Zodiac (2007)

Área de Cine y Audiovisual / Cineclub Universitario UGR / Aula de Cine "Eugenio Martín"

   «Cuando tenia siete años, la presencia del ‘Asesino del Zodíaco’ se notaba en todas partes, y durante seis u ocho meses, muestro pequeño autobús amarillo para ir a la escuela era seguido de cerca por el coche de la California Highway Patrol

David Fincher

imagendezodiac   Basándose en la historia real de un asesino en serie que publicaba pistas sobre sus crímenes en forma de criptogramas enviados a los periódicos, ZODIAC nos interroga sobre la posibilidad/imposibilidad de contar una historia hoy en día. En realidad, Fincher venía debatiendo sobre la posibilidad de ‘aprehender’ lo real, en sus anteriores películas, que giraban, de una manera u otra, sobre el desconcierto ante la realidad, sobre las apariencias, sobre la mentira de lo real y la verdad que se esconde bajo esa mentira.

   The Game y EL CLUB DE LA LUCHA son sus dos ejemplos más representativos de esa reflexión sobre los problemas que plantea nuestra relación con lo que creemos que es la realidad y, en última instancia, también la ‘verdad’. En esas dos películas, los protagonistas se enfrentaban a una ficción que tomaban como real, y que debían desenmascarar. En esta ocasión, Fincher retorna esa idea llevándola al límite de lo indescifrable: la realidad no es sólo algo mentiroso, sino que además está tremendamente codificada, oculta bajo los criptogramas de un asesino psicópata, escondida tras miles de pistas falsas, pistas verdaderas pero imposibles de demostrar, tras una sobredosis de información que hace imposible orientarse y recomponer y ordenar el relato de lo sucedido.

   Con esta película, Fincher ha dado un paso más, y ya no se contenta con preguntarnos/preguntarse si lo que vemos es o no un decorado, sino que plantea la duda de si es posible o no contar a los demás eso que estamos viendo. Así, el verdadero reto del protagonista de ZODIAC, un dibujante de tiras cómicas que se obsesiona con ese asesino en serie al que nadie consigue atrapar, no es tanto destapar la verdad (verdad que por otro lado está prácticamente a la vista de todos), sino demostrarla. Es decir: ser capaz de contarla, de recomponerla, de darle un orden de causa-efecto que demuestre que el asesino es quien él piensa que es. De construir un relato con ella. Reto que finalmente se revela imposible, y que es exactamente el mismo que se le plantea a un director a la hora de rodar una película: ordenar la realidad para contarla. Y descubrir en el camino que quizás ya no es posible.

   Basada en los textos del que fuera caricaturista político del ‘San Francisco Chronicle’, Robert Graysmith, quien vivió muy de cerca el caso de ‘Zodíaco’ -e interpretado en la película por Jake Gyllenhaal-, todas las sinuosidades que envolvieron dicho caso están perfectamente reflejadas en la pantalla, incluidas las actuaciones del psicópata.

still-of-adam-goldberg-and-mark-ruffalo-in-zodiac-(2007)-large-picture   La ausencia de una ruda estilización del relato, de un opulento lenguaje visual, indica hasta qué punto ZODIAC es una obra meditada, trabajada. David Fincher no hace distinción entre tema y forma, como ya no lo hacía, por ejemplo, en SEVEN o The Game, mucho más artificiosas si se quiere. Únicamente hay dos momentos en los que el realizador recurre a elementos estéticos más seductores, más modernos, los cuales, por otra parte, comentan la ficción alejándose de su supuesta (y falsa) neutralidad documental: la escena en que Robert Graysmith sigue con la mirada a los detectives Toschi y Armstrong -de visita oficial al ‘San Francisco Chronicle’-, y los pictogramas de ‘Zodíaco’, el contenido de sus cartas aparece, fantasmagóricamente, al paso de los policías, en las paredes, en cada recoveco de la redacción -instante que hace hincapié en la progresiva neurosis obsesiva del caricaturista por averiguar quién es ‘Zodíaco’-; y la acelerada construcción a plano fijo de uno de los más populares edificios de San Francisco, la ‘Transamerica Pyramid’, erigido entre 1969 y 1972, y que, de una manera monotona, expresa el veloz paso del tiempo, capaz de cobijar el triunfal alzamiento de un rascacielos, hiperbólico (falso) símbolo de la prosperidad y seguridad, y una fracasada acción policial incapaz de atrapar a un asesino como ‘Zodíaco’, la perfecta antitesis de lo que encarna la ‘Transamerica Pyramid’.

