Lincoln (2012)

Área de Cine y Audiovisual

Siempre me fascinó Abraham Lincoln y, una vez que uno empieza a leer acerca de él y de la Guerra de Secesión y de todos los sucesos que llevaron a esa guerra, entonces empieza a entender cómo fue que se creó el mito, cómo fue que redujimos a este personaje a ciertos rasgos y lo transformamos en un estereotipo cultural nacional. Porque la realidad es que, durante los últimos sesenta años, Lincoln se transformó en un monumento… y hay más cosas escritas sobre él que películas o programas de televisión sobre su vida. (…) Evité mostrar a Lincoln como una figura legendaria, o como un león guerrero. Traté de mostrarle antes como un hombre que como un monumento. Eso era lo más importante para mí. (…).

(…) lo que distingue a este film de los otros que he hecho es que nunca vi a tantos actores con un profundo respeto hacia un personaje y un momento de la historia. Una de las cosas que me sorprendió fue que muchas veces nos llevaba veinte minutos mover la cámara de un extremo de la mesa al otro y sin embargo todos los actores se quedaban allí sentados, en lugar de ir a tomarse un descanso. En vez de ponerse a hablar de sus hijos o de baloncesto, se quedaban todos en silencio mientras los técnicos trabajaban. Era como estar en la Biblioteca Pública de Nueva York. El clima de respeto que había en el plató era muy especial. Yo usaba traje todos los días. Nunca antes me vestí formalmente para dirigir una película pero me hubiese sentido muy estúpido con mis jeans y mi gorrita de beisbol cuando todo el mundo estaba vestido con la mejor ropa del siglo XIX (…).

Steven Spielberg

 

Introducción

Con Lincoln (2012) el CineClub Universitario / Aula de Cine sigue con el ciclo «Maestros del cine contemporáneo (VII): Steven Spielberg (y 6ª parte)«. Cada una de las películas que integran el mismo se proyectarán, en versión original en inglés con subtítulos en español, todos los Martes y Viernes, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario (Antigua Facultad de Medicina en Av. de Madrid).

Los mecanismos internos de la política y el hombre al mando

Lincoln no ansía incidir en los acontecimientos que estaban teniendo lugar en la esfera pública (la guerra de Secesión), porque no nos encontramos en el terreno del género bélico. Nos encontramos en un lugar mucho más recóndito e inexplorado, en un lugar donde no suele adentrarse la cámara porque resulta una superficie mucho más peligrosa y resbaladiza. En Lincoln nos encontramos ante un film que busca escarbar en el entramado que hay detrás de cualquier decisión política, en las razones por las que se llegan a esas decisiones estratégicas que cambian el rumbo de las cosas y que son el fruto de horas y horas de discusiones y puntos de vista contrapuestos. Lincoln es una imponente y magistral crónica intrahistórica sobre los mecanismos internos de la política.

Lincoln es una película de estancias cerradas en las que apenas corre el aire, y de luces mortecinas, en las que la atmósfera parece viciada después de haber permanecido herméticas al exterior, en las que huele a humo de cigarro, a tensión masculina, a crispación. Nos adentramos en las tripas de un gobierno, con todo lo bueno y lo malo que eso implica de claroscuros, a través de la figura de un nombre, Abraham Lincoln. Sin embargo, Spielberg parece querer matizar su figura totémica humanizando al personaje, mostrándonos al mismo tiempo su firmeza frente a las decisiones inherentes a su cargo, su habilidad para realizar movimientos tácticos a la hora de formar alianzas para conseguir sus propósitos, su carisma popular y su personalidad como líder mientras, por otra parte, accedemos a su esfera más íntima, marcada por las contradicciones en el seno de un hogar roto tras la pérdida de uno de sus hijos y en el que su presencia se vuelve de pronto más frágil e indefensa que nunca, intentando compaginar su faceta como presidente de los Estados Unidos con su faceta de padre de familia y esposo. De nuevo la cara pública y la privada; lo cotidiano y lo mítico; por una parte la propia Historia y sus derroteros, por otra, el propio hombre que está al mando de la nación.

Un espléndido mosaico coral

A pesar de que Abe Lincoln se sitúa en el centro de todas las acciones que acontecen en la película, lo cierto es que no resultan menos importantes todas las demás presencias que giran a su alrededor en este constante juego de intereses que establece la trama. En ese sentido, Lincoln, además de ser el magnífico retrato de un hombre, también se configura como un espléndido mosaico coral en el que cada personaje juega un papel fundamental dentro de todo este entramado. A partir de todo ese complejo conjunto de caracteres, el director comienza a desplegar toda la imbricada red de enemistades (las batallas internas entre los propios republicanos, entre republicanos y demócratas, entre los señores del Sur y la Unión, entre los que estaban a favor de la abolición y los que no…) y complicidades (el reducido gabinete del presidente y sus hombres de confianza) que dan lugar a un apasionante y hermético thriller, palpitante en todo su funcionamiento como maquinaria perfectamente engrasada.

Cierre

Spielberg lleva a cabo un impresionante trabajo de reconstrucción epocal basado tanto en la escenografía como en la atmósfera convulsa del momento, de nuevo con una fotografía magnífica, para crear una película seria, de constantes diálogos, que deviene en toda una lección de Historia que no busca el entretenimiento por la vía sencilla sino que impone al espectador una involucración total en el desarrollo de los sucesos y las conversaciones. Lincoln posee un halo épico mediante una puesta en escena que mira al pasado de una nación en su construcción visual pictórica y cinematográfica, se introduce en los recovecos del poder, muestra la complejidad de los diálogos de las altas esferas.

Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario / Aula de Cine.

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