RETRATOS DE UNA OBSESIÓN

Área de Cine y Audiovisual

   «… lo que el film propone es […] hacer creíble el comportamiento del otro, del diferente: La humanización del supuesto monstruo.

Para ello, Romanek se vale de […] una exquisita composición del encuadre, hecha con un rigor y unos recursos cromáticos que dicen mucho más sobre el personaje que mil palabras; unos personajes inhabituales; un extremo rigor a la hora de mantener el punto de vista narrativo. Y el producto es una película extraña y apasionante, la enésima comprobación de que, en términos sociales, tal vez los monstruos no sean quienes más comunmente pensamos«.

Mirito Torreiro

One-Hour-Photo   Estrenada casi con vergüenza, aprovechando un agujero en la programación estival no rellenado por el blockbuster de turno, y tímidamente lanzada sobre la base del cambio de imagen de su principal protagonista, el actor Robin Williams, haciendo frente por primera vez a un papel de villano integral -si exceptuamos su brillante aparición como terrorista en El agente secreto (The secret agent, 1996), versión Christopher Hampton-, RETRATOS DE UNA OBSESIÓN, escrita y dirigida por Mark Romanek (Static, 1985), es una nada convencional película que va mucho más allá de lo que, a priori, cuenta.

One-Hour-Photo-robin-williams   El planteamiento dramático no puede ser, en principio, más arquetípico: Seymour (Robin Williams), el afable dependiente de un establecimiento de fotografía situado en el interior de unos grandes almacenes, desarrolla una obsesión demente hacia una familia -padre, madre e hijo de nueve años- a los que considera una familia ideal y cuyas fotos caseras, con las cuales adorna la pared de su apartamento, viene revelando desde hace tiempo. El solitario e introvertido Seymour sueña con integrarse idílicamente en ese núcleo familiar (en sus propias palabras, ser “el tío Sy”), pero su perspectiva irreal sobre esa familia se trastoca a raiz que descubre la infidelidad conyugal del marido. Así explicada, RETRATOS DE UNA OBSESIÓN no sería más que un psycho-killer al uso. Sin embargo, el minucioso trabajo de puesta en escena de Mark Romanek eleva el conjunto sobre las convenciones en las que parece sustentarse y lo sitúa a un nivel de pura abstracción.

one-hour-photo   Lo que la película realmente propone es una terrible descripción, cruda y sin concesiones, del modo de vida en la sociedad occidental: La locura de Seymour es, en el fondo, una metáfora de la locura del mundo moderno. El relato transcurre en unos escenarios asépticos, ordenados, impersonales y sin auténtico calor humano: La gran superficie comercial donde trabaja Seymour (y en la que está expresamente prohibido confraternizar con la clientela); la vivienda de la familia, tan lujosa como estereotipada; el caro hotel donde transcurre el clímax del relato; o el apartamento del protagonista, casi sin mobiliario y tan uniforme como el aspecto físico del personaje: cabello oxigenado, gafas, “raro”: Sin interés para el mundo de hoy. Todo ello está filmado de una manera igualmente aséptica e incómoda, como si estuviésemos contemplando las habitaciones de una clínica: A nadie en su sano juicio le apetecería pasearse por esos grandes almacenes, ni vivir en esas casas, ni alojarse en ese hotel.

