La profundidad de la piel de Ángeles Agrela

Área de Artes Visuales / Área de Artes Visuales

"Lección de Anatomía" de Ángeles Agrela.
Acrílico sobre papel de la serie
«Lección de Anatomía» de Ángeles Agrela.

   Ángeles Agrela es una de los artistas que participan en “De un céfiro fecundo, nuevas incorporaciones”, tercera exposición que el Centro de Cultura Contemporánea dedica a exhibir los nuevos fondos de la Colección de Arte Contemporáneo de la Universidad de Granada, la cual podrá visitarse hasta hoy, viernes 4 de abril de 2014, en el Crucero del Hospital Real, de 11:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 horas.

   Una de sus últimas exposiciones, LA PROFUNDIDAD DE LA PIEL, tuvo lugar el pasado marzo de 2012, en el Crucero del Hospital Real, sede de la Universidad de Granada. Contenedor de lujo desde el que la artista, afincada en Granada, ciudad donde trabaja, nos mostró una parte de su última producción. La exposición la componían obras de sus dos series más recientes; Anatomías (2009) y La profundidad de la piel (2010-11), que es la que daba nombre global a la exposición. Además se proyecta su vídeo instalación (en versión monocanal) Entrevista, de 2007.

   El trabajo de Ángeles Agrela sigue una línea argumental a lo largo de los años y esto hace que un grupo de obras vaya dando paso a otro de una manera lógica, como si fueran partes de una misma historia, ya sean vídeos, pinturas, dibujos o fotografías. Esto queda patente en esta exposición, donde el vídeo Entrevista es el germen de las otras dos series. En él aparece la artista en una falsa entrevista de aspecto biográfico, como un documental televisivo. En dicho documental hace consideraciones sobre el arte y sobre ella misma como artista, y habla de los motivos, verdaderos o falsos, que impulsan al arte y a los artistas. De los hechos biográficos que cuenta una gran parte son mentira, pero también hay algunas verdades mezcladas. Se trata de una especie de alter ego con una historia personal más interesante y una obra que encaja con esa experiencia. En un momento de la entrevista cuenta como, mientras estudiaba medicina presionada por su padre (nunca sabremos si esto es cierto), dibujaba compulsivamente sobre las ilustraciones de los libros.   

Serie "Lección de anatomía (2009) " de Ángeles Agrela.
Acrílico sobre tela. Serie «Lección de anatomía (2009) » de Ángeles Agrela.

  El texto del vídeo, la biografía inventada, ha dado paso en los últimos años a las posibles obras a las que esa artista está dando forma; series de dibujos de contorsionistas, murales de músculos, mantelerías con bordados de vísceras, y las obras sobre papel de la serie Anatomías; dibujos a gran escala de un libro de atlas de anatomía que ella va interviniendo haciendo un trabajo de collage que produce imágenes sorprendentes. En ellas hay una mezcla de automatismo y de relación de cosas a un nivel subconsciente, y también ganas de cambiar el significado de la propia imagen en un nivel consciente.

   Las imágenes de los libros de anatomía son muy explícitas en un cierto sentido; cuerpos abiertos, disecciones de órganos… pero también son muy atractivas para trabajar a un nivel plástico. Algunos dibujos pueden parecer más automáticos, la mayoría están impregnados de ironía, pero no están hechos al azar. El tema de la vánitas está presente, pero eso es inevitable ya que la materia a repintar son disecciones de cuerpos humanos. Hay una doble manera de ver estos dibujos; una parte lúdica, el dibujo automático, la asociación libre de ideas que se producen, y otra más trascendente ya que se trata de imágenes que nos remiten obligatoriamente a la carne perecedera de la que estamos hechos.   

"La gran odalisca de Ingres", de Ángeles Agrela
«La gran odalisca de Ingres». Óleo sobre tabla de Ángeles Agrela.

