ESPARTACO (1960)

Área de Cine y Audiovisual

“Todo hombre pierde cuando muere. Pero un hombre libre y un esclavo no pierden lo mismo. El libre pierde el placer de vivir y el esclavo el sufrimiento. La muerte es la única liberación para el esclavo. Por eso no la teme. Por eso venceremos.”

Espartaco (Kirk Douglas)

Presentación

El viernes, 16 de febrero de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine  continúa el ciclo Maestros del Cine Moderno (VI): Stanley Kubrick (1ª Parte), con la proyección de la película Espartaco (1960). En versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

Espartaco: Una tragedia optimista

Espartaco quiere ser una tragedia optimista, en el sentido en que trata de la empresa humanística de la lucha del hombre por alcanzar la libertad, la igualdad y la dignidad. Optimista en el sentido en que el film se prolonga en el tiempo, una vez acabado, y el hombre -a través de Espartaco– pierde la batalla, pero se insinúa que ganará la guerra. En un momento determinado, se le pregunta a Espartaco, que si poseyese una bola de cristal que le mostrara que su rebelión está condenada al fracaso, que él moriría, y su ejército sería destruido, si seguiría en la lucha, y la respuesta del esclavo tracio es que sí. Planteamiento marcadamente idealista -mucho más cercano al izquierdismo voluntarista surgido del New Deal (Trumbo, guionista, Douglas, productor) que al escepticismo impenitente propio de Kubrick– que alcanza su culminación en una de las más bellas y emotivas escenas del film, aquélla en que todos los esclavos prisioneros se van levantando a la pregunta del romano Craso, gritando: “Yo soy Espartaco”.

Registros diversos

El film abarca los registros más diversos con parejo éxito. Si las escenas de violencia resultan absolutamente convincentes, los enfrentamientos entre los personajes son en muchas ocasiones admirables. Tan interesante o más que la odisea del esclavo tracio, resulta la repercusión y la utilización que se hace en Roma de la rebelión de los esclavos. Dos formas de gobierno -encarnadas en dos hombres distintos, y en dos instituciones, Dictadura, Senado- luchan abiertamente por el poder. El patricio Craso, conservador a ultranza con ansia ilimitada de poder es un precedente del fascismo. Su bisexualismo es una derivación de su afán por someter y dominar a toda clase de personas, y en la rebelión de los esclavos verá la ocasión adecuada para conseguir el poder absoluto que tanto ansia, ya que librará a Roma de la amenaza de los esclavos, a cambio de que Roma acepte su dictadura.

Graco, por el contrario, es plebeyo, libertino, y está dispuesto a todo menos a transigir con la tiranía de Craso: “Tolero una república corrompida que asegure los derechos de los ciudadanos, pero jamás aceptaré una dictadura sin ninguna libertad. Eso es lo que Craso busca y por eso volverá”. Esta última frase se escucha sobre un prodigioso primer plano de Craso, absolutamente revelador. Graco se suicidará antes que dejarse utilizar por el tirano, que trata de servirse de él, prometiéndole la vida a cambio de acallar a sus enemigos.

Todo el film aboca en cierto modo, al enfrentamiento entre el general romano y el esclavo tracio. Pero ese enfrentamiento se lleva a cabo fundamentalmente -y de forma harto inteligente- a través de Varinia, ya que Craso poseyéndola cree poder triunfar sobre Espartaco. Por eso no quiere forzarla, quiere que ella sea la que se entregue, quiere doblegarla: Su fracaso proviene de que no lo logrará. El enfrentamiento directo en el film es muy corto y sólo sirve para que Craso, reconozca su inferioridad a través de la bofetada -y el aullido, más que grito- con que responde al despreciativo salivazo que Espartaco le dirige.

Cierre

La obra no es en ningún momento deshumanizada y esquemática, sino que los personajes son vivos y de carne y hueso y se nos da un cuadro de las costumbres de Roma que, si bien por razones obvias no queda tan claro como en la novela en que se basa, Spartacus (1951), resulta perfectamente inteligible. La homosexualidad imperante en ciertos ambientes, la corrupción de una clase social y la explotación del hombre por el hombre llevada a sus últimos límites, están mostradas con mesura pero con eficacia y, frente a todo ello, el movimiento liberador de Espartaco, consciente de su fuerza y de su limitación al mismo tiempo, pero sobre todo de la validez de su causa.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

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