ALAS

Publicado el 27 enero, 2015

   “Teníamos cámaras rodando desde detrás y desde delante. Había muchas escenas, en las que filmábamos por encima de la cabeza de Arlen, en las que él tenía que tirarse al suelo. Cuando se pone todo el peso en un lugar desacostumbrado está exponiéndose uno a estrellarse. Estábamos haciendo algo que nunca se había hecho antes, y haberlo conseguido sin estrellarnos y además haber sacado adelante la película, es algo realmente asombroso”.

Lucien Hubbard (Productor)

   Tal y como nos indica Frank Thompson ALAS fue fruto de la pluma de John Monk Saunders, piloto como William Wellman, su director,  durante la 1ª Guerra Mundial. En febrero de 1926, Saunders le propuso a Jesse Lasky la idea de filmar una historia sobre la fuerza aérea durante la guerra. El proyecto parecía viable a la vista del enorme éxito de EL GRAN DESFILE (The big parade, King Vidor, 1925) y El precio de la gloria (What price glory, Raoul Walsh, 1926). Tras un largo periodo en el que se había creído que las películas bélicas eran veneno para la taquilla, todo parecía indicar que el público estaba de nuevo ansioso por ver historias acerca de la Gran Guerra.

   La película se erige como un homenaje a los voluntarios de la aviación que desde EE.UU. se unieron a Francia en contra de los alemanes en la 1ª Guerra Mundial. Según Juan Carlos Vizcaíno Martínez, William Wellman estructura ALAS dándole un cierto tono de crónica costumbrista e incluso de comedia, organizándola a  modo de capítulos de sencilla estructura, con un notable sentido del ritmo. Esa es la razón por la que su holgado metraje apenas se acusa en una producción que combina lo espectacular con lo intimista, lo divertido con lo trágico, con una rara perfección, especialmente con la maestría demostrada en la introspección psicológica de sus personajes.Tal es el caso del trío protagonista, Mary, Jack y David, de su interacción en el relato.

Imagen de "Alas (1927)"   Wellman perfila, con su gusto por el detalle, el voluntarismo de Mary -que se alista como enfermera en Francia-, el vitalismo un tanto inconsciente de Jack y, sobre todo, los extraños perfiles que definen a David. Con no poco atrevimiento, percibiremos la relación de dependencia que mantiene con su madre -despidiéndose de ella con un beso en la boca que tiene bastante de edípico-, la descripción de su mansión, dentro de unas composiciones de fuerte presencia arquitectónica, o incluso el carácter pasivo del padre, confinado en una silla de ruedas. Ese gusto por el detalle quedará también representado en ese pequeño osito -juguete en la infancia del joven- que su madre le entrega como mascota al marchar como voluntario -y que tan revelador resultará para avisar al espectador de la tragedia que el propio David intuye dentro de su aura existencial-. Y será algo que en la propia sensibilidad que Armstrong manifestará en un momento dado a su íntimo amigo. Sucederá poco antes de que se introduzca en la relación una abierta rivalidad al -de nuevo la apuesta por el detalle- producirse una circunstancia fortuita: la caída de la foto que Jack porta de Sylvia, y que David advertirá está dedicada a él.

   En definitiva, podemos afirmar que ALAS es una lograda crónica bélica en donde el voluntarismo, lo heroico, lo físico -las magníficas secuencias aéreas-, la descripción de los comportamientos de los contendientes -ese aviador alemán que hará gala de su caballerosidad al renunciar a eliminar al enemigo americano que se ha quedado sin metralla- o la primera avanzadilla del lado destructor -el episódico rol encarnado por un jovencísimo Gary Cooper-, que con tanta efectividad introducirá en el relato la crudeza de la guerra con su inesperada muerte, expresada visualmente con la presencia de la sombra del avión -detalle nada casual, en forma de cruz-.

