ESCONDIDOS EN BRUJAS

Área de Cine y Audiovisual

In Bruges   Los personajes de ESCONDIDOS EN BRUJAS pueden resultarnos familiares a primera vista: Son dos asesinos ociosos (Brendan Gleeson y Colin Farrell) sin ningún objetivo entre manos, esperando que su jefe (Ralph Fiennes) les explique qué han ido a hacer a Bélgica; sin embargo, con el tiempo consiguen sortear las apariencias e ir más allá de los chistes fáciles y las ocurrencias, hasta convertirse en individuos confundidos por sus contradicciones morales, gente que piensa y que al mismo tiempo nos hace pensar. No son una mera representación -otra- de la banalidad del Mal, tampoco se conforman con hacer chistes fáciles sobre una canción de Madonna o sobre el nombre de las hamburguesas americanas en Francia; son seres que han acabado haciendo algo a lo que no le habían dado demasiadas vueltas, como le ocurre a mucha gente. Asesinan como podrían haber servido mesas en un restaurante o como podrían haber contestado cartas comerciales en el despacho de una gran multinacional.

   Después de haber matado a un niño accidentalmerte, mientras acababan con la vida de un cura, los dos asesinos profesionales de ESCONDIDOS EN BRUJAS se ven obligados a desaparecer durante una temporada. Ya en su nuevo destino, el mayor decide aprovechar la ocasión para hacer un poco de turismo y el más joven deambula sin rumbo fijo. Los dos están en un impasse laboral y emocional que poco a poco les obliga a pensar. Eso los convierte en organismos vivos, alejándolos de los aspectos icónicos que suelen tener este tipo de personajes en otras películas. Con ellos no podemos conformarnos con observarlos. Quizás lo que quiere hacernos ver el director y dramaturgo irlandés Martin McDonagh es que la insatisfacción y el vacío no son un producto de hacer mejor o peor las cosas sino de las cosas que hacemos. ¿Sabemos de verdad cuál es el sentido de las misiones que llevamos a cabo?, ¿de nuestros cometidos? Por supuesto, no es igual matar que poner ladrillos, lo que sí puede ser similar es la crisis que experimentamos al reparar en aquello a lo que nos conducen nuestros trabajos: a menudo a preguntarnos dónde se torció nuestra vida de pronto, para haber acabado en la situación en la que siempre habíamos jurado no acabar, haciendo algo que nos disgusta y nos despersonaliza.

in-bruges_02   Los progresivos encuentros de los personajes con otros personajes van dibujando el grado de alienación en que podemos llegar a vivir. A los norteamericanos que muestra la película, sin ir más lejos, no les observamos más rasgos que los esperables, aun así comprobamos cómo detrás de ellos pueden esconderse aspectos en los cuales rara vez hemos reparado. Ser gordo o muy bajito no implica ser banal necesariamente. Ni ser ingenuo quiere decir que uno haya de ser tonto. Uno puede tener rasgos reconocibles sin que eso le haga carecer de una personalidad propia. Ahí es donde esta película marca sus diferencias en relación a películas similares. Los diálogos, de hecho, están más cerca de David Mamet que de Quentin Tarantino. Tienen tensión, no se conforman con resultar ingeniosos. También las situaciones. Al jefe de los dos asesinos lo vemos despedirse de su familia cuando decide ir a Brujas, confesando antes a su mujer que no se va de vacaciones, se va porque debe hacer algo peligroso. Situaciones como ésa, no obstante, carecen de una gravedad excesiva. La película, en ese sentido, procura no ser enfática. Quiere mantener un aire natural, rutinario, para que así los estallidos de violencia sean dolorosos aun cuando pillen a alguien en medio que no sepa si tomarse en serio lo que sucede o no. Hay una sensación de deriva permanente. ¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos? ¿Por qué? Es la ecuación contraria a la de cuánto mola nuestro oficio, cuánto molamos nosotros o cuánto molan nuestros chistes mientras hacemos cosas terribles. La película no intenta ganarnos por la vía de la seducción fácil, con colores chillones o frases ocurrentes, quiere irnos involucrando sin que apenas nos demos cuenta, utilizando un tono lánguido y apagado, crepuscular, carente de épica, un tono muy irlandés.

   ESCONDIDOS EN BRUJAS no es buena por ser novedosa o arriesgada, es buena por conseguir sacarnos del hoyo donde nos meten otras películas. Es buena por introducirnos en un paisaje medieval con la conciencia de nuestro tiempo. Es buena por ayudarnos a apreciar el trabajo interpretativo de Colin Farrell, cuyo ímpetu no queda disminuido ante Ralph Fiennes o Brendan Gleeson, mucho más controlados, menos retóricos gestualmente. Es buena por su carácter híbrido, entre el thriller, el melodrama y la comedia. Es buena por ser europea a pesar de sus características americanas. Es buena porque se decanta más por el cine independiente, o de autor, que por el cine comercial. Es buena por no querer posicionarse, como Friedrich Nietzsche, más allá del bien y del mal. Es buena por su utilización de los tiempos muertos, en los cuales sus personajes cobran vida. Y es buena por recordarnos las posibilidades de Europa en un momento en que hemos olvidado dónde está o dónde estamos nosotros en el mapa confuso de un continente en el que hasta hace unos años éramos algo concreto y ahora ya ni siquiera sabemos quiénes somos.

Escondidos_en_Brujas-263780996-large   Ficha Técnica:

  • Año.- 2008.
  • Duración.- 107 minutos.
  • País.-  Gran Bretaña.       
  • Género.- Thriller – Drama – Comedia.
  • Título Original.- In Bruges.
  • Director y Guión.- Martin McDonagh.  
  • Fotografía.- Eigil Bryld (2.35:1 – DeLuxe).  
  • Montaje.- Jon Gregory. 
  • Música.- Carter Burwell. 
  • Productor.- Graham Broadbent y Peter Czernin.  
  • Producción.- Blueprint Pictures – Scion Films – Film Four – Focus Features.
  • Intérpretes.- Colin Farrell (Ray), Brendan Gleeson (Ken), Ralph Finnes (Harry), Clemence Posey (Chloe), Jeremy Renier (Eirik), Thekla Reute (Marie), Jordan Prentice (Jimmy), Ciaran Hinds (el sacerdote), Zeljko Ivanek (el canadiense), Erik Godon (Yuri), Elizabeth Berrington (Natalie).
  • Premios.- 1 candidatura a los Oscars: Guión Original; Globo de Oro: Mejor actor – comedia o musical (Farrell). 2 nominaciones; Premios BAFTA: Mejor guión original. 4 nominaciones; Asociación de Críticos de Chicago: 2 nominaciones, incluyendo mejor director novel.

Proyecciones mayo16   Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario.

   Si os ha gustado este post os animamos a compartirlo para que el mayor número de personas posible asistan y disfruten hoy de esta película, perteneciente el Ciclo Memento (I). Grandes Películas Olvidadas del Siglo XXI, organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cine Club Universitario) de La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias, a las 21:00 horas. Versión original en inglés con subtítulos en español.

   Precio normal de la entrada: 2 €; Precio con carnet del Cineclub: 1,50 €.; Abono 10 sesiones: 9 €.

    ¡Muchas Gracias por leer!