   Esta serie dio paso a La profundidad de la piel en 2010, un grupo numeroso de pinturas al más tradicional estilo de la pintura clásica. El título procede de una frase muy usada en inglés para referirse a la superficialidad de la belleza; Beauty is just skin deep (La belleza tiene la profundidad de la piel). Sin embargo Agrela sólo toma la segunda parte de la frase, de modo que no niega ni afirma su adhesión a dicha afirmación. De hecho las pinturas en sí tampoco se preocupan mucho por desvelar claramente sus intenciones. Estas obras tratan más bien de sumergirnos en un viaje que recorre ese finísimo espacio que va desde la delgada superficie de la pintura a la profundidad de nuestras emociones ante la sospecha de nuestra futilidad.

   Las obras que pueden verse en la serie La profundidad de la piel nos sitúan en un nada superficial territorio poético que toma cuerpo a partir de imágenes que pertenecen a nuestra memoria cultural colectiva.

Retrato de "Giovanna Tornabuoni de Ghirlandaio". Acrílico sobre tela
Retrato de «Giovanna Tornabuoni de Ghirlandaio». Acrílico sobre tela de Ángeles Agrela.

   Y es que la muestra es también una colección de auténtica pintura. Reinterpretaciones, reencuadres y aproximaciones a conocidas obras de grandes maestros. Guido Reni, Vermeer, Durero, Botticelli, Corot, Jean Fouquet, Jan van Eyck, Gabriël Metsu, Hans Holbein, Pollaiuolo… Y más concretamente retratos. Agrela ha arrancado literalmente la piel a las personas que tan fielmente retratadas nos miran desde las paredes dejando ver lo que ésta (¿la pintura?) esconde; detallados mapas de sus músculos, venas, nervios y huesos a la maniera de las láminas didácticas de anatomía, o vísceras que se acomodan en otras partes del cuerpo, expuestas, como haciendo una función diferente a la suya. Algunos personajes sufren tremendas operaciones mirándonos sin inmutarse desde el tiempo detenido del cuadro. 

   La elección de Agrela por la pintura no es casual. La reflexión en torno a la vánitas que ya estaba presente en Anatomías se hace aquí más patente, quizás por la transposición del sujeto desde el más impersonal dibujo anatómico al retrato cercanísimo que nos brinda la piel de la pintura y en el que como observadores nos proyectamos vanidosamente. Y puede que realmente la vanidad sea un pecado a la hora de observar una obra de arte, ya que el modo en que nos proyectamos a nosotros mismos sobre las imágenes nos distrae de lo que realmente importa. El retrato, llevado a sus últimas consecuencias de perfección por los grandes maestros, nos coloca como individuos frente a un espejo en el que nos reconocemos de algún modo, frente a la incómoda verdad de lo que esconde la piel levantada, en el caso de estas interpretaciones que Agrela nos brinda. Y no hay que perder de vista que el ilusorio engaño de la pintura está presente en esta ecuación. ¿Es que la delgadísima superficie de la pintura tiene acaso el grosor de la belleza de la propia obra de arte? Como observadores nos dejamos subyugar (y hasta engañar) por los diminutos eventos cromáticos y lumínicos que suceden en las distintas capas de pintura que contemplamos. Y también proyectamos nuestros esquemas mentales y nuestra propia imagen en la interpretación que de dichos eventos hacemos, con toda nuestra vanidad, perdiendo de vista lo que de verdad es importante. Así que también podemos vernos desprovistos de piel, con las venas, nervios y músculos al descubierto, porque en la doble delgadez que caracteriza tanto a la piel humana como a la superficie de la pintura anda el juego de esta exposición de Ángeles Agrela.

Fuentes:

  • Dossier de la Exposición «La profundidad de la piel» de Ángeles  Agrela. Facilitado por el Centro de Cultura ContemporáneaVicerrectorado de Extensión universitaria y Deporte. Universidad de Granada.
  • Blog de la artista.