Maestro Chaplin (etapa Essanay): Programa 2

Área de Cine y Audiovisual

Introducción

El martes, 21 de mayo de 2019, a las  21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario (Antigua Facultad de Medicina en Av. de Madrid), el Área de Cine y Audiovisual (Cineclub universitario/Aula de cine) de La Madraza, continúa el ciclo «No necesitaban palabras, tenían rostros (joyas del cine mudo XI): maestro Chapin (etapa Essanay) «, con la proyección de un segundo programa de cortometrajes de Charlot , de intertítulos en inglés con subtítulos en español, dirigidos e interpretados por Charles Chaplin, en los estudios Essanay, donde escribió, dirigió y actuó en 15 películas, producidas por Jesse T. Robbins.

El contenido de la segunda parte de dicho programa, cuya entrada es libre hasta completar aforo, es el siguiente:

  • Charlot vagabundo (The tramp, 1915).
  • Charlot en la playa (By the sea, 1915).
  • Charlot empapelador (Work, 1915).
  • Charlot perfecta dama (A woman, 1915).
  • Charlot portero de banco (The bank, 1915).

Charlot vagabundo (1915)

“Para apreciar completamente Charlot vagabundo, creo que es indispensable conocer y amar las pinturas del Período Azul de Picasso, en las cuales aparecen arlequines delgados y melancólicos que observan a unas mujeres erguidas mientras se peinan su cabello, haber leído a Kant y a Nietzsche y creer que el alma de cada uno es superior a la de otros hombres”.

Louis Aragón

Tras los primeros pasos en la Essanay, Charlot vagabundo es un film que respira un aire distinto y aporta la novedad de la figura del vagabundo que, desde entonces, sería indisociable del éxito y de la popularidad del cineasta. Para componer este personaje, se inspiró en un auténtico vagabundo que había conocido en San Francisco. De él le impresionó el contraste entre un espíritu alegre y tranquilo y un estilo de vida aparentemente traumático. Y, tal como Chaplin explicó posteriormente, no fue difícil imaginárselo “en alguna de sus correrías a través del país. Introduje una situación en la que una bonita muchacha trababa amistad con él y, al recordar su desprecio por las personas y las cosas relacionadas con la labranza, se me ocurrió la idea de construir una serie de episodios que trataban de su vida en una granja”. Fruto de este punto de partida, Charlot aparece en la primera escena del film sumido en la contradicción que, en lo sucesivo, caracterizará al personaje: Un coche que circula a toda velocidad lo tira al suelo y su reacción espontánea consiste en sacudirse el polvo adherido a su raído traje. Esta obsesión por la dignidad vuelve a surgir en la siguiente escena en la que un ladrón le roba la comida que se ha preparado y él, distraídamente, arranca un matojo de hierba y se la introduce en la boca. Pero, a pesar de esos contratiempos, la hidalguía del personaje está fuera de toda duda: Por tres veces consecutivas salva a Edna, una muchacha que trabaja en una granja vecina, de los ladrones que la acechan para robarle su dinero. El protagonista de Charlot vagabundo consigue dos de los objetivos a los que un hombre, en su situación, debería aspirar: Estar cerca de la chica a la que ama y tener trabajo. Sin embargo, este film ya pone de manifiesto el carácter antisocial del personaje. Los efectos cómicos, en los films de Chaplin, siempre comportan una elevada dosis de sadismo. Desde sus primeras películas, Charlot ya había definido una indumentaria caracterizada por el bombín y el bastón. No será hasta Charlot vagabundo, sin embargo, que el personaje incorpore sus definitivos rasgos psicológicos y mezcle elementos propios de la comedia con esas gotas de amargura que, con el tiempo, adquirirán naturaleza de estilo. Hasta entonces, el vagabundo chapliniano se había limitado a luchar por su supervivencia, a veces incluso de una forma airada. A partir de este film también adquirirá su universalidad y la identificación por parte del público con un personaje que asume su marginalidad hasta hacer de ella un motivo de felicidad provocada por una insolente independencia.

Charlot en la playa (1915)

El tema de esta comedia es un simple pretexto. La verdadera razón de su existencia es el desarrollo de una pantomima en estado puro; acción y equívocos heredados del estilo que el cineasta había asimilado en la Keystone. El escenario de una playa no puede ser más estilizado; es un espacio abierto poblado por personajes cuyas negras siluetas destacan sobre la arena o frente al mar. Apenas hay rasgos de psicología en Charlot en la playa sino más bien arquetipos. Marionetas que Chaplin mueve a su antojo, empezando por su propio personaje, para convocar un humor basado en el gesto y la transgresión del orden en un sentido todavía remotamente social. El humor que Chaplin desarrolla en Charlot en la playa no llega todavía a extremos sofisticados. Su trazo es grueso y su progresión dramática avanza mediante la reiteración.

