El jinete pálido (1985)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación y Análisis

   EL JINETE PÁLIDO es tal vez la película más coral que Eastwood ha dirigido y su presencia pasa más desapercibida que en otros casos: En consonancia, por otro lado, con la naturaleza fantasmal del personaje que interpreta. Como el Forastero de INFIERNO DE COBARDES, el Predicador viene de la nada y vuelve a la nada, desapareciendo del horizonte en un abrir y cerrar de ojos; en la espalda, además, sus extrañas cicatrices parecen una marca apocalíptica. Sin embargo, al contrario que su predecesor, hace gala de modos cordiales con sus huéspedes, pronuncia palabras inspiradas desde la sensatez (“El espíritu por sí solo no vale un pimiento”; “Si quieres a una persona tienes que creer por encima de todo que lo que dice es verdad”) y recurre a la violencia sólo como ‘extrema ratio’.

La originalidad de la película está precisamente en la coexistencia de un registro onírico, fantástico, y de un registro realista, mínimal. De forma más explícita que en INFIERNO DE COBARDES, Eastwood se encamina hacia el género fantástico puro. Pero en la puesta en escena predomina un tono realista.

   EL JINETE PÁLIDO supone, todavía más que INFIERNO DE COBARDES y EL FUERA DE LA LEY, un ajuste de cuentas con la tradición del género, y al mismo tiempo la reafirmación de un estilo personal. Está, por un lado, la evocación a Raíces profundas, de George Stevens. Y está, por descontado, la deuda con Sergio Leone, empezando con Eastwood convertido en un nuevo Hombre Sin Nombre, parco en palabras y de mirada penetrante.

Todo eso está ahí pero en ningún instante se impone sobre la narración, sino que más bien son como apuntes en los márgenes de un relato que, a la postre, acaba siendo radicalmente personal. En este sentido, el film recoge los mejores aciertos de los dos anteriores westerns de su autor y anuncia algunos de los trazos que predominarán en la posterior Sin perdón.

De EL FUERA DE LA LEY retoma, mejorándola si cabe, la vigorosa secuencia de apertura: El ataque a caballo de los hombres de Coy LaHodd (Richard Dysart) contra la colonia de buscadores de oro de Carbon Canyon, resuelta mediante un admirable montaje que va mostrando la amenazadora aproximación de los jinetes y la tranquilidad progresivamente perturbada del campamento.

De INFIERNO DE COBARDES recupera en parte su aureola fantástica: Inmediatamente después del ataque de los pistoleros de LaHodd, la joven Megan entierra a su perrito, muerto de un disparo, y reza una oración en la cual se entremezclan la plegaria y el reproche hacía esa divinidad aparentemente indiferente ante el sufrimiento humano; el rezo de la chica, pidiendo un milagro, se alterna con un montaje en paralelo de planos encadenados del Predicador cabalgando hacia la zona, como respondiendo simbólicamente a esa ingenua oración; más tarde, la lIegada del Predicador al campamento se solapa con una lectura en voz alta de Megan de un fragmento del libro del “Apocalipsis”: “Miré y vi un caballo bayo, y el que cabalgaba sobre él tenía por nombre Mortandad, y el infierno le acompañaba”.

Ficha Técnica

  • Año.- 1985.
  • Duración.-  116 minutos.
  • País.- EE.UU.
  • Género.- Western.
  • Título Original.- Pale rider.
  • Director.- Clint Eastwood.
  • Guión.- Michael Butler y Dennis Shryack.
  • Fotografía.- Bruce Surtees (Panavisión – Technicolor).
  • Montaje.- Joel Cox.
  • Música.- Lennie Niehaus.
  • Productor.- Clint Eastwood.
  • Producción.- Malpaso Productions para Warner Bross.
  • Intérpretes.- Clint Eastwood (El Predicador), Michael Moriarty (Hull Barret), Carrie Snodgress (Sarah Wheeler), Christopher Penn (Josh LaHood), Richard Dysart (Coy LaHood), Sydney Penny (Megan Wheeler), Richard Kiel (Club), Douglas McGrath (Spider Conway), John Russell (Stockburn), Charles Hallahan (McGill).

Curiosidades

Bruce Surtees, a partir del célebre modelo de CENTAUROS DEL DESIERTO, contrapone interiores oscuros y negros a exteriores inmersos en la luz; pero EL JINETE PÁLIDO es sobre todo una película de exteriores, donde la naturaleza se hace eco de las pasiones de los hombres. Las montañas nevadas que se elevan al fondo, los bosques verdes y las nubes del cielo dan una talla mítica y atemporal a los actos violentos que se desarrollan frente a este marco, pero también son muy concretos (en la película casi se respira el aire puro de la sierra), sobre todo si se comparan con el agua y con el desierto de INFIERNO DE COBARDES. Surtees ha respetado la luz natural en pocas películas; y, aunque abunden los tonos negros no se hace énfasis alguno en la oscuridad.

   Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.