480full-one-hour-photo-screenshot   El solitario Seymour se ha construido un mundo ideal con los cientos de fotos de esa familia presuntamente perfecta y en la que tanto desea integrarse (véase ese espléndido apunte, en el cual Seymour se fotografía a sí mismo, añadiéndose a las fotos familiares, con la excusa de acabar un carrete, o la magnífica secuencia onírica, ejemplarmente resuelta, en la cual Seymour “entra” en la vivienda de la familia y se instala en ella como uno más). La locura del protagonista y su percepción del mundo que le rodea se expresa por medio de las fotos que revela a diario. Él mismo comenta que, viendo las instantáneas que la gente saca, uno llegaría a pensar que todo el mundo está poblado sólo por personas sonrientes y felices. La venganza de Seymour contra el marido infiel consistirá, precisamente, en humillarle y dejar su humillación “inmortalizada” en una serie de fotos. En otro momento del relato, añade que nadie se entretiene a fotografiar sus momentos de tristeza, porque prefiere olvidarlos, ni se preocupa en retratar los pequeños objetos de su entorno cotidiano, los cuales son los que verdaderamente reflejan el paso del tiempo, y por ende, de la vida. De ahí que se conmueva viendo las fotos infantiles del hijo de la familia, quien ha retratado el pequeño mundo de su habitación llena de juguetes, y que al final del relato, en la blanca sala de interrogatorios de la comisaria -que recuerda la no menos agobiante que aparecía en las escenas finales de la magistral El estrangulador de Boston (The Boston strangler, 1968), de Richard Fleischer-, Seymour dé rienda suelta a su demencia contemplando su última sesión de fotos: Los pequeños rincones de la habitación de hotel donde se alojó para consumar su revancha y vivir la última gran emoción de su vida.

Retratos_de_una_obsesi_n-249566312-large   Ficha Técnica:

  • Año.- 2002.
  • Duración.- 95 minutos.
  • País.- EE.UU.   
  • Género.- Thriller.
  • Título Original.- One hour photo.
  • Director y Guión.- Mark Romanek. 
  • Fotografía.- Jeff Cronenweth (1.85:1 – DeLuxe).  
  • Montaje.- Jeffrey Ford. 
  • Música.- Reinhold Heil y Johnny Klimek. 
  • Productor.- Pamela Koffler, Christine Vachon y Stan Wlodkowski.  
  • Producción.- Fox Searchlight.
  • Intérpretes.- Robin Williams (Seymour Parrish), Connie Nielsen (Nina Yorkin), Michael Vartan (Will Yorkin), Dylan Smith (Jake Yorkin), Gary Cole (Bill Owens), Eriq La Salle (detective Van Der Zee), Erin Daniels (Maya Burson).

   Apuntes y Curiosidades:

  • Un raro momento de intimidad entre un niño (Smith) y su madre (Nielsen) arroja muchas pistas sobre las intenciones de Mark Romanek al proponer una historia como la de RETRATOS DE UNA OBSESIÓN (el título original -One hour photo- es mucho más elusivo que la brutal traducción hispana, y arroja pistas sobre la persona que protagonizará la cinta: No un fotógrafo, profesión con amplia solera cinematográfica, sino un humilde revelador de fotografías en una hora). En ese instante, el niño confiesa que siente auténtica pena por quienes están en la más absoluta soledad, y cuando la madre piensa que habla de él mismo, el pequeño desvía la atención sobre ese Sy que les atiende ocasionalmente en la tienda del supermercado.
  • Como tantos héroes dudosos del cine americano, Sy es un solitario radical, alguien que no sabe cómo relacionarse con su entorno. Pero es también alguien más: Incapaz de construir por sí mismo un mundo propio, vive vicarialmente la existencia de una familia tipo, padre, madre e hijo. Y como toda persona que no sabe cómo gestionar sus sentimientos, siente como propia la traición de uno de los miembros de la familia, hasta desembocar en un final paradójico en el que nada es realmente lo que parece.

Proyecciones mayo16   Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario.

   Si os ha gustado este post os animamos a compartirlo para que el mayor número de personas posible asistan y disfruten hoy de esta película, con la que se inicia el Ciclo «Memento (I). Grandes Películas Olvidadas del Siglo XXI«, organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cine Club Universitario) de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias, a las 21:00 horas. Versión original en inglés con subtítulos en español.

   Precio normal de la entrada: 2 €; Precio con carnet del Cineclub: 1,50 €.; Abono 10 sesiones: 9 €.

   ¡Muchas Gracias por leer!