   Salvo estos dos singulares paréntesis, en ZODIAC los actores guían los movimientos de cámara, nada ostentosos, y su situación en el espacio, sin distorsiones dramatizadas del rostro o de la figura humana, indican cuál es su posición, señalan el tempo del montaje. Precisión y clarividencia, sobriedad y funcionalidad, que nos trasladan a la situación, al aquí y ahora de cada escena, de cada secuencia, convirtiendo al público en testigo de excepción de sucesos no menos excepcionales, sucesos que distorsionan, retuercen la realidad, irrumpiendo en la vida de todos nosotros y dislocándola. Seria este, irónicamente, y por usar las palabras de Mick LaSalle, uno de los elementos documentales más chocantes de ZODIAC. La falta de remilgos, de emotividad incluso, cuando se ofrece la oportunidad de demostrar cómo el horror se filtra y se incorpora a la vida diaria: la secretaria que abre el correo, con apática eficiencia, donde se mezclan las cartas de los lectores y las cartas de ‘Zodíaco’ -resulta estremecedor el plano general de la redacción del ‘San Francisco Chronicle’, mientras se oye el grito de la mujer, quien al abrir la nueva misiva del psicópata, encuentra en su interior un trozo de la camisa de Paul Lee Stine manchado de sangre-; las reuniones del consejo de redacción que solamente tratan un tema: ‘Zodíaco’; las rutinarias andanzas de la policía y la paulatina y dolorosa frustración de Toschi…; las pesquisas de Robert Graysmith y Paul Avery (Robert Downey Jr.) son la crónica, glacial, taimadamente cruel, de dos personajes degradados por la influencia del Mal, ya que Avery acabará consumido por las drogas y el alcohol, y Graysmith pondrá en peligro su vida familiar y su integridad personal.

   ZODIAC opera a cuatro niveles narrativos (crimenes / investigación / cotidianidad / obsesión), pero hay un quinto nivel que se presta a lecturas mucho más coyunturales. El miedo que suscita ‘Zodíaco’, el asesino que está entre nosotros, aviva la paranoia por la seguridad de una sociedad, la estadounidense, hipersensible a cualquier violencia que atente contra el Sistema, pero ajena, indiferente, a la que ese mismo Sistema genera y, al mismo tiempo, escéptica ante las medidas adoptadas por las autoridades para salvaguardar sus vidas.

   ‘Zodíaco’ fue un misterioso psycho killer que jamás fue identificado o detenido por la policía , y cuyas fechorías causaron una tremenda ola de pánico entre los habitantes del área metropolitana de San Francisco. Eligió él mismo su nombre en una serie de cartas que, hasta 1974, envió a las redacciones del ‘San Francisco Chronicle’ y ‘San Francisco Examiner’. En sus misivas incluyó cuatro criptogramas -de los cuales tres todavía no han sido descifrados-, firmados con una cruz rodeada por un círculo. La policía investigó a cientos de sospechosos, pero el más famoso de todos es Arthur Leigh Allen (1933-1992), acechado por los agentes de la ley entre 1969 y 2002. Diez años después de su muerte se comparó una muestra de su ADN con el de ‘Zodíaco’, obtenido de una de sus cartas: el resultado fue negativo. El Departamento de Policía de San Francisco declaró la investigación “inactiva” en abril de 2004, pero en marzo de 2007, a causa de las presiones recibidas por parte de los supervivientes y familiares de las víctimas, fue reabierto.

    Zodiac-856909935-largeFicha técnica:

  • Año.- 2007.
  • Duración.-  157 minutos.
  • País.- EE.UU.  
  • Género.- Thriller.
  • Título Original.- Zodiac.
  • Director.- David Fincher.
  • Argumento.- El libro homónimo (1986) de Robert Graysmith.
  • Guión.- James Vanderbilt.
  • Fotografía.- Harris Savides (Panavisión Super 35 – Technicolor).
  • Montaje.- Angus Wall.
  • Música.- David Shire.
  • Productor.- Mike Medavoy, Arnold Messer, Bradley Fischer, James Vanderbilt y Cean Chaffin.
  • Producción.- Phoenix Pictures para Warner Bros y Paramount Pictures.
  • Intérpretes.- Mark Ruffalo (David Toschi), Jake Gyllenhaal (Robert Graysmith), Robert Downey Jr. (Paul Avery), Anthony Edwards (William Armstrong), Brian Cox (Melvin Bell), Zach Greiner (Mel Nicolai), Charles Fleischer (Bob Vaughan), Philip Baker Hall (Sherwood Morrill), Elias Koteas (Jack Mulanax), Dermot Mulroney (Marty Lee), Chloe Sevigny (Melanie).

Cartel del ciclo Cineastas del siglo XXI (I): David Fincher

Fuentes: Cuaderno del Cine Club Universitario. La Madraza. Centro de Cultura Contemporánea. Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada.

 

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