EL FRANCOTIRADOR (2014)

Área de Cine y Audiovisual

“(…) Creo que con cada proyecto uno aprende algo sobre sí mismo, y sobre los sentimientos que ese proyecto le genera. Si haces una película sobre la guerra, y te empiezas a preguntar cuales son tus sentimientos hacia la guerra, luego te cuestionarás tus posiciones políticas con respecto a tu país. Todo eso te genera un gran conflicto emocional, porque inevitablemente vas a ponerte en el lugar de los personajes y te vas a preguntar cómo resolverías tú esas cosas si tuvieras que enfrentarte a ellas. (…)”

 “(…) Las guerras son tiempos muy dramáticos en los que todo lo que ocurre encuentra a los protagonistas entre la vida y la muerte, son épocas muy difíciles y como la base de un buen drama pasa por el conflicto, las guerras suelen funcionar muy bien en el cine.” (…)

“(…) La pregunta que se hacía la gente era por qué insistíamos en seguir haciendo lo mismo y cuándo se iba a terminar todo esto. Es como si la Segunda Guerra Mundial fuera la que iba a terminar con todas las demás, pero luego descubrimos que no era así y que era una historia de nunca acabar. Todo eso te lleva a hacerte preguntas sobre la Humanidad y sobre su capacidad para mantener la paz. Daría la sensación de que la Historia no está del lado de la paz, lo cual a veces es una manera un poco deprimente de ver las cosas, pero esa es la realidad. Lo cierto es que las guerras llegan y se van, y lo único positivo que tienen es que marcan un momento muy creativo en la Historia de la Humanidad. Por lo general durante la guerra la Humanidad suele hacer un montón de avances, no solo en el plano tecnológico sino en muchos más, debido a la prisa y a la necesidad. Es una vergüenza que las cosas se den así, pero es una gran verdad. (…) Lo cierto es que cuando Estados Unidos invadió Irak yo no estuve a favor de esa decisión por la misma razón por la que no estuve a favor de la Guerra de Corea, y todas las que vinieron después. Es que si creces durante la Segunda Guerra Mundial, y has visto todo el sufrimiento que eso generó en tantas naciones del mundo, lo que siempre te preguntas es por qué tenemos que seguir peleando y haciendo la guerra sin solución de continuidad.” (…)

 “(…) Pienso que Chris Pyle era un héroe, simplemente por el hecho de que se dedicaba a hacer tareas de vigilancia, que cubría a los marines, a los SEALs, al ejercito, a la infantería, al que lo necesitara. Enviaban a estos francotiradores para cubrir todos los ángulos. (…) Él creía que estaba haciendo lo correcto, pero cuando trabajas en algo semejante, lógicamente llega un momento en que comienzan a aparecer las dudas y te empiezas a preguntar si efectivamente estás haciendo lo que debes. (…) También el francotirador iraquí que aparece en la película es un héroe para su gente, sin ninguna duda. Es un héroe para los que siguen su filosofía y para los que están de ese lado de la confrontación. Creo que un héroe es alguien que va más allá de sus posibilidades para ayudar a los demás, aunque estos sean sus compañeros en el combate, de la misma manera en que lo es alguien que se mete en un edificio en llamas para rescatar a los que han quedado atrapados allí dentro. Hoy en día, todo aquel que se apunta para participar como voluntario en la guerra es un héroe, aunque haya mucha gente que no lo vea de esta manera. En otros tiempos, si alguien recibía una medalla al valor era algo muy importante. Si te jugabas la vida para salvar a tus compañeros de una bomba que estaba a punto de estallar y sobrevivías, luego te iban a tratar como a un héroe. (…)”

Gabriel Lerman, “Entrevista con Clint Eastwood”, Dirigido por, febrero 2015.

Presentación

El martes, 24 de abril de 2018, a las 21:00 horas, en la Sala Máxima del Espacio V Centenario, el Cineclub Universitario / Aula de Cine proyecta El francotirador (2014), película enmarcada en el ciclo Maestros del Cine Contemporáneo (VI): CLINT EASTWOOD (y 4ª parte), en versión original con subtítulos en español. Entrada libre hasta completar aforo.

