“Si la proyección de esta película en todo el mundo no acaba con la guerra, que Dios ayude a la civilización”.
“Yorkshire Evening Post” del 28 de agosto de 1916
El 21 de octubre de 1915, los alemanes fusilaron a la directora inglesa de la Escuela de Enfermeras de Bruselas, acusada de haber ayudado a evadirse a varios prisioneros. Algunas semanas más tarde se proyectará un film en el que se protestaba contra esta ejecución: El martirio de miss Edith Cavell (Nurse and martyr, 1915) de Percy Moran . Y también en 1915, George Pearson se inspira en la guerra marítima para el rodaje de The Great European War, y se realizan otros films con ayuda del Almirantazgo. Además, poco a poco, el ejercito inglés cuenta con operadores en el frente, que contribuyen a la realización del primer “battle film”, LA BATALLA DEL SOMME, o a la documentación de Corazones del mundo (Hearts of the world, 1918) de David Wark Griffith. Incluso antes de la emblemática LA BATALLA DEL SOMME, apareció un film también importante: Britain Prepared. Estrenado en febrero de 1916, y realizado por el equipo de producción de Charles Urban, pretendía ser un film definitivo, compuesto de doce bobinas de casi tres horas y media de duración y con algunos segmentos en Kinemacolor, el primer proceso de color “natural”. La película describía el completo proceso bélico: desde el reclutamiento, la industria armamentística, la visita del monarca Jorge V, la caballería entrenándose, la construcción de un barco, una perspectiva de la flota en Scapa Flow (Escocia) o la recreación de un submarino atacando.
Su éxito ayudó a la llegada de la imprescindible LA BATALLA DEL SOMME, el más conocido de los films “oficiales” donde se describe la ofensiva aliada de julio de aquel año en los campos de Francia. Los dos camarógrafos oficiales mandados por el Topical Committee, ya liberados de las restricciones de la Oficina de Guerra de filmar en el frente, recogieron espectaculares imágenes de una de las batallas más importantes en la que los británicos participaron durante toda la guerra, especialmente por ser la primera con un ejército masivo formado por civiles uniformados. La película fue rodada, entre el 26 de junio y el 9 de julio de 1916, por Geoffrey Malins (de la 29ª División del 8º Cuerpo) desde posiciones próximas a Beaumont Hamel, en la parte norte del campo de batalla, y por J.B. McDowell (de la 7ª División del 15º Cuerpo) en la parte sur, cerca de Fricourt.
El impacto de la batalla resultó indudable: el 1 de julio se reportó como el día con más caídos de la historia del ejército británico. Los informes hablaron de 57.470 bajas, incluidos 19.240 muertos y 35.493 desaparecidos; aquel día fue llamado “the bloodiest twenty-four hours in the entire history of the British Army” (Las 24 horas más sangrientas en la historia del ejército británico). La expectación lógicamente era grande y el proceso de montaje se agilizó con el fin de que los acontecimientos no quedaran superados por el tiempo. Estrenada apenas seis semanas después de los hechos, supuso un éxito inmediato gracias al impacto de unas imágenes que no reducían el dramatismo de la batalla. En Londres se estreno el 10 de agosto en 34 cines que se abarrotaron de inmediato dejando a miles de espectadores sin entrada. Se calcula que unos 20 millones vieron la película durante las primeras seis semanas de exhibición. Al ser la primera batalla en la que intervinieron ciudadanos de la Commonwealth reclutados en masa, la batalla del Somme (del 1 de julio al 18 de noviembre de 1916), tuvo un tremendo impacto en la retaguardia, ya que miles de familias de Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda sufrieron la pérdida de algún ser querido. El impacto que causaron las terribles imágenes que mostraba la película fue fácilmente manipulable tanto por parte de los pacifistas como por la de los partidarios de seguir combatiendo hasta la victoria, sin importar el precio en vidas humanas que iba a cobrarse. Con imágenes de soldados heridos transportados desde el frente, el propio monarca al verla en un pase privado dijo “el público debe ver este tipo de películas, así se hace una idea de lo que está haciendo el ejército y lo que significa”.
