EL HOMBRE VESTIDO DE BLANCO (1951)

Área de Cine y Audiovisual

   “Antes de trabajar en El hombre vestido de blanco pasé mucho tiempo buscando una historia sobre un tema que me inquietaba bastante: la responsabilidad política y social de los científicos que desarrollaron la fisión nuclear sin considerar los usos que se podrían dar a su invento. Quizá porque todos mis esfuerzos estaban demasiado concentrados en una misma idea, y porque, comprensiblemente, mis productores pensaron que el tema era demasiado inquietante para ser aceptado como un entretenimiento popular y taquillero, no conseguí nada. Después leí una obra teatral sin estrenar de mi primo Roger.”

[…]

De hecho, de la obra original mantuve poco, apenas la historia de un tejido que, por un lado, resulta de gran ayuda para los consumidores pero que, por otro, se convierte en una gran amenaza para ciertos sectores de la industria textil. Centrándome en esta situación me di cuenta de que podía explorar, por analogía, aquella temática que habría sido demasiado polémica y tendenciosa si la hubiera tratado de manera directa”.

Alexander Mackendrick

Presentación

CCU-ciclo-febrero17b   Hoy, martes 7 de Febrero de 2017, a las 21:00 horas, el ciclo “Maestros del Cine Clásico (X): El cine de Alexander Mackendrick” nos ofrece la película “El hombre vestido de blanco (1951)”, en la Sala Máxima (Antigua Facultad de Medicina). Entrada libre hasta completar aforo.

   El ciclo está organizado por el Área de Cine y Audiovisual (Cine Club Universitario / Aula de Cine) de La Madraza.Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada y cada una de las películas que lo componen se proyectan en versión original en inglés con subtítulos en español.

¿Quién es El hombre vestido de blanco?

   El hombre vestido de blanco, Sidney Stratton, interpretado por Alec Guinnes, es un científico idealista enfrentado a las grandes corporaciones textiles que le impiden llevar a cabo su sueño: la creación de una fibra que nunca se ensucie ni se desgarre. He ahí, pues, el inocente enfrentado a la corrupción de su entorno. Sin embargo, su candidez sólo resulta equiparable a su egoísmo, al encono desmesurado con que persigue su meta, sin importarle los perjuicios que ello pueda ocasionar a su contexto humano e incluso económico. El idealismo, llevado a su extremo, es también una forma de perversión.

el_hombre_del_traje_blanco    Lejos de ser un personaje altruista que persigue el bien de la comunidad, Sidney es, en realidad, un tipo obsesionado con sus descubrimientos y, por ello, completamente incapaz de ver o preocuparse por otra cosa que no sean sus probetas y sus tubos de ensayo. La película hace explícita la idea de que Sidney es un personaje ciego (a los intereses y deseos de los demás).

“La mayoría de la gente cree que [Sidney] es un joven completamente idealista y simpático. No lo es en absoluto. Si le observas bien, verás que es tan egoísta y egocéntrico como los demás. Lo que pasa es que los empresarios le intentan sobornar con las cosas equivocadas. Se le podría comprar fácilmente -como se sugiere en una de las primeras escenas- concediéndole una buena beca de investigación; de esta forma, se olvidaría gustosamente de las implicaciones”.

Alexander Mackendrick

   Convenientemente disfrazada como comedia, Mackendrick nos propone, a través de la peripecia de su protagonista, una reflexión sobre los peligros inherentes a una ciencia que no parece estar dispuesta a someter sus procedimientos y resultados a ningún tipo de control o evaluación ética. Lo curioso del caso es que esa visión crítica de la ciencia se vehicula a través del personaje con el que, paradójicamente, se identifica el espectador. Pero dicha identificación nunca será completa, ya que el propio relato se encargará de llamar la atención sobre el hecho de que Sidney no es exactamente un caballero enfundado en una brillante armadura. Y es que Sidney, al igual que el relato que lo acoge, es un personaje ambivalente.

