. En Lío en los grandes almacenes las humillaciones a las que se someterá a Norman para hacerlo fracasar son similares a las humillaciones a la que la madrastra y sus hijos sometían a Fella en El Ceniciento. En el cine tashliniano, el poder es un ejercicio de sometimiento social, ya sea en el ámbito laboral como en este filme o en el ámbito familiar como en El Ceniciento o incluso en el ámbito sanitario como ocurre en Caso clínico en la clínica.

Elementos característicos de Tashlin y Lewis

Lío en los grandes almacenes mantiene algunos de los elementos característicos y más reconocibles de la obra de Tashlin y por extensión del cine lewisiano. Como es habitual en el director (y también en Jerry), encontramos referencias a Francia. La importancia de la televisión también está muy presente en este largometraje, como es propio del universo tashliniano, en este caso, a través de una imagen paradigmática, posiblemente la más icónica y significativa respecto a la propia televisión, literalmente, aplastando al individuo. Las referencias al mundo televisivo son constantes en el filme, así por ejemplo, está la aparición de Lewis interpretando un personaje televisivo, lo que supone una referencia metalingüística y un ejemplo de la afición del actor a multiplicar sus apariciones encarnando a distintos personajes dentro de su cine.

Otros elementos narrativos y expresivos característicos de su director son la influencia de la publicidad en la sociedad norteamericana a través de la secuencia en la que Lewis es utilizado como hombre anuncio y la relevancia visual de los espejos en la puesta en escena.

Algunas de las secuencias se configuran para mostrarnos las características propias del personaje lewisiano, y favorecen, por tanto, la configuración del típico universo expresivo del cómico, hasta tal punto, que forman un cuerpo orgánico unitario con la propia obra del actor y, aisladas, podrían perfectamente integrarse en sus propias películas como director. En este sentido uno de los momentos más recordados, la máquina de escribir, con música de Leroy Anderson, representa una escena donde el intérprete introduce su capacidad mímica y donde recrea su relación con la música, algo habitual en su cine, tanto con Tashlin (El Ceniciento) como en el suyo propio (Un espía en Hollywood), presentando secuencias de pantomima musical.

Represión y Dominación

La escena en la que Bárbara desviste a Norman en la cama nos lo muestra como si fuera un bebé, de nuevo el personaje lewisiano visto como un niño, donde la mujer ve en él no solo un hombre al que amar sino además a un crío al que proteger. La personalidad infantil o los retazos de este personaje niño también aparecen en otros segmentos como cuando el gourmet fuerza a Norman a comer las hormigas fritas tratándolo como si fuera un bebé al que hay que meter la comida sin que rechiste. Esta situación de forzar a hacer algo que no se desea, esta manera de doblegar la voluntad del individuo, que Lewis muestra en su cine con situaciones donde sus personajes son conminados a tragar sin admitir explicaciones o donde directamente vemos como se les tapa la boca, de forma literal, sin que puedan expresarse libremente, no son sino una forma visual de transmitir la idea de la represión y la dominación del hombre sobre el hombre, más allá de la lectura infantil y freudiana que puedan tener.

Cierre

Lío en los grandes almacenes es una obra divertida, sumamente creativa e iconoclasta, que, a pesar de su envolutura aparentemente convencional, como habitualmente suele ocurrir en el cine tashliniano, revierte, en ocasiones, los esquemas típicos del universo clásico en los que se suele encuadrar. Como ejemplo, baste recordar el curioso final de la película, donde la chica (y su familia) es la que recupera al chico y no a la inversa, toda una vuelta de tuerca al esquema tradicional del chico conoce chica.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

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