ADIÓS A LAS ARMAS

Publicado el 14 abril, 2015

   “ADIÓS A LAS ARMAS sigue siendo hoy la película mejor considerada de Frank Borzage, la quintaesencia de su forma sublime de abordar el hecho amoroso y traslucir a través de la puesta en escena el sentido de su espiritualidad“.

Quim Casas

   “el estilo visual de Borzage refleja su creencia en la inmaterialidad de los objetos y caracteres. Sus imágenes tienen poco que ver con las cosas reales; más bien remiten, como las formas ideales de Platón, a una realidad absoluta y eterna que existe sólo en un nivel puramente abstracto”.

John Belton

Imagen de "Adiós a las armas"    La historia de ADIÓS A LAS ARMAS es la historia de una relación amorosa entre un conductor de ambulancias y una enfermera durante la campaña italiana, en la I Guerra Mundial, adaptada de la obra del mismo nombre de Ernest Hemingway.

   La batalla siempre se contempla, pero en la distancia, con el fragor de las explosiones repercutiendo en la banda sonora en todo tipo de escenas entre el teniente Frederic Henry (Gary Cooper) y la enfermera Catherine Barkley (Helen Hayes), nuestros protagonistas. Por ejemplo, cuando se conocen en el bar; al besarse por vez primera en lo alto de un árbol durante la fiesta; en las trincheras, cuando Frederic resulta herido y enviado a Milán, o cuando decide desertar para ir en busca de su amada.

   Pero la desobediencia de Frederic, que abandona el campo de batalla aún a riesgo de que todos, salvo el mayor que encarna Adolphe Menjou, le consideren un cobarde, no es el único desafío a todas las normas, escritas o no, que podemos observar en ADIÓS A LAS ARMAS. Este espíritu trasgresor está presente desde el momento en que se consuma la relación: el silencio de ella durante el embarazo, expresando en unas cartas que nunca llegarán a su destino, las emociones de la separación y la gestación del hijo en su vientre, justifican sobradamente la deserción de Frederic: “¿Qué significa esta guerra para mí?”, le dice al sacerdote. “Ella sí me interesa”, sentencia refiriéndose a Catherine.

   Esa deserción llevará a Frederic a aventurarse en lo que Jordi Batlle Caminal describe como  un casi homérico viaje a través de la oscuridad, recorriendo un viacrucis de bombardeos, explosiones, incendios, ruinas, cementerios, horror y muerte. Estamos ante el tramo de ADIÓS A LAS ARMAS más negro, crudo y descorazonador, sin una sola línea de diálogo, y el único estrictamente encuadrable en el cine bélico, que sumerge al espectador en un realismo que contrasta con los tintes expresionistas que ostentan las imágenes de Borzage.

   Imagen de Adiós a las armasSomos testigos del devenir de unos personajes que, en opinión de  Quim Casas, se sitúan al margen del mundo que les ha tocado vivir a la búsqueda de una pureza que es sistemáticamente negada; y lo es, generalmente, por las tragedias colectivas motivadas por la propia especie humana.

   En el caso de ADIÓS A LAS ARMAS la tragedia colectiva es la Gran Guerra, el contexto o, si se prefiere, el período histórico concreto que enmarca y confiere sentido a las relaciones contadas en la película que nos ocupa, en tanto que la guerra genera los escollos que deben vencer para alcanzar la inmortalidad de su amor.

Imagen de "Adiós a las armas"   Todo lo que la película nos ofrece -desde la contemplación de los heridos de guerra moviéndose apenas entre las paredes de hospitales de concepción casi expresionista, hasta la ternura que emana de los primeros encuentros entre los protagonistas; desde la hilera de ambulancias que suben dificultosamente por una empinada carretera italiana repleta de soldados heridos, en la secuencia de apertura, los movimientos nocturnos de Frederic escapando de los rivales, de sus propios compañeros de armas y de la idea de perder a la mujer amada, hasta la sublimación melodramática final, agazapada tras la tragedia- no busca sino alcanzar la pureza absoluta de las emociones, del amor llevado a las últimas consecuencias, es decir, después de la muerte, trasciende y recapitula, como en un torbellino de sensaciones que se niegan a ser olvidadas o arrinconadas.

   Catherine, en la última secuencia, agoniza en los brazos de su amante después de que un foco estratégicamente colocado encima de ella haya hecho resplandecer su rostro antes del estertor, mientras las campanas, ajenas al dolor de aquel instante, festejan la firma del armisticio. El niño ha nacido muerto y Catherine, debilitada, solo ha podido aguantar hasta la llegada de Frederic, que la toma en sus brazos, la levanta de la cama -y la blanca sabana enrollada en sus pies se asemeja a la cola del vestido blanco de una novia a punto de subir al altar- y, de espaldas a la cámara, mira hacia el cielo y ruega. Borzage encadena con un plano de nubes y pájaros, junto con el “Tristán e Isolda” de Wagner en la banda sonora, antes de despedir el film, impidiendo toda posibilidad física de reunir a los dos personajes con vida. Personajes que, en palabras de José Luis Guarner, logran la victoria espiritual a través de la derrota física.