El hombre vestido de blanco: Un microcosmos humano e ideológico

   La primera secuencia de El hombre vestido de blanco propone un microcosmos humano e ideológico no sólo de lo que será el resto de la película, sino también de gran parte de la obra de Mackendrick. Un joven empresario intenta convencer a otro mayor, con cuya hija está comprometido, para que realice una gran inversión en su fábrica. Y, para ello, le enseña sus instalaciones, sus empleados, el modo en que se reparten órdenes e instrucciones, un orden jerárquico implacable. Hay un hombre, no obstante, que permanece apartado de todos: aparentemente el último eslabón de la cadena, en realidad se trata de la pieza cIave, aquel cuyos experimentos en secreto podrían revolucionar la industria textil. Sidney Stratton es peligroso porque, con su sola presencia, cuestiona la escala social imperante. El ser aparentemente más inofensivo puede poseer la clave del credo capitalista: la acumulación de beneficios. Y con ello deja al desnudo la arbitrariedad que preside las relaciones de poder, reducidas asi a una mera mascarada.

mackendrick_white_suit   Pero eso no es todo, porque la película de Mackendrick va más allá del ámbito de la empresa para alcanzar todos los estratos de la organización social. Ante la inquietud provocada por la amenaza que supone Stratton, los empresarios forman una especie de gabinete de crisis que más bien parece un consejo de mafiosos presidido por un vejestorio paralítico. Del mismo modo, los obreros se oponen a los planes de Stratton, pues un tejido de esas características supondría despidos masivos. Los tentáculos del poder económico, pues, toman sus modelos de ciertas formas de delincuencia organizada y se perpetúan a través de clanes unidos por los intereses comunes y las necesidades familiares, como demuestran los planes de boda entre el joven empresario y la hija del gran magnate. Ni siquiera la clase proletaria puede permanecer al margen de esa maquinaria. E incluso en los entresijos del sagrado vínculo de la familia todo está permitido: ante la dificultad de acceder al díscolo Stratton, el consejo decide enviar a la muchacha para que lo convenza, es decir, lo seduzca. La familia y la empresa, bases del orden social y religioso, pueden permitirse la licencia de vulnerar sus propias leyes morales siempre que el objetivo sea su supervivencia. Incluso la prostitución encubierta forma parte de ese mecanismo. Y, en cuestiones de negocios, el amor filial pasa a un segundo término en beneficio de la plusvalía. En ese contexto, el individualismo, motor del capitalismo puritano, no resulta menos inquietante, hasta el punto de que puede verse en Stratton, de triunfar sus planes, el reflejo en embrión de los empresarios que ahora lo persiguen.

   En el terrible clímax de la película de Mackendrick, el Capital (los fabricantes de hilo) y el Proletariado (los obreros de las fábricas) se ponen de acuerdo para destruir al Progreso (Stratton), a fin de mantener el status quo. Mackendrick viene a decirnos que lo más aterrador de ese “estado de las cosas” reside en la implícita aceptación de las reglas del juego por parte de quienes lo integran, los poderosos que quieren mantener su posición de privilegio y los obreros que acaban asegurando la continuidad del mismo sistema que les oprime.

Ficha Técnica

 

  • the_man_in_the_white_suitAño.- 1951.
  • Duración.- 85 minutos.
  • País.- Gran Bretaña.
  • Género.- Comedia.
  • Título Original.- The man in the white suit.
  • Director.- Alexander Mackendrick.
  • Argumento.- La pieza teatral “”The flower within the bud” de Roger MacDougall.
  • Guión.- Roger MacDougall, John Dighton y Alexander Mackendrick.
  • Fotografía.- Douglas Slocombe (B/N).
  • Montaje.- Bernard Gribble.
  • Música.- Benjamin Frankel.
  • Productor.- Michael Balcon.
  • Producción.- Ealing Studios.
  • Intérpretes.- Alec Guiness (Sidney Stratton), Joan Greenwood (Daphne Birnley), Cecil Parker (Alan Birnley), Michael Gough (Michael Corland), Ernest Thesiger (sir John Kierlaw), Vida Hope (Bertha), Howard Marion Crawford (Cranford), Edie Martin (sra. Watson), Henry Mollinson (Hoskins), Patric Doonan (Frank).  
  • Premios.- 1 candidatura a los Oscars: Guión Original.

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   Fuente: Cuaderno del Cine Club Universitario / Aula de Cine.