Infierno de cobardes (1973)

Área de Cine y Audiovisual

   «Sospecho, además, que INFIERNO DE COBARDES no es un film demasiado apreciado por el hecho, aquí palpable y hoy en día tan impopular, de tratarse de una obra contada en imágenes; dicho de otro modo: INFIERNO DE COBARDES exige del espectador el esfuerzo de mirar, escuchar e interpretar, algo insólito no ya en seno del actual cine comercial sino incluso en buena parte de la producción, digamos, “de autor” o “de festival”.

Tomás Fernández Valentí

Presentación y Análisis

   El primero de los cuatro excelentes westerns dirigidos por Eastwood, INFIERNO DE COBARDES, ya es una obra sorprendentemente madura para tratarse de un segundo largometraje y además tremendamente personal, quizá la que más de todas sus aportaciones a este género, dado que se atreve incluso a vulnerar sus fronteras y ponerlo en relación con otro aparentemente antitético: el fantástico. INFIERNO DE COBARDES es, en este mismo sentido, un anticipo directo de las atmósferas, si no sobrenaturales, si recargadas, en la frontera misma de lo onírico y de lo mítico, que reaparecerán en EL FUERA DE LA LEY, EL JINETE PÁLIDO y SIN PERDÓN, pero llevando un poco más lejos el componente bizarro.

   Lo que explica INFIERNO DE COBARDES es aparentemente muy sencillo, pero a la postre acaba resultando extremadamente complejo. La película arranca con un plano general de un paisaje desértico, cuya línea del horizonte reverbera como consecuencia del calor; de repente, en medio de ese paisaje aparece, literalmente de la nada, un hombre a caballo, al cual conoceremos simplemente como el Forastero (Eastwood), que se dirige hacia el pueblo de Lago. Justo al final del film, después de haber consumado su venganza contra Stacey Bridges (Geoffrey Lewis) y los hermanos Cole (Anthony James) y Dan Carlin (Dan Davis), el Forastero sale a caballo del pueblo, pero antes se detiene brevemente en el cementerio; allí se encuentra al enano Mordecai (Billy Curtis), frente a la tumba de Jim Duncan, el anterior sheriff de Lago que fue asesinado a latigazos por Bridges y los Carlin; Mordecai le dice entonces al Forastero: “I never did know your name” (Nunca he sabido tu nombre), y éste contesta: “Yes, you do” (Sí, lo sabes), mirando a la tumba de Jim Duncan. La imagen que cierra la película es idéntica a la que la abría, pero a la inversa: en el plano general del paisaje abrasador ahora vemos al Forastero alejándose a caballo y, de repente, volatilizándose en medio de la reverberación. En conclusión: el Forastero es un fantasma, y más concretamente el de Jim Duncan, vuelto de la tumba para vengarse.

   Un ajuste de cuentas que no se limitará al ojo por ojo del Forastero-Duncan contra sus ejecutores, sino que éste será la culminación de un proceso de revancha contra toda la población de Lago que pasará, previamente, por la subversión de sus estamentos sociales y económicos: el Forastero se apodera del pueblo, primero liquidando a los tres matones que tratan de matarle y luego humillando a las fuerzas vivas del lugar para que le contraten como pistolero a fin de defender Lago de Bridges y los Carlin cuando regresen al pueblo, pues aquéllos están convencidos de que su reciente estancia en la cárcel ha sido por culpa de los habitantes de Lago. Finalmente, para su duelo final contra los pistoleros, el Forastero ordena que se pinten de rojo todas las casas del pueblo, encargándose él mismo de escribir con pintura roja el nuevo nombre del pueblo: Infierno.

