Nacid@s tal día como hoy… 3 de abril: Cristi Puiu, Marlon Brando y Dooley Wilson

Área de Cine y Audiovisual / Cineclub Universitario UGR / Aula de Cine "Eugenio Martín"

Información complementaria a los ciclos del Área de Cine y Audiovisual (Cineclub universitario / Aula de cine) de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Universidad de Granada.

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Cristi Puiu (1967)

Menos denso respecto a la jornada de ayer se presenta este vieres 3 abril, en el que hablaremos del nuevo cine rumano y de un actor convertido, en realidad, en un mito del 7º Arte, aunque él siempre aborreciera esa consideración.

El estreno de «La muerte del sr. Lazarescu» de CRISTI PUIU, cineasta rumano que hoy cumple 53 años, y cinta multipremiada en diferentes festivales de prestigio empezando por el de Cannes, puso el foco de atención de la crítica especializada tanto sobre este director bucarestino como sobre otros compañeros de profesión que estaban desarrollando una manera de hacer cine, dotada de unas características temáticas y formales afines, y a los que comenzó a englobárseles en una denominada «Nueva Ola» dentro de la cinematografía de aquel país excomunista. Desde entonces y junto a Puiu, nombres como los de Cristian Mungiu, Lucian Pintilie, Radu Gabrea o Cristian Nemescu, se han hecho habituales y familiares en el panorama europeo de la última década. En CineClub Universitario y gracias a la colaboración del Instituto Cultural Rumano, organizamos un ciclo en diciembre 2012, RUMANÍA, SIGLO XXI, en el que se pudieron ver algunos títulos de este movimiento, empezando por la opera prima de Puiu, «La mercancía y la pasta«, especie de road movie con elementos de thriller, filmada cámara en mano de modo casi documental.

Entrevista con CRISTI PUIU sobre su manera de entender el cine.

LA MERCANCÍA Y LA PASTA. Completa en v.o.s.ingles.

Marlon Brando (1924-2004)

