1941 (1979)

Área de Cine y Audiovisual

CARTEL MARZO 2016 (Steven Spielberg)2   “1941 no funcionó, entre otras razones, porque la espina dorsal conservadora del público norteamericano aceptó de mal grado tamaño cachondeo sobre sus propias neurosis, ese ver japoneses o comunistas hasta en la sopa Campbell’s y defender ante ellos los valores eternos y el cine de papá Disney como acto sumo de madurez.”

Jordi Batlle Caminal

   Es posible que tras el éxito de TIBURÓN y ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE, el joven Spielberg, convertido en el nuevo “rey Midas de Hollywood”, estuviera en un momento de cierta confusión, intentando no convertirse en un mero fabricante de éxitos de temporada, en la linea génerica del terror y la ciencia ficción. En cierta manera, Spielberg quería seguir renovando y referenciado los géneros clásicos de Hollywood y, sobre todo, aquellos que le habían proporcionado los grandes activos de su formación como cineasta. Así la comedia era uno de los géneros favoritos de Spielberg, sobre todo un cierto tipo de comedia enloquecida, dominada por el “slapstick” como Loquilandia (Hellzapoppin, H.C. Potter, 1941) o la ambiciosa El mundo está loco, loco, loco (It’s a mad, mad, mad world, Stanley Kramer, 1963), una de las superproducciones más estrambóticas de la historia del Hollywood clásico, sin olvidar las aportaciones de genios del género cómico como Buster Keaton, Laurel & Hardy, los Hermanos Marx, W.C. Fields o The Three Stooges, o los momentos decididamente gamberros de películas adoradas por Spielberg como EL HOMBRE TRANQUILO (The quiet man, John Ford, 1952). Otro tipo de producciones que el director de TIBURÓN pretendía emular en algún momento eran aquellas que se acercaban a uno de sus temas favoritos como es el cine bélico desde la óptica del humor, declarando debilidad por films como Hail the conquering hero (Preston Sturgues, 1944), Operación Pacífico (Operation Petticoat, Blake Edwards, 1959), ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove, Stanley Kubrick, 1964), iQue vienen los rusos! (The russians are coming, the russians are coming, Norman Jewison, 1965), ¿Qué hiciste en la guerra, papi? (What did you do in the war, dady?, Blake Edwards, 1966), Cómo gané la guerra (How I won the war, Richard Lester, 1967), M*A*S*H (Robert Altman, 1970) o Trampa 22 (Catch 22, Mike Nichols, 1970).

spielberg-1941   De esta manera Spielberg se decidió a conjugar su pasión por la Segunda Guerra Mundial y la comedia más loca y ambiciosa, utilizando un incidente más o menos real como fue el supuesto ataque de un submarino japonés en febrero de 1942 sobre Santa Barbara y los supuestos avistamientos de aviones sobre Los Ángeles unos días después.

   Spielberg naufraga en su intención de hacer una comedia divertida quizá porque quiso hacer la más grande comedia que en Hollywood se ha producido, un film ahogado en una cierta megalomanía que adquiere de manera involuntaria un carácter de enorme artefacto con un motor defectuoso. Sin embargo, 1941 funciona como un primer intento de Spielberg de abordar su obsesión por la Segunda Guerra Mundial (y por la aviación militar), después de los guiños insertados en TIBURÓN mediante el monólogo del “lndianapolis” o la abducción de aviones de guerra por parte de los alienígenas en ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE. Y así, una película tan monumental se queda en cierta manera como un boceto informal y erroneamente paródico sobre el conflicto, cuyos mejores aciertos fueron aprovechados luego por el cineasta para dibujar el contexto bélico de forma más ligera tanto en En busca del arca perdida como en Indiana Jones y la última cruzada.

1941   Si se pretendiese seguir un orden cronológico a la hora de analizar la película, lo primero sobre lo que habría que hacer hincapié sería en el homenaje paródico que el director de TIBURÓN se dedica a sí mismo con la escena de la chica bañándose; siendo esta vez sustituido el pez asesino por un submarino japonés con espíritu invasor. Y esto nos da pie para hablar de sexo, uno de los temas tratados siempre de una manera superficial por Spielberg y que aquí tiene un desarrollo tan explícito que sorprende si se compara con cualquier otra de sus películas. El periscopio del submarino, enorme símbolo fálico cuya cabeza abraza con fuerza la desnuda bañista, sube y baja, con el ritmo sincopado de una penetración, cuando el incrédulo soldado japonés contempla tan sugestivo panorama. O el tan explícito diálogo entre el capitán Birkhead y Donna: “Una mujer como tú tiene que saber apreciar un buen aparato. En primer lugar, su tamaño; su gran autonomía, puede estar mucho tiempo levantado; su cuerpo es firme, sólido, imprescindible para su enorme fuerza de embestida. Y cuando este monstruo suelta su bomba… ¡Cataplum!” O, más adelante, cuando fingen pilotar el avión: “¿Quieres la barra?”, le pregunta excitado Birkhead, “Sí, sí, métemela«, le suplica Donna tan fuera de sí como sólo podía estarlo a bordo de un avión. De hecho, el único vínculo desarrollado entre los dos personajes es el puramente sexual, pues todo el misterio está en saber cuándo conseguirán consumar su pasión.

