LOS COMEDIANTES (1995)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación

El martes, 30 de enero de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  finaliza el ciclo “Un rostro en la pantalla (IV) & maestros del cine moderno (V): Jerry Lewis (in memoriam), con la proyección de la película «Los comediantes (1995)«. En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

Un lúcido discurso sobre los mecanismos del humor

LOS COMEDIANTES no es una comedia, pero tampoco un film dramático. Ofrece, en cualquier caso, un lúcido discurso sobre los mecanismos del humor, tan irónico como amargo, a ratos sombrío y hasta inquietante. Podría decirse de la película que tiene la extraña habilidad de hacer divertido lo dramático y dramático lo divertido (cf. la espléndida secuencia en el depósito de cadáveres, una situación hilarante presidida, en contrapartida, por la frialdad de los cuerpos muertos, del decorado y de la iluminación). Si bien es el personaje de Tommy el aparente conductor del relato, la clave del mismo reside en el de Jack, un cómico excepcional al que llaman un ser “absolutamente gracioso”, pero también un trastornado que canaliza su locura a través del humor y que no parece de este mundo (como tampoco lo parecen su padrastro y su tío, los hermanos Parker, una pareja de cómicos retirados).

Una arriesgada combinación de registros

Lo mejor del film reside en el enorme control que Chelsom, su director y guionista, manifiesta en todo momento sobre el desarrollo del relato, sin miedo a cargar las tintas en los personajes más caricaturescos y mirando de frente las escenas dramáticas, en una arriesgada combinación de registros que tiene su colofón en la larga secuencia final de la representación en el teatro de Blackpool, lugar en el que todos los personajes de la función se reúnen, por muy diversas razones, para dirimir sus diferencias y/o solucionar sus conflictos. A nivel visual, el director tambiér resuelve airosamente algunas secuencias echando mano de recursos heterodoxos, por ejemplo la inserción de unas falsas home movies -que tienen la función de servir de flashback para ilustrar los recuerdos de Tommy (con lo cual se diferencian de los recuerdos de Jack, rodados en blanco y negro).

Carrusel de personajes absurdos

Blackpool es la localidad en la que Tommy vivió algunos años de su infancia junto a su familia y está considerada la cuna de la cual han surgido muchos grandes humoristas. Entre ellos, el padre de Tommy, George Fawkes (Jerry Lewis). El regreso de Tommy no tiene otro propósito que el de comprar ideas cómicas, adquirir gags visuales con los cuales volver a América y triunfar como lo hizo su padre. Sus intenciones son materialistas y están movidas por la envidia, cierto complejo de inferioridad y su incapacidad de asumir que, como artista, es un mediocre. Como luego le dirá su padre, hay personas que son cómicos natos (funny bones) y él, en cambio, no tiene ninguna gracia. Sin embargo, las calles, los artistas y hasta los funcionarios de Blackpool sí que tienen gracia. A la llamada de Tommy acuden docenas de extravagantes cómicos que, bien o mal, mejor o peor, están dotados de ese toque mágico del que Tommy carece. La manera (excelente) en que Chelsom retrata este carrusel de personajes absurdos tiene como fuente de inspiración a Federico Fellini y, en concreto, Los clowns (1970). La presencia del maestro de Rimini se deja ver en las divertidas y, al mismo tiempo, patéticas escenas de las audiciones o, sobre todo, en los flashback en blanco y negro de ambiente circense, donde las imágenes que visualizan el ominoso pasado de Jack combinan la ternura con la crueldad.

Cierre: Pequeños recursos que huelen a formulario

Lo único que se vuelve un poco en contra de la película, por lo demás excelentemente interpretada, es su algo excesiva duración o la utilización de pequeños recursos que, al contrario que los anteriores, huelen a formulario: Esa tradicional transición, tan típica del cine americano, que enlaza un comentario de Tommy en su camerino sobre la inminencia de la llegada de su padre con el plano de la limusina de este último, o la consabida imagen congelada que concluye el film. Ideas convencionales que empañan, por fortuna mínimamente, el brillo de una película que si por algo se distingue es por su originalidad.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

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