Charlot empapelador (1915)

Segundo de los cortos rodados por Chaplin en Los Ángeles, Charlot empapelador fue el primero de la Essanay que requirió unos estudios. El argumento del film está basado en una pantomima que Chaplin interpretaba para la compañía teatral de Fred Karno, donde el protagonista era su hermano Sydney y él mismo ya interpretaba el papel del ayudante. Sin embargo, el film no sólo recupera temas y actitudes del cine de los orígenes sino que también anticipa una concepción alienante del trabajo que años después denunciará sin tapujos en Tiempos modernos. Las primeras imágenes de Charlot empapelador presentan dos mundos que se disponen a chocar: El de los burgueses y el de los empapeladores que se dirigen hacia su casa. Sin embargo, Chaplin pone en clara evidencia que, dentro de cada uno de ellos, también hay diferencias. Charlot es el aprendiz de un empapelador que le obliga a tirar del carro donde transporta todos sus bártulos como si fuera un animal de carga. El cineasta intensifica este efecto mediante uno de los escasos trucajes utilizados en su filmografía. La cámara, inclinada, aumenta el efecto óptico de la terrible pendiente que Charlot debe remontar. La dificultad es tal, que cae hacia atrás y éste es el pretexto dramático que el cineasta utiliza para repetir de nuevo una secuencia que, con toda probabilidad, debía provocar la admiración de los espectadores de la época.

Charlot perfecta dama (1915)

Un parque público vuelve a ser, como en tantos films de Chaplin, el lugar del cual arranca la acción de Charlot Perfecta Dama. En los orígenes del cine, cuando el invento de los Lumière era un espectáculo de feria o propio de locales de escasa reputación social vetados para el público femenino, era frecuente que actores masculinos interpretasen papeles de mujer convenientemente disfrazados y maquillados. Por aquel entonces, la ausencia de primeros planos permitía este tipo de travestismo realizado sin ningún tipo de voluntad éticamente transgresora. Las cosas eran muy distintas cuando Chaplin rodó Charlot perfecta dama en julio de 1915. En aquellas fechas, el cine era ya un arte mayor que disponía de su propio lenguaje en el cual el primer plano jugaba un papel dramático preponderante. Chaplin recurre a este recurso expresivo para subrayar su caracterización femenina una vez se ha vestido de mujer y, por consejo de la muchacha a la cual pretende seducir, se ha afeitado el bigote, se ha calzado con tacones y se ha maquillado el rostro. Su mirada a la cámara, dirigida al espectador, es seductora e insinuante. Una provocación colectiva que, inmediatamente, tiene su justificación dramática cuando aprovecha el disfraz para vengarse del padre de la chica. Ella le presenta como una amiga del colegio y la treta sufre inmediatos efectos tanto sobre su rival como en el amigo de éste. Mientras la mujer explica el enredo a la madre, éste sube de tono. El padre expulsa al amigo de su casa y pasa directamente a la acción proponiendo a su nueva conquista una siesta en el sofá. De haber estado vigente, el rígido código de censura impuesto por Will Hays algunos años más tarde, habría suavizado la situación. Pero Chaplin resuelve Charlot perfecta dama precipitando los acontecimientos en el más puro estilo de la comedia. En los forcejeos con el impulsivo galán, la falsa señorita pierde la falda y descubre el engaño. El modo como Chaplin observa un maniquí con los blancos atuendos femeninos delata, en sí mismo, un proceso de seducción. En la biografía de Chaplin no existe indicio alguno sobre posibles tendencias homosexuales del personaje pero el artista ya se había vestido de mujer en otras dos ocasiones anteriores, ambas  durante el período Keystone: Charlot sufragista y Charlot artista de cine.

Charlot portero de banco (1915)

La inconfundible silueta del vagabundo aparece en la primera imagen de Charlot, portero de banco. Por sí sola indica que nos encontramos ante el ya por aquellas fechas consolidado personaje. Sin embargo, Chaplin mantiene la ambigüedad al hacerle entrar en un banco, atravesar una puerta giratoria y dirigirse directamente hacia una aparatosa caja fuerte situada en el sótano del edificio. La incógnita sobre su contenido se desvela rápidamente. Si en Luces de la ciudad, el vagabundo duerme en los brazos de la estatua que las autoridades inauguran al levantar la sábana que le cubre, en este film utiliza una pesada caja de seguridad para guardar su uniforme de conserje y sus utensilios de limpieza. ¿Qué bien más preciado puede tener Charlot que un trabajo estable y los instrumentos necesarios para ejecutarlo? Como en todo el cine de Chaplin, el verdadero objeto del deseo del protagonista es una mujer. En Charlot, portero de banco se trata de una secretaria de porte distinguido y gestos elegantes a pesar de una indumentaria ligeramente masculina. El vagabundo sigue siendo, no obstante, el pobre diablo para el cual ella resulta inaccesible. Su verdadera compañera es la fregona, con la cual sigue pegando mamporros a diestro y siniestro. Una imagen del personaje, recostado en la pared y con la gorra ladeada en su cabeza, es la mejor expresión del patetismo que desprende el personaje, la clave que transforma la pantomima en poesía, la comedia en el drama interno del humilde portero rechazado por la mujer que ama. El sueño de un amor imposible es cuanto puede esperar el personaje chapliniano cuando intenta integrarse en la sociedad que sistemáticamente le rechaza.

Cierre

Para más información acerca de este y del resto del programa de cortometrajes de Charlot, pulsa el siguiente enlace, en el que podrás descargarte, en pdf, el cuaderno con todo el contenido del ciclo «No necesitaban palabras, tenían rostros (joyas del cine mudo XI): maestro Chapin (etapa Essanay) » organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cineclub universitario/Aula de cine) de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada. Espero que disfrutes del mismo. ¡Muchas Gracias y un saludo!