   Ficha Técnica:

  • 1941-734250711-largeAño.- 1979.
  • Duración.- 115 minutos.
  • País.- EE.UU.  
  • Género.- Comedia.
  • Título Original.- 1941. 
  • Director.- Steven Spielberg.
  • Argumento.- Robert Zemeckis, Bob Gale y John Milius.
  • Guión.- Robert Zemeckis y Bob Gale.
  • Fotografía.- William A. Fraker (Metrocolor – Panavisión).
  • Montaje.- Michael Kahn.
  • Música.- John Williams.
  • Productor.- Buzz Feitshans.
  • Producción.- Universal-Columbia Films.
  • Intérpretes.- Dan Aykroyd (sargento Tree), Ned Beatty (Ward Douglas), John Belushi (Wild Bill Kelson), Lorraine Gary (Joan Douglas), Murray Hamilton (Claude), Christopher Lee (Von Kleinschmidt), Tim Matheson (Birkhead), Toshiro Mifune (comandante Mitamura), Warren Oates (coronel Maddox), Robert Stack (coronel Stilwell), Trea Williams (Sitarski), Wendie Jo Sperber (Maxine), Nancy Allen (Donna), Eddie Deezen (Herbie), John Candy (Foley), Slim Pickens (Hollis Wood), Ronnie McMillan (Winowski), Penny Marshall (miss Fitzroy), Lionel Stander (Scioli), Dub Taylor (Malcomb).
  • Premios.- 3 candidaturas a los Oscars: Fotografía, Sonido (Robert Knudson, Robert Glass, Don McDougall y Gene Cantamessa) y Efectos visuales (William Fraker, A.D. Flowers y Gregory Jein).

   Apuntes y Curiosidades:

  • Los mejores momentos del film son sin duda en los que Spielberg desencadena su pasión cinéfila: el militar encarnado por Robert Stack disfrutando de una proyección de la producción Disney Dumbo (Ben Sharpsteen,1941), la fugaz aparición de Sam Fuller, puro en boca como no podía ser menos, dando vida a un fascista descomunal (precisamente la etiqueta que arrastra su maravillosa filmografía desde que sus detractores se la pusieron) o esos picos de la película en que el director subrayaba la paranoia propia de un Mercury Theatre a lo Orson Welles o que conectaban con el humor bélico absurdo de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (ese cowboy alocado de Slim Pickens, referencia a su histórico e histérico tejano en la película de Kubrick).
  • Spielberg pretendió con 1941 retratar en un gran fresco la Historia del Cine en general y de la comedia en particular. Las citas al cine cómico -innumerables-, a los hermanos Marx –“¡más madera!”-, a John Ford -la música de EL HOMBRE TRANQUILO– a los dibujos animados de Walt Disney -Dumbo- y hasta al mismísimo Cecil B. de Mille y su genial Los diez mandamientos -la escena en que el tanque entra en el depósito de pinturas y provoca un mar multicolor que remite a la escena del mar Rojo. Más claras alusiones a Clark Gable, Errol Flynn, King Kong (Ernst Shoedshack y Merian Cooper, 1933), La calle 42 (42nd street, Lloyd Bacon, 1933), Cantando bajo la lluvia (Singing in the rain, Stanley Donen & Gene Kelly, 1952), Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959), etc. Hasta la misma elección de los actores Toshiro Mifune y Christopher Lee. Sin olvidarse del importante hecho de que, después de todo, la misión de guerra del submarino japonés perseguía como único objetivo la destrucción de Hollywood, o lo que es lo mismo la destrucción de todo aquello que para ellos, los enemigos, era símbolo de fantasía, de alegría y de felicidad inalcanzable; por eso el soldado que descubre a la desnuda nadadora asida al pericospio del submarino grita: “Hollywood, Hollywood”.

    Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario.