LA CEREMONIA

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   «No sé realmente lo que significa ser una mujer libre o una mujer liberada, ni siquiera sé cuál es la diferencia entre un hombre libre y un hombre liberado. Soy una de esas mujeres que han tenido la posibilidad, la intuición o el privilegio de entender lo absurdo del sexismo masculino«.

Agnes Varda

Presentación

F-I-RGB   Hoy martes, 29 de noviembre de 2016, a las 20:00 horas, en el crucero bajo del Hospital Real, tendrá lugar la inauguración de La Ceremonia, exposición de Marta Beltrán, que se prolongará hasta el 10 de febrero de 2017.

   El horario de La Ceremonia, exposición comisariada por Susana Blas y organizada por  el Área de Artes Visuales de la Madraza.Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, será de lunes a viernes, de 11:00 14:00 horas y de 17:30 a 20:30 horas, excepto del 22 de diciembre al 9 de enero, que permanecerá cerrada.

La Ceremonia de Marta Beltrán

   En La ceremonia, Marta Beltrán (Granada, 1977) ha diseñado un proyecto específico de dibujo para El Hospital  Real. La muestra, que toma su título de una película de Claude Chabrol (La Cérémonie,1995), compila el trabajo y las investigaciones de la autora durante los últimos años, eligiendo algunas de sus series clásicas en tinta china negra sobre papel Arches, y presentando nuevas piezas de gran formato que ahondan con más contundencia en su principal motivación: el análisis semiológico de la imagen de la mujer, fundamentalmente en la cinematografía, desde una mirada intuitiva y emocional que permita desvelar los estereotipos, las ideas preconcebidas y las imposiciones sociales que este colectivo soporta.

«A partir de la identificación con prácticas de ficción realizadas por mujeres, o que tienen a éstas como protagonistas, ya sea en la literatura, el cine o el cómic, pretendo construir una nueva narración subjetiva. El proceso se inicia con la apropiación de fotografía documental, fotogramas y textos de una serie de películas que giran alrededor de conceptos como la niñez, la maternidad, la amistad, los lazos familiares entre mujeres y la identidad, contemplados desde un ángulo que observa su lado contradictorio.»

Marta Beltrán

aav_29112016-2   Marta Beltrán se centra especialmente en las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta para seleccionar los fotogramas que serán el origen de sus dibujos a tinta china negra. En la elección de las imágenes busca contrastar la imagen de la mujer en el ámbito doméstico y en momentos cotidianos, con un inventario del propio espacio de la casa: sus habitaciones y los objetos decorativos, para crear un relato que mantiene una forma distanciada en los encuadres pero que se ve perturbado por una práctica de dibujo no controlada. Esta distorsión (irracional, descontrolada) y la elección del formato (pequeño, medio  o monumental) que adopta, son elementos definitivos para generar en el espectador la extrañeza primero y la reflexión después.

«Mi manera de tratar el material es desprejuiciada y está al servicio de descubrir, de permitir que surjan ideas o imágenes, aunque las formas de belleza se vean comprometidas finalmente. La cuestión es que estas imágenes permitan la aparición de contenidos inconscientes y creen nuevas imágenes independientes de las anteriores».

Marta Beltrán

Estructura de La Ceremonia: Cuatro entornos

aav_29112016-1   Valorando  los muros del Hospital Real como si de un extenso rollo de papel en blanco se tratara, en el montaje se ha optado por prescindir de enmarcados y de dispositivos sofisticados de exposición. Las figuras surgen con sencillez y crudeza del papel que en su materialidad se funde con la pared. Eliminados los intermediarios entre el observador y las obras, éstas se ofrecen “desnudas” a la mirada del visitante que asiste a una evolución desde las primeras piezas de la entrada, todavía con un detallado fondo ambiental y más deudoras del fotograma original, hasta la capilla del final del recorrido, en la que se presenta Las orantes: un conjunto de papeles fragmentarios y dispersos, en su mayoría de pequeño tamaño, en el que cuerpos distorsionados y gestos, divagan por la pared adentrándonos en un universo afectivo en el que el dolor, la tensión emocional o el miedo, ya no se agarran al soporte del entorno social y se quedan flotando sin escenografía en la imaginación, como nuestros deseos y fantasías.