MARLON BRANDO, el actor, el sex-symbol, la estrella, el mito, nacía un día como hoy hace 96 años. Pocos actores estadounidenses de la generación posterior a la de los del cine clásico han sido más admirados, imitados, criticados, parodiados. Junto a James Dean y quizás Montgomery Clift, Brando fue la (primera) quintaesencia del método interpretativo del, tan famoso y alabado como discutido, Actor’s Studio: él representó mejor que nadie eso que se ha dado en llamar, aun hoy, a veces como elogio, a veces como crítica, «un Actor del Método». Brando actuó en algunas de las mejores películas norteamericanas de finales del periodo clásico y su paso al cine moderno, muchas de las cuáles hemos visto en el CineClub. Considerado por muchos como el mejor actor de la Historia del Cine, similar a la consideración dada a un Laurence Olivier en el mundo del teatro, «Bud», como también se le conocía, dejó pronto el mundo de las tablas, por donde se había movido con notable éxito desde 1944, para debutar en la gran pantalla en 1950 de la mano de Fred Zinnemann en «Hombres«, brillante drama sobre un veterano de guerra parapléjico. Sus cinco siguientes películas realizadas en un breve periodo de tiempo (1951-1954), todas ellas títulos ya clave en su naciente carrera, todas ellas vistas en CineClub, servirán para tres cosas: 1) para ponerlo en contacto con su mentor, auténtico descubridor-valedor en el mundo del cine, el gran maestro del cine norteamericano, turco de origen, Elia Kazan; 2) convertir a Brando en un icono erótico, en un sex-symbol masculino como ningún actor había sido hasta entonces -quizás a excepción de Valentino en el periodo silente-; y 3) convertirlo ya en asunto de discusión y críticas por su forma de interpretar y su dicción poco cuidada y a veces difícil de entender. El encuentro con Kazan se produce con la excelente «Un tranvía llamado Deseo» donde dará vida a unos de sus personajes más recordados, el del brutal «Stanley Kowalski«: con este film del que ya hablamos el pasado 26 de marzo a propósito del autor del texto teatral original, Tennessee Williams, también surgirá ya el Brando mito erótico. Algo que tendría su continuidad con «Salvaje» de Laslo Benedek, film que proyectamos en nuestro ciclo homenaje a Brando meses después de su fallecimiento en julio de 2004 (octubre 2004, MARLON BRANDO), y una película que abordaba el delicado tema, entonces, de los jóvenes pandilleros, moteros para más señas, que comenzaban a proliferar en la América de los 50, para preocupación de la generación de sus mayores y de las autoridades; el film tiene, de hecho, esa rara habilidad de muchos films de Hollywood para combinar exaltación y reflexión, atracción y admonición: lo primero, manejando una estética que atrajera a la juventud a los cines, y lo segundo elaborando una especie de ensayo social que acercase ese mundo y lo descriminalizase de cara a las generaciones más veteranas -en el excelente musical «Les Girls» de George Cukor, hay una maravillosa parodia, en clave número musical con Gene Kelly, a la estética de «Salvaje», lo que habla muy bien del impacto que tuvo dicho film-. Las dos siguientes películas de Brando con Kazan solo sirvieron para reafirmar su carisma como gran intérprete del momento, en dos excepcionales trabajos. Dos films además de profundo contenido político, si bien de signo ideológico bien distinto: de la exaltación de la figura del líder revolucionario, con marcado planteamiento de izquierdas, en la excelsa «¡Viva Zapata!«, donde Brando da vida a su protagonista, a «La ley del silencio«, (octubre 2004, ciclo MARLON BRANDO; noviembre 2009, ciclo MAESTROS DEL CINE CLÁSICO IV – ELIA KAZAN), magistral film sobre la delación y la oposición a la dictadura de «los muchos» -aquí bajo la forma de los sindicatos de trabajadores portuarios controlados por la mafia-. Por su personaje del joven exboxeador «Terry Malloy», manipulado por su hermano delincuente (un magnífico Rod Steiger, candidato al Óscar al mejor actor de reparto) que sirve a un jefe gangsteril (antológico, como siempre, Lee J.Cobb, también candidato al mismo galardón), Brando consiguió el Óscar al mejor actor principal, uno de los 8 que recibió el film incluyendo película y director, y el primero de los dos del actor en esta categoría -el otro, obviamente, fue por «El padrino»-; una categoría en la que el nombre de Brando ya había estado en 3 ocasiones precedentes, a saber, con los dos film de Kazan citados y con su personaje de «Marco Antonio» en la magistral «Julio César» (mayo 2004, ciclo PANEM ET CIRCENSES). Con este film de Mankiewicz se inició la polémica sobre las dotes interpretativas de Brando: si ya había sido criticado sobre su «estilo demasiado naturalista» de dicción poco clara y acento muy marcado, el asunto estalló al verlo aplicar los mismos recursos al personaje de un patricio romano y encima recitando las míticas palabras creadas por «el Bardo de Avon«. Brando está magnífico, su famoso monólogo ante el cuerpo yacente de César es vibrante y brillante -no es ajeno al impacto que produce esa escena tanto el lenguaje corporal del actor como la puesta en escena de Mankiewicz-, si bien, no es menos cierto, que su dicción y fraseo «choca» con la de actores más clásicos, sus compañeros de reparto, como los inmensos John Gielgud o James Mason en el papel de «Bruto» -la breve imitación que hace el maravilloso y llorado Robin Williams de «Brando recitando a Shakespeare» en «El club de los poetas muertos» da una estupenda idea de lo dicho-. De aquí en adelante la carrera de Brando no marcha como era de esperar: estamos a mediados de los 50 y durante década y media, hasta «El padrino», el actor participa en una veintena de títulos que sin ser en absoluto despreciables, no están al mismo nivel de exigencia y resultados que con los que había iniciado su fulgurante carrera. Y que conste que entre esos veinte lo podemos encontrar en films que rozan la maestría como «La jauría humana» (octubre 2017, ciclo MAESTROS DEL CINE MODERNO IV – ARTHUR PENN); excelentes como su única y bien defendida presencia en el género musical, la magnífica «Ellos y ellas«, o el film bélico «El baile de los malditos«; y notables como su nuevo encuentro con el universo de Tennessee Williams dirigido por Sidney Lumet, «Piel de serpiente«, o su única incursión tras la cámara, tras despedir a Stanley Kubrick, en ese extraño e irregular, pero no exento de gran atractivo, «El rostro impenetrable«. Pero también esos años lo ven envuelto en el caos, al que él no es ajeno, de la fallida «Rebelión a bordo», o ven sus ajustadas dotes para la comedia en «Dos seductores» o «La condesa de Hong Kong», fallido encuentro con el mítico Charles Chaplin. Tampoco acabará de satisfacer su encuentro con John Huston en «Reflejos de un ojo dorado» o su presencia, apuntando cierta tendencia ya al amaneramiento gratuito, en films demasiado irregulares como «Sierra prohibida», «Morituri» o «Los últimos juegos prohibidos» -prometedor acercamiento a «Otra vuelta de tuerca» de Henry James que pierde fuerza mientras avanza-. En 1969 saltará por vez primera al cine europeo, italiano en particular, participando en un notable film, claramente político, contundente diatriba contra el colonialismo en clave relato de aventuras, «Queimada» (enero 2007, ciclo ITALIA, SETTIMA PUNTATA). Y así llegamos a 1972, donde Brando vuelve por sus fueros, demostrando por qué es (debe ser) tan admirado como intérprete: quizás simplemente fuera que encontró por fin dos personajes a su absoluta medida, o que además estuvo bien controlado por los respectivos directores, Francis Ford Coppola y Bernardo Bertolucci, quienes aceptaron sus propuestas actorales pero a la vez evitando la tendencia a una posible disolución de ambos personajes bajo la personalidad de su intérprete. Sea como fuere, tanto «El padrino» (enero 1995, ciclo UN SIGLO DE CINE) como «El último tango en París» (febrero 2000, ciclo CLÁSICOS RECUPERADOS X; octubre 2004, ciclo MARLON BRANDO), además de sendas obras maestras, nos han legado casi las dos últimas grandes interpretaciones de Brando como «Vito Corleone» y como «Paul». Y ese «casi» viene lógicamente condicionado por su creación del «coronel Kurtz» en la no menos magistral «Apocalypse Now» (octube 2004, ciclo MARLON BRANDO), donde Brando, todo parece indicar, hizo caso omiso -o mínimo- a las indicaciones de Coppola  y creo, a su gusto y medida, ese totem, ese titán de la guerra y el horror que surge de las sombras ideadas por Vittorio Storaro al final de tan genial film. Nuestro última cita hasta la fecha con el mito Brando tuvo lugar en diciembre de 2018, mes y año en el que conmemoramos el 40 aniversario del estreno de la maravillosa, magistral, «Supermán» de Richard Donner. En ella, Marlon Brando daba vida a «Jor-El», el mítico padre del mítico superheroe: como ya se dijo en su momento, y aquí nos reafirmamos, ¿quién si no? ¿quién más adecuado?. Acabamos nuestro recuerdo de Marlon Brando con una recomendación: a pesar de su irregularidad, la de la película y la de la propia interpretación de un casi irreconocible Brando, merece la pena descubrir la versión, muy atractivamente politizada, que hizo John Frankenheimer de la novela homónima de H.G.Wells: «La isla de dr. Moreau» de 1996: puede ser, «a pesar de…», su última interpretación para el recuerdo.