El film no solo sirvió para el mercado interno sino para buscar más apoyos exteriores, entre ellos los entonces neutrales Estados Unidos, hecho de indudable importancia que también debemos valorar en clave cinematográfica. El film se considera el primer largometraje documental, pionero en filmar escenas reales de combate e incidiendo en el debate y en el cuestionamiento de films que “reconstruían” las acciones bélicas. La película logró el deseado impacto e incluso desde las instituciones hubo una reorganización en la producción con la creación del Comité Cinematográfico de la Oficina de Guerra (War Office Cinematograph Committee) para que coordinara la producción oficial que sufrió varias alteraciones hasta el fin de la guerra.
Al año siguiente, apareció un nuevo “battle film”, también filmado por Malins y McDowell, que gracias a su meritorio trabajo en el Somme consiguieron la exclusiva de filmar los tres restantes “battle”. El siguiente, St. Quentin, era algo menos ambicioso, con tan solo tres bobinas de duración; casi de inmediato llegaron Battle of the Ancre and the Advance of the Tanks (1917), que recopilaba filmaciones de otoño de 1916 y la última de la serie, The Battle of Arras (1917), filmada en abril de 1917 aún mantiene el impacto de la devastación de la ciudad, aunque sin el drama del frente mostrado en los “battle” anteriores.
- Año.- 1916.
- Duración.- 74 minutos.
- País.- Gran Bretaña.
- Género.- Bélico/Documental.
- Título Original.- The battle of the Somme.
- Dirección, Guión y Fotografía.- Geoffrey Malins & J.B. McDowell.
- Montaje.- Charles Urban & Geoffrey Malins.
- Música.- (para la restauración del Imperial War Museum en 2006) Laura Rossi.
- Productor.- William F. Jury.
- Producción.- British Topical Committee for War Films.
- Sinopsis.- Documental de propaganda (con algunas escenas recreadas) de la participación del ejército británico en la batalla del Somme, en Francia durante la Primera Guerra Mundial. En 2005 fue inscripto en el Registro Unesco de la Memoria del Mundo como patrimonio documental de interés universal. (FILMAFFINITY)
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Contexto:
Durante los cuatro años que duró la Gran Guerra, el cine pasó a convertirse en Gran Bretaña en el mayor proveedor de entretenimiento de las clases medias y bajas del país, estimulado por el impacto de los films norteamericanos e italianos -recordemos la tremenda popularidad del primer epic transalpino, Cabiria (id. Giovanni Pastrone, 1914)-, contribuyendo decisivamente a la consecución de los objetivos gubernamentales referentes a la mejora / apaciguamiento social durante el tiempo de guerra. Situación que convirtió al país en el primer cliente del cine estadounidense , aunque sin olvidar la producción autóctona, centrada en la producción de films d’art sobre obras de Shakespeare y novelas de Charles Dickens, como prueban Scrooge (Leedham Bantock, 1913) o Hamlet (Hay Plumb, 1913), esta última protagonizada por el célebre actor Johnston Forbes-Robertson. En consecuencia, hacia 1916, había unas 5.000 salas en todo el Reino Unido que frecuentaban diez millones de espectadores por semana. Para los británicos, eran tan importantes los films cómicos de Charles Chaplin, en especial Armas al hombro (1918) -todo un éxito de taquilla por su mofa de la “bestialidad” teutona, con esas barbas tan tupidas y sus cuerpos gordos y torpes…-, como el documental LA BATALLA DEL SOMME (1916).
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Pero la importancia que el cine adquirió en el seno de la sociedad británica se debió, además, a su valiosa conexión, intencionada o no, con su contexto nacional específico. Lo que algunos estudiosos llaman hoy “prácticas de sentido”, suelen ser mucho más determinantes para entender el papel del cine de la época como mediador del imaginario colectivo a la hora de construir identidades y representaciones de realidades como la guerra, que rompen las costuras de lo cotidiano.