   El protagonista del film recuerda a los vengadores silenciosos que aparecen en la trilogía de Leone, pero es al mismo tiempo más irreal y más concreto que ellos. Más irreal porque sale de la nada y vuelve a la nada como un fantasma y sólo ‘in extremis’ deja entrever la razón de su venganza. Pero la explicación de que el Forastero pueda ser el hermano del sheriff asesinado no satisface plenamente: la semejanza física entre Duncan y él (Duncan es interpretado por Buddy Van Horn, coordinador de especialistas que poco después llegó a director, y que no por casualidad es el doble de Eastwood en Harry el sucio) hace sospechar que pueda ser su reencarnación. Eastwood procura que cualquier conclusión sea viable para implicar al espectador.

Ficha Técnica

  • Año.- 1973.
  • Duración.- 105  minutos.
  • País.- EE.UU.
  • Género.- Western.
  • Título Original.- High plains drifter.
  • Director.- Clint Eastwood.
  • Guión.- Ernest Tidyman (y Dean Reisner).
  • Fotografía.- Bruce Surtees (Panavisión – Technicolor).
  • Montaje.- Ferris Webster.
  • Música.- Dee Barton.
  • Productor.- Robert Daley.
  • Producción.- Malpaso Productions para Universal Pictures.
  • Intérpretes.- Clint Eastwood (El Forastero), Verna Bloom (Sara Belding), Marianna Hill (Callie Travers), Mitchell Ryan (Dave Drake), Jack King (Morgan Allen), Billy Curtis (Mordecai), Ted Hartley (Lewis Belding), Geoffrey Lewis (Stacey Bridges), Anthony James (Cole Carlin), Dan Davis (Dan Carlin), Walter Barnes (sheriff Sam Shaw).

Curiosidades

  • INFIERNO DE COBARDES parece la película de un director ya experto: Eastwood ajusta cuentas con el género que le ha llevado al éxito, el western, y elabora un estilo plenamente personal. Sobre las lápidas del cementerio, al principio, se vislumbran los nombres de Sergio Leone y Don Siegel: Eastwood rinde homenaje a sus mentores, pero ya no quiere tener más deudas con ellos.
  • Como ángel de la venganza, el Forastero de INFIERNO DE COBARDES es insólitamente terrenal. Al contrario que los héroes de Leone, tiene relaciones con las mujeres e incluso utiliza el sexo como instrumento de transgresión. La escena del estupro de Callie es un fuerte quebranto de las convenciones y un claro ejemplo de cómo Eastwood construye un personaje. El espectador, que ha identificado al Forastero como al héroe de la película (acaba de matar a tres hombres aunque no de una forma muy noble, a decir verdad, sino actuando por sorpresa), lo ve realizando una acción reprobable: mostrar al héroe en un contrapicado mientras se abrocha los pantalones con aire burlón no significa desde luego buscar el aplauso del público. Desde esta escena, Eastwood pone de manifiesto que el Forastero no es una figura abstracta que despierte admiración sino un ser contradictorio e imprevisible: y por ello está dispuesto a correr el riesgo de perder la simpatía del espectador.
  • De todas formas, hoy resulta más evidente la influencia de Siegel que la de Leone. Tanto Eastwood como Siegel tratan la tragedia con humor negro y construyen lugares cerrados (el colegio, la ciudad de Lago) en los que las relaciones entre los personajes se exasperan hasta la histeria. Pero mientras Siegel insiste machaconamente en los tonos sarcásticos y grotescos, Eastwood prefiere la alusión rápida o el diálogo en suspenso. Eastwood hereda de Siegel el cuidado de los valores figurativos, el gusto visionario y surrealista pero no el énfasis barroco. Siegel se habría detenido en las llamas finales; Eastwood las deja como fondo, como simple reclamo simbólico. Siegel es un director que ha llegado a la madurez en los años del nuevo Hollywood y tiene el mismo gusto y la misma cultura visual de Michael Ritchie o Alan J. Pakula. Eastwood mira desde ahora hacia la claridad cartesiana de las películas de Anthony Mann, aunque su gramática de dirección vaya con los tiempos.

   Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.

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