Tema controvertido y Discurso ambiguo

El francotirador es uno más de esos films de Eastwood con tema controvertido y teórico discurso ambiguo según la óptica ideológica de cada uno. Es posible que la derecha estadounidense, incluida la más recalcitrante que aplaude los despropósitos de Donald Trump, se moleste porque Eastwood no haga exaltaciones de Chris Kyle (1974-2013), el francotirador, del mismo modo que se molestará la izquierda por el hecho de que en estas películas no se critiquen ni cuestionen abiertamente las posturas de estos personajes.

Al inicio de El francotirador, Chris Kyle se dispone a disparar desde un tejado contra el niño iraquí que, en la calle, lleva una granada. Duda por un momento, y la duda genera la suspensión del tiempo. En el siguiente plano, en una muestra de excelente continuidad narrativa a través de distintas épocas en la vida del protagonista, vemos a Kyle de niño, después de joven en el rodeo, asistimos a las relaciones con su padre, recto y conservador, y con su hermano, siempre a su sombra. Una escena breve, la paliza que le da al amante de su compañera cuando los encuentra juntos en la cama, sirve para atisbar la violencia que anida en él desde que su padre le dijo que debía protegerse y proteger siempre a su hermano, y que el uso de la violencia les debía estar permitido. Conoce a la que será su esposa, Taya, ve los atentados terroristas por televisión, se alista en el ejército y sufre el duro adiestramiento; a Kyle lo tratan como recluta del mismo modo que el Eastwood de la ficción trataba a sus soldados en El sargento de hierro (1986). Sigue la boda, la llamada a filas, el primer despliegue en Faluya. Han pasado treinta minutos de metraje y, en este punto, Eastwood vuelve al presente del relato, con Kyle apuntando al niño contra quien finalmente disparará. La economía narrativa de este primer bloque es de extremada precisión. No es necesariamente un flashback. No debemos suponer que en ese breve instante en el que Kyle se plantea disparar o no contra el niño, toda su existencia ha pasado por su cabeza, aunque la equiparación no resultaría tan extraordinaria. Al fin y al cabo, si se dice que toda la vida desfila ante tus ojos en el momento previo a la muerte, ¿por qué no recordarlo todo cuando en vez de morir te dispones a matar?

La economía del tiempo narrativo continúa siendo igual de precisa cuando Eastwood deja definitivamente de lado el pasado para centrarse en un presente que avanza de forma lacónica. El rostro de Kyle contemplando las imágenes televisivas del 11-S representa el enésimo fin de la inocencia norteamericana (tras Kennedy, Marthin Luther King…) y ya no hay vuelta atrás. Después del episodio con el niño, se suceden disparos y víctimas, escaramuzas y tiroteos. Vaciado del relato: El francotirador hace lo único que sabe hacer, sin el ornamento dramático de Enemigo a las puertas (Enemy at the Gates, 2001), el film de Jean-Jacques Annaud sobre el sitio de Stalingrado, aunque también hay en el de Eastwood un enfrentamiento obsesivo con el francotirador rival. Después volver, pero cómo y adónde. La guerra aísla, por lo que las fases en la retaguardia, en casa, junto a la familia, mantienen siempre el eco sordo del conflicto y no hay posibilidad de rehabilitación, algo que Eastwood expresa mucho mejor aquí que en todas las películas sobre las repercusiones de la guerra de Vietnam que Hollywood ha producido.

Dificultad de interiorizar la violencia

La película habla de la dificultad de interiorizar la violencia y continuar llevando una vida corriente lejos del frente bélico, Iraq en este caso, y eso lo muestra Eastwood. La guerra, la imposibilidad de abstraerse de ella cuando Kyle pasa seis semanas en casa, distancia a la pareja. En nada difiere El francotirador de las estructuras tradicionales del género, pero el tema plantea preguntas mucho más dificiles de responder.

Cierre

Donde El francotirador realmente refleja las consecuencias de la agresiva política revanchista post 11-S de la sociedad estadounidense es en la (enfermiza) obsesión de su protagonista por vengar a sus camaradas, cazando de una vez por todas, y sin importarle las consecuencias de sus acciones, a su doppelganger iraquí. No es casual, desde luego, que sea al abatirlo cuando, por fin, el personaje de Cooper decida volver a la existencia civil: De alguna manera, ha eliminado su lado oscuro, ha purgado sus pecados y ha descubierto, como tantos otros norteamericanos, el absurdo de la intervención en un conflicto interesado, teledirigido, en defensa de la libertad.

Fuente: Cuaderno del Cineclub Universitario / Aula de Cine.

Te animo a compartir este post para que llegue al mayor número de personas posibles. ¡Muchas Gracias!