EL BESO DEL ASESINO (1955)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación

El martes, 6 de febrero de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  continúa el ciclo Maestros del Cine Moderno (VI): Stanley Kubrick (1ª Parte), con la proyección de la película «El beso del asesino (1955)«. En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

El beso del asesino: Un arbitrario y anárquico relato

Un boxeador, en la recta final de su carrera deportiva Davey Gordon (Jamie Smith), debe defender aquella noche su titulo de los welter; y una “taxi girl”, Gloria Price (Irene Kane), que trabaja en un decadente local donde sufre el acoso sexual de su jefe, Vincent Rapallo (Frank Silvera), un delincuente de espasmódicos ataques. Piezas todos ellos de un arbitrario y anárquico relato a lo largo de tres días y que sienta las primigenias bases de la debilidad de Kubrick por comprimir las acciones en un breve espacio de tiempo: Una semana en Atraco perfecto; cuatro días en Senderos de gloria; dos horas en ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú y cuarenta y ocho horas en Eyes Wide Shut (1999).

Tanto Davy como Gloria son dos personajes a la deriva que residen en apartamentos colindantes y las ventanas representan una entrada a sus vidas. Presentados con monótona indiferencia, casi atrapados en sus pequeños microcosmos, vivirán una abrupta y accidentada relación evocada inicialmente por Davy en la estación de Pennsylvania, en Nueva York, mientras espera la llegada de Gloria y partir juntos a Seattle, a la granja de los tíos del protagonista. El segundo flashback está ubicado después de la súbita entrada de Davy a la estancia de la chica y escuchar sus gritos que despiertan al púgil de su tormentoso sueño, montado con material negativo, después de haber perdido el combate. Gloria hace una quebrada confesión del encuentro con Vincent, de la dramática desaparición en el pasado de su padre y el suicidio de su hermana, una prometedora bailarina de ballet clásico. El corolario de la trama es una alambicada persecución entre el mafioso y el boxeador, después del secuestro de Gloria, por las azoteas y lúgubres callejuelas de una desértica urbe a la manera de La ciudad desnuda (The naked city, 1948), de Jules Dassin, y exento de cualquier recreación o artificio. La rocambolesca huida concluye en un bizarro duelo, trasladado a un almacén de maniquíes a la manera de túnel de los horrores; Vincent armado con un hacha y Davy esgrimiendo una pica que clava en el cuerpo de su antagonista. Retrocedemos en el tiempo a la situación inicial en la estación y el obligado “happy end” impuesto por la United Artists, distribuidora que no mostró excesivo entusiasmo por dar a conocer el film.

Uso del flashback en El beso del asesino

El uso del flashback –al que recurriría más tarde en Atraco perfecto y Lolita de una forma más precisa y coherente- define un intento de distanciamiento del cine negro ad hoc, pero uno de los puntos de interés de El beso del asesino radica en la planificación visual que él mismo llevó a cabo. Las primeras secuencias del film se corresponden con la labor de Kubrick de foto-fija: La imagen de una tienda de souvenirs, la portada de un diario anunciando el combate entre los pesos welter Kirk Rodríguez y Davy Gordon. Kubrick muestra una concepción documentalista sobre la ciudad de Nueva York, pero introduce en primera instancia al personaje central. La cámara de Kubrick nos muestra un individuo que espera en la estación un tren con destino a Seattle. A partir de aquí, el film emplea el flashback para relatar una historia que ha tenido lugar en los últimos días, siendo el viajero Davy Gordon el narrador de la misma. El beso del asesino supone la primera evidencia de que el elemento primordial de análisis para Kubrick es la especie humana por encima del marco o la época en la que se sitúa. Ante el posible desconcierto que pudiera provocar la integración de un par de flashbacks más dentro de otro flashback, Kubrick retorna al presente –Gordon en la estación ferroviaria-. Es un recurso que, si bien ayuda a resituar la historia, ralentiza la acción. La capacidad visual de Kubrick permite mantener la atención en el espectador hasta el desenlace final, sobre todo debido a la lucha que sostiene Gordon con los raptores de Gloria en una fábrica de maniquíes, que presumiblemente hubiera servido de inspiración para el guión de Chantaje contra una mujer (Experiment in terror, Blake Edwards, 1962).

Cierre

Merced al tibio recibimiento por parte de la crítica y una discreta aceptación del público, El beso del asesino hizo recapacitar a Kubrick. A partir de entonces, tuvo constancia de su “mayor debilidad”: La escritura de historias propias. El respeto que Kubrick siempre sintió por los escritores -incluso por encima de sus propios colegas de profesión-, a partir de entonces, le impulsó a trabajar con los autores de los propios textos adaptados en la medida de lo posible.

Pese a reivindicar El beso del asesino como un intento más logrado que Miedo y deseo, el resultado final es una mescolanza de distintos géneros que abarca desde el submundo del cine negro, trasladado a los escenarios reales del Greenwich Village y Broadway filmados con el ojo de un documentalista que da cabida en la historia al melodrama exacerbado, el onirismo enfermizo y un “voyeurismo” presente desde los primeros planos no exento de una interpretación escéptica y fatalista de los hechos y los personajes.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

Te animo a compartir este post para que llegue al mayor número de personas posibles. ¡Muchas Gracias!