   Cuatro son los entornos o zonas en los que la muestra está dividida:

   En la entrada nos encontramos con La ceremonia (2015-2016) y con Stolen Life (2015). La ceremonia es una instalación que nos presenta dieciocho dibujos de pequeño formato en forma de mosaico, enmarcados por un rectángulo de pintura negra que emula los rebordes del fotograma. El conjunto resume el posicionamiento de la artista sobre la lectura de imágenes y su estrategia formal de transformación de las mismas.  Casi todos ellos han sido elegidos de películas de autores como Saura o Camus que construyen un cine de alto valor simbólico. Dentro de este mural se encuentra el fotograma del filme que da nombre a la exposición: Disparando, que pertenece a La ceremonia de Claude Chabrol.

   Enfrentado a este mural, aparecen cuatro dibujos de una de sus series más emblemáticas: A Stolen Life, basada en la película de 1946 de Curtis Bernhardt, con Bette Davis como actriz protagonista. Estas piezas, con un esmerado acabado de los fondos, y una factura realista y detallada, son buenos ejemplos de su interés por crear un archivo de imágenes que parta del cine clásico para poder entender el origen de nuestro imaginario actual.

   Avanzando hacia el crucero, en el centro, hallamos: La Pantalla (2016). Este enorme mural, concebido como una pantalla panorámica de cine, enmarcada por un falso cortinaje pintado, «devuelve al cine las imágenes que la artista les robó», planteando una sesión cinematográfica estática que indaga en las diferencias entre la apreciación del cine y la de la pintura, abriendo vías de comunicación entre ambas disciplinas. Para «ocupar» ese enorme rectángulo de ocho metros de largo, Marta ha concebido seis dibujos nuevos, específicos para el Hospital Real, que abandonan el detallismo y el tono pintoresco de series anteriores, y apuestan por un carácter más enérgico y expresionista, centrado en desvelar la psicología de las escenas y de los personajes escogidos.

   En la sala de la derecha del crucero, nos reciben Las orantes (2016), que a modo de capilla exhiben los papeles minimalistas, tal y como ya hemos citado, a modo de pedazos de una identidad disgregada y poliforme, en la que destacan dos personajes repetidos: la joven viuda, y la mujer herida por una pedrada, siendo ambas  imaginerías recurrentes en la investigación iconográfica de la artista.

   Y por último, a la  izquierda, entramos en el taller, en el espacio que hemos denominado La habitación cerrada (2016), y que tiene un especial significado para Marta por representar su estudio y el  lugar mental desde el que trabaja. La instalación permite distintos usos: por una parte funciona como ambiente en el que descubrir sobre dos mesas y en el suelo: dibujos amontonados y sin terminar que dialogan con un mural de imágenes a color de referentes cinematográficos. También encontramos algunos dibujos enmarcados, que nos recuerdan el mobiliario del hogar, y contrastan con la pureza y el minimalismo del resto de los entornos; y dos piezas pertenecientes a la serie Little Women (2015), que permiten al público general, conocedor de la popular película de Cukor, comprender mejor la estrategia de deformación simbólica que Marta ejecuta. Finalmente, como pieza especialmente relevante de este espacio concebido también como lugar de encentro para talleres, un diaporama, de aire retro,  proyecta en uno de los muros, de forma discreta y en color, los fotogramas precisos que inspiraron cada una de las piezas del proyecto, invitando al público a que haga las conexiones y arme las parejas.

Los tres ejes de La Ceremonia

   Tres ejes subjetivos se cruzan en La ceremonia: por una parte la investigación sobre la imagen de la mujer en nuestro imaginario cultural, analizando el lenguaje cinematográfico y los clichés que perpetúa;  en segundo lugar: una reflexión sobre el confinamiento histórico (físico y psicológico) de las mujeres en el ámbito privado del hogar y sus variantes (de la reclusión a «la habitación propia») y en último término: la apuesta decidida por nuevas formas de conocimiento basadas en la intuición, en la sabiduría del cuerpo y en el intercambio de afectos, que permitan imaginar nuevos modos de relacionarnos en sociedad, situando la cooperación, la colaboración y los cuidados, por encima de la competencia, los logros individuales y el crecimiento económico.

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