Odessa (1974)

Área de Ciencias Experimentales y de la Salud

Resurrección del nazismo por el thriller anglo-norteamericano

ODESSA es un film de conspiraciones nazis, esos que muestran a los criminales de guerra prófugos escondidos bajo nuevas identidades, y utilizando todos los recursos robados durante la guerra (y ocultos en oscuros bancos suizos) para montar algún plan siniestro que les permita regresar al poder en Alemania. El subgénero ha dado lugar para films de todo tipo y color, sea inquietante ciencia ficción -como resucitar a Hitler al estilo Los niños del Brasil (The boys from Brazil, Franklin J. Schaffner, 1978)-, densos thrillers conspirativos –MARATHON MAN (John Schlesinger, 1976) o El Pacto de Berlín (The Holcroft covenant, John Frankenheimer, 1985)-, e incluso alegorías encubiertas como Los crímenes del Dr. Mabuse (Die 1000 augen des Dr. Mabuse, Fritz Lang, 1960) -despedida de Lang de su personaje favorito y una crítica encubierta a la Alemania de la postguerra, la cual mantenía latentes las posibilidades de un nuevo brote fascista-.

El recurso a la resurrección del nazismo por parte del thriller anglo-norteamericano de los años setenta respondía a una constante paranoia neoliberal heredada de las diversas conspiraciones de la ultraderecha EE.UU. implicada de manera no oficial, pero evidente, en el asesinato del presidente Kennedy o en el estallido del caso Watergate. El primer film que acometió con cierta seriedad la amenaza fascista, evocando el fantasma del nazismo, fue precisamente ODESSA, asesorada por el caza-nazis Simon Wiesenthal, y que aunque con aires hollywoodienses fue una coproducción británico-germana (la presencia de actores europeos de prestigio como Maximilian Schell, Derek Jacobi, los escenarios en el Viejo Continente, la elección del británico Neame.. .), de éxito contundente como ocurrió con Chacal -en este caso un thriller británico-francés-.

La existencia de una red de apoyo para la integración de los ex altos cargos del nazismo tras la guerra, conocida como O.D.E.S.S.A. (del alemán “Organisation der Ehemaligen SS-Angehörigen”, “Organización de Antiguos Miembros de las SS”) se ha mantenido entre la leyenda urbana y la realidad desde el final del conflicto armado. Se calcula que tras el juicio de Nuremberg y las posteriores ejecuciones de una serie de imputados por crímenes de guerra, miles de responsables de atrocidades en los años del nazismo cambiaron de identidad en la misma Alemania o lograron huir. Muchos hablan de una vía clandestina creada para ello llamada “Die Spinne” (“La araña”) que llevaba a los fugitivos a países seguros como España, ciertos Estados latinoamericanos y regímenes antisemitas como los de Egipto y Siria. Las relaciones de estas redes y estos Gobiernos árabes se citaban en la película de Neame mediante una conspiración conjunta para borrar el estado naciente de Israel del mapa. También se llegó a hablar de la colaboración de ciertos gobernantes populistas sudamericanos con estas redes, como fue el caso de Juan Domingo Perón en Argentina.

Ficha Técnica

  • Año.- 1974.
  • Duración.-  130 minutos.
  • País.- Gran Bretaña – Alemania.
  • Género.- Thriller.
  • Título Original.- The Odessa file.
  • Director.- Ronald Neame.
  • Argumento.- La novela homónima (1972) de Frederick Forsyth.
  • Guión.- Kenneth Ross & George Markstein.
  • Fotografía.- Oswald Morris (Panavisión – Eastmancolor-B/N).
  • Montaje.- Ralph Kemplen.
  • Música.- Andrew Lloyd Webber.
  • Productor.- John Woolf & John R. Sloan.
  • Producción.- Domino Productions – Oceanic – Bavaria Films para Columbia Pictures.
  • Intérpretes.- Jon Voight (Peter Miller), Maximilian Schell (Edward Roschmann), Maria Schell (frau Miller), Mary Tamm (Sigi), Derek Jacobi (Klaus Wenzer), Peter Jeffrey (David Porath), Klaus Löwitsch (Gustav Mackensen), Kurt Meisel (Alfred Oster), Hannes Messemer (general Glücks), Shmuel Rodensky (Simon Wiesenthal), Günter Meisner (general Greifer).

