ATRÁPAME SI PUEDES (2002)

Área de Cine y Audiovisual

Presentación

El martes, 13 de marzo de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  sigue adelante con el ciclo Maestros del Cine Moderno (VII): Steven Spielberg (5ª Parte). En concreto proyecta la película Atrápame si puedes (2002). En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

Comedia agridulce o melodrama suave

Un caso real, amparado en un libro escrito por Frank Abagnale Jr. (en colaboración con Scott Redding): “Catch Me If You Can: The Amazing True Story of the Youngest and Most Daring Con Man in the History of Fun and Profit”, suministra el argumento de la comedia Atrápame si puedes. Su protagonista es Frank Abagnale Jr. (Leonardo DiCaprio), un timador cuya actividad como falsificador de cheques se inicia, en cierto modo, para satisfacer a su padre Frank Abagnale Sr. (Christopher Walken), miembro vitalicio del club Rotario, acusado por Hacienda de fraude fiscal, finalmente arruinado. Es una comedia agridulce, pero también podríamos hablar de un melodrama suave sobre las relaciones familiares, las consecuencias que acarrea el divorcio de sus padres y la triste (y dolorosa) soledad que empapa la biografía de Frank Abagnale Jr. 

Descubrir a su madre Paula (Nathalie Baye) feliz con otro hombre, Jack Barnes (James Brolin) –el mejor amigo de su padre-, que le ha dado una hija (su hermanastra), le abocará al desapego, a no considerar aquella como su familia. (…) El punto de inflexión que marca su recorrido delictivo ocurrirá al cumplir 16 años: Su padre le regala un talonario de cheques, y su consigna será decisiva: “¡A por todas!”. Su dedicación a la estafa centra la mayor parte del metraje (flashbacks incluidos), hasta su detención en Francia, en Montrichard, el pueblecito donde sus padres se conocieron durante la II Guerra Mundial, por el agente del FBI Carl Hanratty (Tom Hanks), punto final de su regalada existencia. Su claudicación tendrá una simbólica plasmación: La terrible constatación de que sus padres no volverán a reconciliarse. Será condenado a doce años de cárcel, reducidos al aceptar trabajar para el gobierno en la unidad de delitos financieros bajo la supervisión de Carl, de hecho, su padre alternativo.

La inocencia del mundo idealizado

Atrápame si puedes es, por encima de todo, una película sobre la inocencia del mundo idealizado. Y su pérdida, naturalmente. Matizando, no se trata tanto de inocencia -tal vez culpable- cuanto de ingenuidad. Frank se toma la vida como un juego. Su existencia es ajetreada, animada por retos personales y profesionales, marcada por el fingimiento, adoptando diversas personalidades, no identidades, trasunto del rechazo a su propia piel, un espíritu camaleónico, no solo obligado a burlar al FBI, sino a la búsqueda de una imposible estabilidad. Se produce un constante cambio de profesión: Piloto de PanAm, médico (a quien le horroriza la sangre), abogado (para convencer a Roger Strong, Martin Sheen, el padre de su enamorada Brenda, Amy Adams)… y de atuendo, por ejemplo, seducido por el look de James Bond/Sean Connery en James Bond contra Goldfinger (Goldfinger, Guy Hamilton, 1964). Se convierte en una celebridad, pero su vida en el riesgo no le place, subyaciendo la desazón, el desarraigo. No es un delincuente vocacional ni un criminal, solo un crío que obra así para “redimir” a su fracasado padre y, en definitiva, lograr un imposible: La recomposición de la armonía familiar.

Cierre

En el centro de este periodo sombrío que inician Inteligencia Artificial y Minority Report y cerrarían La Guerra de los Mundos y Munich, se abrió un paréntesis, en apariencia más ligero, de dos burbujas de comedia: Atrápame si puedes y La terminal. Atrápame si puedes es una comedia alegre y colorista reflejo de la despreocupación de los años 60, las carrocerías estridentes de los coches, las faldas vaporosas de las chicas y sus peinados ahuecados, el apogeo de la PanAm y de los James Bond de Sean Connery, la insolencia pop de las películas de Blake Edwards y la elegancia cromada de las de Richard Quine. Una auténtica lección de estilo hilvanada por un espectacular Leonardo DiCaprio, ilusionista de su propio rostro, capaz de cambiar de edad como de camisa.

Atrápame si puedes, como ya ocurriera con Minority Report, hace gala del talento de Spielberg para combinar ligereza y densidad de modo armonioso: El film sabe ser ligero en los momentos dramáticamente más comprometidos y, por el contrario, hace gala de un raro espesor en las escenas teóricamente más desenfadadas. A este respecto destacar el tratamiento dramático de las escenas intimistas, y en particular el dibujo de la vida hogareña del adolescente Frank junto a sus padres antes de que estos se divorcien (los primeros “trucos” que Frank aprende de su fracasado padre, las infidelidades de su madre), que demuestran cuánto ha aprendido Spielberg con los años en materia de dirección de actores; señalar también el tono artificioso, falso, casi deshumanizado logrado en las escenas “divertidas” de los timos con el refuerzo de la gran labor fotográfica de Janusz Kaminski, tan deliberadamente irreal y pictórica como en Inteligencia Artificial y Minority Report.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

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