Dos estupendos documentales (el segundo en dos partes) sobre la vida y la obra de MARLON BRANDO, con interesantísimas aportaciones de compañeros y cineastas que trabajaron con él, junto a declaraciones del propio actor Emitido en La Noche Temática» en v.e.

Emitido por canal TCM, en dos partes y en v.o.s.e.

Entrevista con MARLON BRANDO.

BRANDO y la política: su lucha por la integración racial en la Norteamérica de los 60.

Su debut en el cine: Escena de HOMBRES.

Parodia, en clave nº musical, en LES GIRLS, del «look» de Brando en SALVAJE.

La mítica escena del taxi con Rod Steiger en LA LEY DEL SILENCIO.

Rod Steiger cuenta cómo se rodó la escena del taxi.

Entrega del Óscar a MARLON BRANDO por LA LEY DEL SILENCIO.

Robert DeNiro interpreta al Brando de LA LEY DEL SILENCIO en TORO SALVAJE.

Escena de ¡VIVA ZAPATA!

Escena del monólogo de «Marco Antonio» en JULIO CÉSAR.

«Shakespeare recitado por Brando»: Robin Williams en EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS.

BRANDO cantando y bailando en el musical ELLOS Y ELLAS.

BRANDO en una de las escenas más famosas de LA JAURÍA HUMANA.

QUEIMADA. Completa en v.o.s.e.

BRANDO rechaza su Óscar por EL PADRINO.

Coppola y BRANDO durante el rodaje de APOCALYPSE NOW.

Dooley Wilson (1886-1953)

Para bastantes de l@s que nos seguís a diario, si os decimos que un día como hoy, hace 134 años, nacía DOOLEY WILSON, pues quizás no penséis que os estemos diciendo mucho. Pero si apostillamos que Dooley Wilson fue el «Sam» de «Casablanca» -sí, ese, el de «tócala otra vez, Sam»-, ¿a que la cosa cambia?. En estos dos enlaces os contamos quién fue este cantante, músico y actor tejano, y en qué otras películas lo habéis podido (podéis) ver y escuchar.

DOOLEY WILSON interpretando, íntegramente, la mítica «As time goes by».

En otro de los temas que canta en CASABLANCA: «Knock on wood».