   Ficha Técnica:

  • Cartel de "Adiós a las armas"Año.- 1932.
  • Duración.- 78 minutos.
  • País.- EE.UU.
  • Género.- Drama.
  • Título Original.- A farewell to arms.
  • Director.- Frank Borzage.
  • Argumento.- La novela homónima (1929) de Ernest Hemingway, y la adaptación teatral de la misma de Laurence Stallings.
  • Guión.- Benjamin Glazer y Oliver H.P. Garrett.
  • Fotografía.- Charles B. Lang Jr. (B/N).
  • Montaje.- Otho Lovering y George Nicholls Jr.
  • Música.- Ralph Rainger, John Leipold, Bernard Kaun y W. Franke Harling.
  • Productor.- Benjamin Glazer.
  • Producción.- Frank Borzage Productions para Paramount Pictures.
  • Intérpretes.- Helen Hayes (Catherine Barkley), Gary Cooper (teniente Frederic Henry), Adolphe Menjou (capitán Rinaldi), Mary Phillips (Helen Ferguson), Jack La Rue (el sacerdote), Blanche Frederici (la enfermera jefe), Mary Forbes (miss Van Campen), Henry Armetta (Bonello), Tom Ricketts (conde Greffi).
  • Sinopsis.- Primera Guerra Mundial (1914-1918). Primera adaptación de la novela homónima de Ernest Hemingway; la segunda la dirigió Charles Vidor en 1957. Antes de que los Estados Unidos entren en la guerra en 1917, Frederick, un periodista norteamericano, se alista como voluntario en el Cuerpo de Ambulancias italiano para poder seguir de cerca los acontecimientos. Tras recibir una herida, ingresa en un hospital y se enamora de Catherine, una enfermera británica. (FILMAFFINITY)
  • Premios.- 2 Oscars: Fotografía y Sonido (Franklin Hansen). 2 Candidaturas: Película y Dirección Artística (Hans Dreier y Roland Anderson).

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   Apuntes y Curiosidades:

  • Imagen del libro "Adiós a las armas"En 1917, Ernest Hemingway no pudo ingresar en el ejército por problemas oculares, pero un año más tarde se alistó en la Cruz Roja italiana. Destinado a Fossalta di Piave como conductor de ambulancias, fue herido en las piernas e ingresado en un hospital de Milán, donde mantuvo una relación sentimental con una enfermera, Agnes von Kurowsky, siete años mayor que él. Se prometieron matrimonio, pero Von Kurowsky finalmente se decantó por un oficial italiano. En 1919, Hemingway regresó a Estados Unidos y exactamente diez años después, en septiembre de 1929, publicó “Un adiós a las armas”, donde relataba sus experiencias vividas en la Primera Guerra Mundial. La novela fue un éxito instantáneo: en menos de cuatro meses ya había vendido alrededor de 90.000 ejemplares.
  • Por lo que no resulta extraño que Hollywood puso sus ojos en un libro, que prometía un suculento melodrama bélico. Paramount consiguió los derechos de la novela por 80.000 dólares y ofreció la realización a Frank Borzage, por entonces el director que con mayor fulgor y sublimidad había filmado el amor como sentimiento bigger than life: El séptimo cielo (7th Heaven, 1927), El ángel de la calle (Street Angel, 1927) o Liliom (id., 1930) lo habían convertido en el cineasta romántico por excelencia. Sin embargo, Borzage llevaría el texto a su terrero, centrándose más en la pasión y el deseo de sus protagonistas que en la reflexión sobre la llamada generación perdida, tan esencial en Hemingway.
  • La protagonista Catherine Barkley (Helen Hayes), fue impuesta por Paramount sobre Eleanor Boardman, que habís sido la elección inicial  de Borzage.
  • En la novela, la protagonista también moría, pero Paramount, que por imposición de la censura había cortado algunas escenas por inmorales, obligó a Borzage a rodar otro desenlace en el que Catherine sobrevivía. Por una vez, el happy end no convenció, prevaleciendo la versión trágica.
  • En 1951, William Holden y Nancy Olson protagonizaron, a las órdenes de Michael Curtiz, Force of Arms, cuyo argumento era muy parecido al de novela y película. Seis años después, David O. Selznick produjo una nueva versión de Adiós a las armas (A Farewell to Arms, 1957), interpretada por Rock Hudson y Jennifer Jones. Debía dirigirla John Huston pero, por desavenencias con el productor, el film acabó en manos de Charles Vidor. Y en 1996, Richard Attenborough rodó En el amor y en la guerra (In Love and War), que no es exactamente una adaptación del libro de Hemingway, sino más bien la historia que lo inspiró, con Chris O’Donnell en el rol del escritor y Sandra Bullock en el de la enfermera Von Kurowsky.

   Fuentes:

   Si os ha gustado este post os animamos a compartirlo para que el mayor número de personas posible asistan y disfruten hoy de esta película que continúa el ciclo CLÁSICOS RECUPERADOS XXXII: Especial I GUERRA MUNDIAL, organizado por el  Cine Club Universitario del Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias, a las 21:00 horas. Versión original en inglés con subtítulos en español.

   Muchas Gracias.

Adrián De La Fuente Lucena

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