Aguirre, la cólera de Dios (1973)

Área de Cine y Audiovisual

Introducción

Con Aguirre, la cólera de Dios (1973) finaliza el 22 de marzo de 2019 el ciclo «Maestros del cine contemporáneo (IX): Werner Herzog (1ª parte)«. Ciclo organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cineclub Universitario/Aula de cine) de La Madraza.Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, con la colaboración de GOETHE-INSTITUT de Madrid. Las proyecciones de dicho ciclo tienen lugar en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, todos los martes y viernes, a las 21:00 horas. Las películas seleccionadas se proyectarán en versión original en alemán con subtítulos en español y la entrada a las mismas será libre hasta completar aforo.

El sueño de prosperar

En la filmografía de Werner Herzog no es extraño encontrar criaturas que sueñan con prosperar en un territorio tan virgen como fértil, una tierra de la gran promesa anhelada para alcanzar la riqueza y cambiar de vida. En Aguirre, la cólera de Dios, la presencia del mito de El Dorado, de un imperio por ganar, marca a fuego no solo al protagonista sino a cuantos le rodean. Una ambición desmesurada en medio de la nada, de una selva despiadada donde la humedad oxida armas y armaduras y los nativos van diezmando a los conquistadores. Lope de Aguirre (Klaus Kinski) se limita a sublimar unas ideas comunes a todos para, asumiéndolas en extremo, llevarlas hasta la locura. Y Kinski, amante de la sobreinterpretación, en sintonía con lo obsesivo del talante del conquistador, llega a parecer hasta comedido en su encarnación, introduciendo con ello una imposible combinación, pues perdida la razón, Lope de Aguirre encontrará el sentido de su vida precisamente en el sinsentido.

La disolución de los valores culturales

Matar y/o morir mientras los valores sociales, de hecho culturales, se disuelven poco a poco entre los meandros de un río interminable. No se trata de un proceso hacia el salvajismo, o tal vez sí, pero no entendido como equiparación con los indígenas, portadores de otra cultura, sino de desprenderse de la propia sin acertar a encontrarle recambio alguno. La religión pierde su sentido y Lope de Aguirre se considera un elegido como fundador de una nueva dinastía esposando a Flores (Cecilia Rivera), su propia hija… Herzog, sin embargo, filma una obra de ficción, no un documental histórico, y otorga al conquistador un final menos humillante que el real, pues el verdadero Lope de Aguirre acuchilló a su hija (en el film, será una flecha india quien ponga fin a su vida) y fue ejecutado y descuartizado por los soldados del rey de las Españas, tras cruzar la selva hasta el Atlántico y atacar a los allí establecidos.

Cierre: Extrañeza y locura

Película extrema, como casi todas las de Herzog desde Signos de vida hasta Teniente corrupto, Aguirre, la cólera de Dios filma también la extrañeza -el esclavo negro desnudo que utiliza Aguirre para asustar a los nativos cuando llegan a una población- y ejemplarmente la locura: la cámara surca rápida la superficie del río hasta llegar a la maltrecha balsa en la que sobreviven Aguirre y algunos de los suyos, y entonces inicia un movimiento circular que fija la descomposición de la aventura, el fin del maltrecho heroísmo de los conquistadores, la epopeya convertida en alucinación.