Como los otros países en lucha, también los británicos tuvieron muy claro utilizar el cine como un arma útil de propaganda, no tanto para convencer de las razones de la guerra sino para levantar y proteger la moral del pueblo en tiempos difíciles. Sin embargo, el proceso estuvo plagado de malas decisiones y excesiva burocracia. Las cosas parecían funcionar cuando se dotaron rápidamente de instituciones de propaganda, como el Departamento de Propaganda de Guerra (War Propaganda Bureau) establecido en la Wellington House, y se estrecharon contactos con la industria para estimular la producción de films patrióticos. Paradójicamente, junto a la aglomeración de films propagandísticos muchas productoras intentaron enviar a sus camarógrafos al frente, pero de inmediato la Oficina de Guerra (War Office), con órdenes directas del Ministro de Guerra lord Kitchener, los expulsó aduciendo motivos de seguridad. La situación llegó a límites kafkianos, ya que otros países como Francia permitirían a los técnicos de Pathé, Éclair, Gaumont y Eclipse filmar en el frente. Incluso los alemanes establecieron una unidad especial estable, obligando a los británicos a utilizar su material reeditándolo para exhibirlo de nuevo. El Departamento decidió cambiar de planteamiento al contactar con las principales productoras de noticiarios estableciendo un consorcio: el Topical Committee of Film Manufacturers Asociation. Para la Oficina de Guerra la prohibición era una posición cada vez más insostenible, sobre todo después del veto levantado por Francia en 1915, que permitió el envío, por parte de la Topical Committee, de dos cámaras al frente. Su trabajo cambiaría el rumbo del cine propagandístico británico.
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Mientras todo esto ocurría las pantallas eran provistas de todo tipo de material patriótico muy especializado. Hasta siete tipos de películas era posible encontrar: pequeños films ficcionados; films sobre temas comunes militares, normalmente sobre la vida de los militares detrás de las líneas; films sobre entrenamiento militar; films sobre el movimiento de tropas británicas en Egipto y Palestina; visitas de los Reyes a tropas militares; films navales; films generales, y el séptimo, y más popular, los denominados “battle films”, films de batallas, con imágenes de batallas reales.
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Largometrajes como La sangre guerrera de la vieja Inglaterra (The fighting strain of old England, 1914) de Dave Aylott, La trompeta de Lancashire (The bugle boy of Lancashire, 1914) y En la ruta de Calais (The road to Calais, 1914), ambas de Charles Weston, Under the german yoke (1915) de Wilfred Noy, The traitor (1915) de Cecil Hepworth, Fraternidad de armas (The boys of the Old Brigade, 1916) de Ernest Batley, A man the Army made (1917) de Bertram Phillips, Victory and peace (1918) de Herbert Brenon y un serial sobre El espionaje alemán en Inglaterra (The german spy peril, 1914) de Bert Haldane, integran la mayor parte de esta producción de comienzos de la guerra.
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Curiosidades:
Durante la Primera Guerra Mundial, la canción “It’s a long way to Tipperary” de Jack Judge & Harry Williams (1912) fue adoptada por el 7º Batallón del Regimiento Connaught Rangers del Ejército Británico mientras marchaban en Boulogne (Francia). Los Rangers eran principalmente irlandeses, y el regimiento tenía lazos con el pueblo de Tipperary. Tras ser transportados de Irlanda a Inglaterra, el 7º batallón hizo popular la melodía, y al acudir a los campos de batalla de Francia y Bélgica la fama de la canción alcanzó a otras unidades del ejército británico, gracias al corresponsal del “Daily Mail” George Curnock, quien informó del uso de la melodía en el diario.
It’s a long way to Tipperary, It’s a long way to go; It’s a long way to Tipperary, To the sweetest girl I know! Good-ye, Piccadilly! Farewell, Leicester Square! It’s a long, long way to Tipperary, But my heart’s right there!
canción “It’s a long way to Tipperary” de Jack Judge & Harry Williams (1912)
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Fuentes:
- AA.VV., Historia del Cine Británico, T&B Editores, 2013.
- Antonio José Navarro, “La I Guerra Mundial y el cine 1914-1918: la metamorfosis de un arte”, en dossier “Cine y I Guerra Mundial”, rev. Dirigido, julio-agosto 2014.
- AA.VV., El Cine, enciclopedia Salvat del 7º Arte, vol. 4: Cine Bélico/Cine Histórico, Salvat, 1986.
- Dossier del Cine Club Universitario. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Deporte. Universidad de Granada.
- FILMAFFINITY.
Si os ha gustado este post os animamos a compartirlo para que el mayor número de personas posible asistan y disfruten hoy de la segunda película del ciclo NO NECESITABAN PALABRAS, TENÍAN ROSTROS (JOYAS DEL CINE MUDO X): Especial 1ª GUERRA MUNDIAL, organizado por el Cine Club Universitario del Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, en el Salón de Actos de la E.T.S. de Ingeniería de Edificación, a las 21:00 horas. Entrada libre hasta completar aforo.
Muchas Gracias.
Adrián De La Fuente Lucena.