   Wellman retoma así el cine bélico. Su esfuerzo y el diseño de producción son magníficos. Se perciben la sensación física de la contienda, los ataques y bombardeos aparecen con un alto grado de credibilidad y, lo que es más importante, todo ese entramado se encuentra siempre al servicio en la entraña dramática de la historia de John Monk Saunders. Se palpa el polvo, la fuerza de las nubes, el riesgo de las ametralladoras, las tácticas de los combatientes…

Imagen de "Alas (1927)"

Imagen de "Alas (1927)"   Su magnífico montaje articulará los distintos frentes desde donde se encuentran nuestros protagonistas y la propia acción. La recurrencia de los planos en donde las cruces de los cementerios aparecerán de manera creciente, serán un tenebroso augurio de esa batalla final, en la que aparecerá uno de sus elementos más contundentes: la huida de David tras una lucha contra los alemanes que le han hecho aterrizar en terreno enemigo, haciéndolo en un avión germano que será ametrallado por Jack, creyendo este que ha sido eliminado por sus enemigos. La curiosidad le hará visitar la víctima derribada, imbuido de un espíritu de venganza, comprobando que su amigo está postrado en una mesa herido de muerte, mientras la escena es contemplada por una mujer enlutada acompañada presuntamente por su hija. Será el instante en el que la profunda amistad que le ha unido, se transformará en la muestra más destacada de “amor entre hombres” que caracterizó la filmografía de Wellman, al besarlo con intensidad, diciéndole “No hay nada en el mundo que merezca más que tu amistad”. La secuencia devendrá sobrecogedora, elevando en sus brazos el cadáver de David, que fallecerá haciendo con sus manos el gesto de una hélice que aparecerá a continuación como metáfora del fin de su existencia. Un fragmento de asombrosa intensidad, que elevan la fuerza y el desgarro de una película que culminará con el regreso al pueblo del envejecido piloto llegado el armisticio, evitando el apoteósico recibimiento y decidiéndose a acudir a la mansión de los Armstrong, donde los encuadres de la misma aparecerán más opresivos, mientras sus padres se encuentran hundidos ante la pérdida de David. Y es en el reencuentro con ellos, sobre todo con una madre para la cual la vida ya no tiene sentido, donde ALAS adquiere un alcance conmovedor cuando se decida a abrazar a Jack, la persona que ha acabado con la vida de su hijo, al que no puede odiar, culpando de ello a la guerra, mientras ambos estallan en un llanto incontenible. Las huellas de la contienda se aprecian en su semblante. Sus cabellos se encuentran poblados de canas. Parece que la juventud le ha abandonado de la noche a la mañana. Solo el reencuentro con Mary podrá brindarle no el reencuentro con una juventud perdida de manera abrupta e inconsciente, aunque quizá le adentre en una apresurada madurez.

   Ficha Técnica

  • Año.- 1927.Cartel de Alas (1927)
  • Duración.- 132 minutos.
  • País.- EE.UU.
  • Género.-  Bélico. Drama.
  • Título Original.- Wings.
  • Director.- William A. Wellman.
  • Argumento.- John Monk Saunders.
  • Guión.- Hope Loring & Harry D. Lighton.
  • Intertítulos.- Julian Johnson.
  • Fotografía.- Harry Perry (B/N).
  • Montaje.- E. Lloyd Sheldon & Lucien Hubbard.
  • Música.- John S. Zamecnick.
  • Productor.- Lucien Hubbard.
  • Producción.- Paramount Famous Lasky Corporation.
  • Intérpretes.- Clara Bow (Mary Preston), Charles “Buddy” Rogers (John Powell), Richard Arlen (David Armstrong), Gary Cooper (White), Jobyna Ralston (Sylvia Lewis), El Brendel (Herman Schwimpf), Henry B. Walthall (sr. Armstrong), Julia Swayne (sra. Armstrong), Arlette Marchal (Celeste), Hedda Hopper (sra. Powell).
  • Drama bélico que ha pasado a la historia por ser el primer film que ganó el Oscar a la mejor película, el año de la creación de los premios de la Academia americana (años 1927-1928). (FILMAFFINITY)

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    Fuentes:

   Si os ha gustado este post os animamos a compartirlo para que el mayor número de personas posible asistan y disfruten hoy del ciclo NO NECESITABAN PALABRAS, TENÍAN ROSTROS (JOYAS DEL CINE MUDO X): Especial 1ª GUERRA MUNDIAL, organizado por el  Cine Club Universitario del Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, en el Salón de Actos de la E.T.S. de Ingeniería de Edificación, a las 21:00 horas. Entrada libre hasta completar aforo.

   Muchas Gracias.

   Adrián De La Fuente Lucena.

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