Apuntes y Curiosidades

  • El 99% de estas cintas entran en el terreno “de la evasión”, con lo cual ninguna de ellas se tomó la molestia de tratar como corresponde la inflamable situación social que reinaba en Alemania a partir de 1945. Imaginen un país arrasado, un gobierno sostenido por potencias extranjeras, una economía caótica y plena de racionamientos, y un gigantesco porcentaje de la población compuesto por antiguos soldados y oficiales miembros del depuesto régimen nazi -a fin de cuentas, no hubo alemán varón que no pasara por las milicias germanas, fuera durante el auge del nazismo o, al final, cuando la desesperación los llevó a reclutar niños y ancianos para defender inutilmente la nación frente al imparable avance aliado-. Era una situación mucho peor que la de 1918, ya que los fanáticos nacionalistas abundaban entre la población germana y, si la reconstrucción del país no era rápida y exitosa, no faltaría mucho para que las fuerzas latentes resurgieran y sumieran a la nación en un nuevo caos social, sea con protestas, revueltas o intentando dar un golpe de estado. Aún cuando se trataba de un país ocupado por milicias extranjeras, el temor del resurgimiento nazi era inevitable: el país descuartizado y repartido entre las potencias invasoras; una sociedad desintegrada y señalada con el dedo por la comunidad internacional; y la paranoia de tener a los comunistas justo en su puerta, amén de usurpar territorio histórico y caro a los sentimientos alemanes como era Berlín y toda la parte este del país… ¿hasta cuando los sanguíneos alemanas tolerarían la humillación -y los costos- de la derrota?. Mientras que hubiera sido fascinante ver algun film que explorara -de manera dramática- los peligros latentes durante la reconstrucción de Alemania, estas intrigas sirven para mostrar dicha paranoia de manera fragmentada.
  • O.D.E.S.S.A. fue mitificada por el periodismo y la prensa amarillista y mitificada por obras como la de Forsyth y películas como la de Neame. Pero la base existía y el germen de la conspiración también. Lo notable de la película de Neame era que la lucha contra el nazismo se resumía al final en una simple cuestión personal, que el personaje de Jon Voight terminaba revelando su ausencia de ideología personal y se convertía simplemente en un vengador internacional, que se saltaba las propias normas de sus superiores, su profesión e incluso al servicio secreto judío en pos de un simple ajuste de cuentas. Pero la sensación que dejaba ODESSA era la de una Europa donde la herida del fascismo aún no estaba cicatrizada, donde ejercían el poder económico, institucional y político hombres procedentes de un pasado oscuro, capaz de convertir al Viejo Continente y al mundo en un nuevo infierno de odio y muerte. Así, Neame conseguía meter el miedo en el cuerpo, creando una cierta inquietud, despertando algo que la mayoría de los espectadores de 1974 creían ya superado, a través de unas imágenes en blanco y negro de una época infernal de exterminio –hay un diario que escribió una víctima durante la época en que era prisionero de guerra; allí describe los horrores vistos en el campo de concentración de Riga-, de un genocidio que se negaba a desaparecer en la Europa de la guerra fría, del que casi no se hablaba en la película, pero que se intuye en todo momento. Los enemigos habían cambiado, ahora los monstruos del pasado podían ser aliados. Ese era el terrible mensaje oculto de ODESSA y el antídoto que proponía no puede ser más desesperanzador: sólo la venganza personal justificaba la eliminación de unos individuos monstruosos que renacían en medio del nuevo caos, de los nuevos odios e intereses creados.

   Fuentes: Cuaderno del Cine Club Universitario. La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.